La letra chica del acuerdo automotor

Hubo novedades en Montevideo sobre el acuerdo de política automotriz. Uruguay consiguió alguno de sus objetivos. Botafogo Gonçalvez dice que hay que convenir sobre “la letra chica”.

4 mayo, 2000

Mientras el negociador brasileño Botafogo anunciaba, a instancias de la argentina Debora Giorgi, que el 1º de julio el Mercosur tendrá una política automotriz, los periodistas destacados en Montevideo anunciaban que faltaba negociar aún la “letra chica”.

El tema es preguntarnos si para los intereses argentinos, se está hablando de “letra chica” o “letra grande”. Porque la perspectiva de que queden fuera del acuerdo sectores como maquinarias viales y agrícolas, carrocerías de ómnibus y camiones preocupa a una porción substancial de la industria nacional, particularmente a la de autopartes y metalmecánica.

Y a quienes creen que la unión de voluntades y esfuerzos, con letra bien legible y confiable, es fundamental para el futuro de la región, les importa mucho tener la seguridad de que los compromisos firmados no pueden ser cancelados por imperio de una de las partes.

Paraguay y Uruguay consiguieron algunas concesiones de sus socios mayores:

Mientras la Argentina y Brasil tendrán un arancel externo común de 35% para la importación de autos fabricados fuera de la región, Uruguay y Paraguay lo tendrán de 23%.

Para la importación de autopartes: la Argentina y Brasil se moverán dentro de tres bandas arancelarias, de 14, 16 y 18%. Nuestro país partirá en julio desde un nivel de 7% promedio, el vecino, de 9%, Uruguay gozará durante todo el período de un arancel de 2%. Paraguay, no tiene industria y, por ende, tampoco arancel establecido.

Los autos fabricados en el Mercosur tendrán un 60% de partes de origen regional y 40% externo. En la Argentina, la mitad de ese 60% será local.

Mientras el negociador brasileño Botafogo anunciaba, a instancias de la argentina Debora Giorgi, que el 1º de julio el Mercosur tendrá una política automotriz, los periodistas destacados en Montevideo anunciaban que faltaba negociar aún la “letra chica”.

El tema es preguntarnos si para los intereses argentinos, se está hablando de “letra chica” o “letra grande”. Porque la perspectiva de que queden fuera del acuerdo sectores como maquinarias viales y agrícolas, carrocerías de ómnibus y camiones preocupa a una porción substancial de la industria nacional, particularmente a la de autopartes y metalmecánica.

Y a quienes creen que la unión de voluntades y esfuerzos, con letra bien legible y confiable, es fundamental para el futuro de la región, les importa mucho tener la seguridad de que los compromisos firmados no pueden ser cancelados por imperio de una de las partes.

Paraguay y Uruguay consiguieron algunas concesiones de sus socios mayores:

Mientras la Argentina y Brasil tendrán un arancel externo común de 35% para la importación de autos fabricados fuera de la región, Uruguay y Paraguay lo tendrán de 23%.

Para la importación de autopartes: la Argentina y Brasil se moverán dentro de tres bandas arancelarias, de 14, 16 y 18%. Nuestro país partirá en julio desde un nivel de 7% promedio, el vecino, de 9%, Uruguay gozará durante todo el período de un arancel de 2%. Paraguay, no tiene industria y, por ende, tampoco arancel establecido.

Los autos fabricados en el Mercosur tendrán un 60% de partes de origen regional y 40% externo. En la Argentina, la mitad de ese 60% será local.

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