La Argentina debe ser predecible

Si queremos entrar en el "juego" debemos tener reglas, y respetarlas. El caso de las denuncias, que hizo al DGI a los contribuyentes que se presentaron en la moratoria, es una muestra de que en el país, el sistema cambia las normas con demasiada facilidad

4 noviembre, 2000

El viernes por la mañana, los argentinos pudimos leer en los medios de comunicación, que la Administración Federal de Ingresos Públicos denunció penalmente, por evasión, a grandes contribuyentes que se presentaron a la última moratoria y que, en la actualidad, se encuentran pagando normalmente las cuotas correspondientes.

El origen de esta situación se encuentra en el Código Penal que obliga a cualquier funcionario público a denunciar la comisión de un delito cuando éste llega a su conocimiento.

Pero, más allá de cualquier consideración técnica o jurídica, lo que llama la atención es la falta de reglas de juego claras, impuestas de antemano con claridad y convicción, de manera que resulten inmodificables, a excepción de que una coyuntura muy especial obligue a realizar cambios.

Otra situación digna de mencionar, ocurrida en las últimas horas, es el efecto que produjeron en los mercados las declaraciones del ex presidente Alfonsín en relación a la posibilidad de suspender el pago de la deuda pública por dos años.

De acuerdo a los operadores, la situación financiera estaba reacomodándose y, al conocerse las declaraciones del dirigente de la UCR, volvieron a sufrir una caída que, afortunadamente, fue leve.

La Argentina suele desconcertar, tanto a sus habitantes como a los inversores que se interesan en ella; es así como, durante 1999, emigraron del país unos US$ 10.000 millones.

Si los capitales nacionales no tienen la confianza suficiente como para confiar sus intereses a los destinos del país, ¿qué podemos esperar de los inversores extranjeros?.

Durante la semana que acaba de concluir, la Consultora Standard & Poor´s modificó sus expectativas para la Argentina, a pesar de que, hace unos días, había confirmado la calificación anterior.

Más allá de la decisión que haya adoptado la calificadora, que por otra parte, ha tenido escasa repercusión en los mercados, la Argentina debe ser estable, y mostrarse como tal, si quiere demandar estabilidad del exterior.

Si no tenemos parámetros claros para evaluarnos entre nosotros, ¿cómo podemos exigírselos a quienes nos observan desde afuera con la intención y la necesidad de cuidar sus bolsillos y los de sus clientes?.

Cuando el presidente de la Rúa viajó a España, la Argentina recibió un elogio del rey Juan Carlos de Borbón quien aseguró que su país “seguirá apostando por la Argentina” porque la ve como “un socio fiable y predecible”.

¿Qué pensaría el rey español, si conociera el comportamiento que tomó la DGI, con algunos contribuyentes, después de haber convocado a una moratoria?.

Es difícil imaginar a la Argentina como un país que pueda ser considerado como “predecible” en el contexto de este tipo de situaciones no previstas que generan cuadros previsiblemente conflictivos.

Así como la inestabilidad política que vivió el país en los últimos días (con renuncias, versiones de renuncias, voces que anunciaban cambios y otras que los desmentían) provocó serios trastornos para el país y perjudicó notablemente a los mercados, la inseguridad jurídica y la falta de conducta sistemática, también producen efectos seriamente nocivos.

Los argentinos debemos, en todos los niveles, a mantener una línea de conducta y a respetar y honrar un sistema que no es sólo una modalidad política (la democracia) sino una sucesión de complejas reglas de juego.

El viernes por la mañana, los argentinos pudimos leer en los medios de comunicación, que la Administración Federal de Ingresos Públicos denunció penalmente, por evasión, a grandes contribuyentes que se presentaron a la última moratoria y que, en la actualidad, se encuentran pagando normalmente las cuotas correspondientes.

El origen de esta situación se encuentra en el Código Penal que obliga a cualquier funcionario público a denunciar la comisión de un delito cuando éste llega a su conocimiento.

Pero, más allá de cualquier consideración técnica o jurídica, lo que llama la atención es la falta de reglas de juego claras, impuestas de antemano con claridad y convicción, de manera que resulten inmodificables, a excepción de que una coyuntura muy especial obligue a realizar cambios.

Otra situación digna de mencionar, ocurrida en las últimas horas, es el efecto que produjeron en los mercados las declaraciones del ex presidente Alfonsín en relación a la posibilidad de suspender el pago de la deuda pública por dos años.

De acuerdo a los operadores, la situación financiera estaba reacomodándose y, al conocerse las declaraciones del dirigente de la UCR, volvieron a sufrir una caída que, afortunadamente, fue leve.

La Argentina suele desconcertar, tanto a sus habitantes como a los inversores que se interesan en ella; es así como, durante 1999, emigraron del país unos US$ 10.000 millones.

Si los capitales nacionales no tienen la confianza suficiente como para confiar sus intereses a los destinos del país, ¿qué podemos esperar de los inversores extranjeros?.

Durante la semana que acaba de concluir, la Consultora Standard & Poor´s modificó sus expectativas para la Argentina, a pesar de que, hace unos días, había confirmado la calificación anterior.

Más allá de la decisión que haya adoptado la calificadora, que por otra parte, ha tenido escasa repercusión en los mercados, la Argentina debe ser estable, y mostrarse como tal, si quiere demandar estabilidad del exterior.

Si no tenemos parámetros claros para evaluarnos entre nosotros, ¿cómo podemos exigírselos a quienes nos observan desde afuera con la intención y la necesidad de cuidar sus bolsillos y los de sus clientes?.

Cuando el presidente de la Rúa viajó a España, la Argentina recibió un elogio del rey Juan Carlos de Borbón quien aseguró que su país “seguirá apostando por la Argentina” porque la ve como “un socio fiable y predecible”.

¿Qué pensaría el rey español, si conociera el comportamiento que tomó la DGI, con algunos contribuyentes, después de haber convocado a una moratoria?.

Es difícil imaginar a la Argentina como un país que pueda ser considerado como “predecible” en el contexto de este tipo de situaciones no previstas que generan cuadros previsiblemente conflictivos.

Así como la inestabilidad política que vivió el país en los últimos días (con renuncias, versiones de renuncias, voces que anunciaban cambios y otras que los desmentían) provocó serios trastornos para el país y perjudicó notablemente a los mercados, la inseguridad jurídica y la falta de conducta sistemática, también producen efectos seriamente nocivos.

Los argentinos debemos, en todos los niveles, a mantener una línea de conducta y a respetar y honrar un sistema que no es sólo una modalidad política (la democracia) sino una sucesión de complejas reglas de juego.

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