Preguntado por los parlamentarios sobre las armas de destrucción masiva del régimen, Blair afirmó que no es extraño que no se hayan encontrado todavía, ya que ha existido en ese país “una campaña sistemática de ocultación durante seis meses”. Pero agregó: “no tenemos ninguna duda de que existen”.
Las armas tienen que existir ya que de no ser así podría custionarse en mayor grado la decisión de Estados Unidos de invadir Irak. En el mismo tono que Blair, el embajador de los Estados Unidos en Buenos Aires, James Walsh, se mostró “totalmente convencido” de que en los próximos días se van a “encontrar armas de destrucción masiva”.
“En los días venideros vamos a ver particularmente en Irak que quizás la opinión pública va a cambiar cuando se dé cuenta de lo que estaba ahí escondido”, aseveró el funcionario.
Ahora, ¿puede formar parte de una estrategia iraquí no utilizar ese tipo de armas, incluso hasta estar casi derrotados? Esa inutilización siembra la duda sobre la existencia real de las armas de gran alcance.
Un poco más moderado, el coronel Gustavo Juárez Matorras, miembro de la Comisión de la ONU para la Verificación, Monitoreo e Inspección de armas de destrucción masiva, aseguró que no vieron “armas de destrucción masiva en Irak”. Aunque agregó: “tampoco puedo jurar que no las hay, porque el rompecabezas que habíamos empezado a armar quedó inconcluso”.
Además, el coronel explicó que supervisó la destrucción de 70 misiles Al Samud, que tenían un alcance de 180 kilómetros, y dijo que “los iraquíes nos ayudaron porque, entre otros motivos, creían que era la última posibilidad de evitar la guerra”.
Es muy probable que las armas de destrucción masiva aparezcan inminentemente, sobretodo si Estados Unidos quiere evitar un nuevo cuestionamiento a su incursión bélica. Menos probable es que se sapa a las claras el origen que tendrán esas armas.
Preguntado por los parlamentarios sobre las armas de destrucción masiva del régimen, Blair afirmó que no es extraño que no se hayan encontrado todavía, ya que ha existido en ese país “una campaña sistemática de ocultación durante seis meses”. Pero agregó: “no tenemos ninguna duda de que existen”.
Las armas tienen que existir ya que de no ser así podría custionarse en mayor grado la decisión de Estados Unidos de invadir Irak. En el mismo tono que Blair, el embajador de los Estados Unidos en Buenos Aires, James Walsh, se mostró “totalmente convencido” de que en los próximos días se van a “encontrar armas de destrucción masiva”.
“En los días venideros vamos a ver particularmente en Irak que quizás la opinión pública va a cambiar cuando se dé cuenta de lo que estaba ahí escondido”, aseveró el funcionario.
Ahora, ¿puede formar parte de una estrategia iraquí no utilizar ese tipo de armas, incluso hasta estar casi derrotados? Esa inutilización siembra la duda sobre la existencia real de las armas de gran alcance.
Un poco más moderado, el coronel Gustavo Juárez Matorras, miembro de la Comisión de la ONU para la Verificación, Monitoreo e Inspección de armas de destrucción masiva, aseguró que no vieron “armas de destrucción masiva en Irak”. Aunque agregó: “tampoco puedo jurar que no las hay, porque el rompecabezas que habíamos empezado a armar quedó inconcluso”.
Además, el coronel explicó que supervisó la destrucción de 70 misiles Al Samud, que tenían un alcance de 180 kilómetros, y dijo que “los iraquíes nos ayudaron porque, entre otros motivos, creían que era la última posibilidad de evitar la guerra”.
Es muy probable que las armas de destrucción masiva aparezcan inminentemente, sobretodo si Estados Unidos quiere evitar un nuevo cuestionamiento a su incursión bélica. Menos probable es que se sapa a las claras el origen que tendrán esas armas.