La alianza con Francia impulsa a Brasil como potencia mundial

Días antes de encontrarse con nuestra presidenta, el primer mandatario de Brasil, Lula Da Silva, se encontró con su par francés, Zarkozy. La alianza estratégica que firmarán en diciembre reforzará la supremacía militar brasilera en la región.

13 febrero, 2008

“El mundo precisa que Brasil asuma su lugar en todas las organizaciones

internacionales. Es inimaginable que asuntos mundiales estén siendo
discutidos sin representantes de África y de América del Sur, como
si estos
dos continentes no existiesen”, señaló el presidente francés,
Nicolás
Zarkozy, en su discurso en la frontera que la Guayana Francesa comparte con
Brasil, donde se reunió el último martes 12 de febrero con el presidente

brasilero, Luiz Inácio Lula Da Silva.

Esta fraseología tenía su contraparte concreta: el presidente francés

manifestó su apoyo a una mayor participación de Brasil en asuntos
mundiales,
en instancias codiciadas por el “gigante del Sur”, como el Consejo
de
Seguridad de la ONU y el G-8 (grupo de naciones más industrializadas).
Aún
más. Lula expresó que ambos gobiernos concuerdan en democratizar
los
organismos internacionales multilaterales, como la ONU y el Fondo Monetario
Internacional.

Más allá de los acuerdos poco relevantes para el contexto a los
que llegaron
en la reunión, como el mejoramiento de la infraestructura y relaciones
en la
frontera amazónica; el acuerdo estratégico, que piensan hacer constar
en
actas en diciembre próximo, cuando Zarkozy visite Brasilia, da fuerza a
las
intenciones de Brasil de convertirse de líder regional a compartir el podio

de potencia mundial.

Brasil, una potencia militar

La alianza estratégica acordada aumentará la posición
del gigante
sudamericano ya no sólo como potencia económica; además,
le permitirá
sobresalir en el área militar. Francia transferirá tecnología
militar a
Brasil y cooperarán en desarrollo espacial.

Este acuerdo se concibe en el marco de un desarrollo de la industria bélica

brasilera, que apunta a convertir al país en un abastecedor de armamento
en
toda la región latinoamericana, un mercado que estima en US$ 12.000
millones.

La iniciativa prevé la eliminación de la retención de 150%
a las
exportaciones de material armamentístico, impuesta en 2003 por el mismo

presidente Lula. La solicitud habría provenido del propio ministro de

Defensa, Nelson Jobim, y de Justicia, Tarson Genro, al colega de Desarrollo

e Industria, Miguel Jorge, a través de la disposición interna
“Aviso 35/MD”,
del 21 de diciembre último, según informó Folha de Sao
Paulo. Los ministros
coinciden en que la fabricación de armamentos es clave para crear la
base
industrial del país. Claro que no le será fácil desplazar
nada más ni nada
menos que a Estados Unidos, principal proveedor de este mercado regional.

Ahora, Francia vendería un submarino Scorpene por US$ 600 millones. Pero,

además, daría el conocimiento tecnológico para fabricar
estas naves en
Brasil. Lo mismo ocurriría con helicópteros y los aviones de combate
Rafale.
Un gran contrato para astilleros y compañías de fabricación
y defensa
militar francesas. La administración brasilera no descarta la propulsión

nuclear para los submarinos.

La alianza, que contempla otros rubros como educación, comercio,
medioambiente, no es ajena al interés que ambos países tienen
por los
hidrocarburos africanos, según señalaron analistas parisinos.

Lula, de gira

Lula pisará la Antártida la semana próxima. Visitará
la base brasilera
Comandante Feraz y el navío antártico Ari Rongel, donde se encontrará
con
militares y cientistas brasileros.

Días más tarde, el 21 por la noche, el primer mandatario de Brasil
llegará a
la Argentina. Será una visita de Estado que durará dos días,
que contemplará
dos reuniones de trabajo con la presidenta Cristina Fernández y ministros
de
ambos gobiernos. Hasta se prevé que se reúna con el Jefe de Gobierno

porteño, opositor al gobierno nacional, Mauricio Macri.

Al sentarse a la mesa, los representantes argentinos sentirán el peso
de la
acrecida potencia regional. Brasil es un peso pesado y lo demuestran sus
iniciativas, tanto militares, políticas como económicas.

Brasil ha logrado aplacar las apetencias bolivarianas del presidente
venezolano, Hugo Chávez. El Congreso de aquel país no ha aprobado
todavía la
incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur. A la vez
que la
estatal brasileña se ha retirado de la Faja del Orinoco, el enorme
reservorio (en proceso de certificación) existente en la zona central
del
país caribeño, cuando el proceso bolivariano precisa de siderales
sumas de
inversión para procesar un petróleo difícil de extraer
y procesar. Es que el
notable desempeño de Petrobrás también le ha permitido
a Brasil asegurarse
el autoabastecimiento energético en los próximos años.

En Argentina, entre otros temas, se discutirá el proceso de integración

entre ambos países, llamados a constituir un eje fuerte regional que
permita
el desarrollo conjunto del subcontinente.

Uno de los temas a tratar, además de la relación comercial bilateral,

ampliamente favorable a Brasil (56 meses consecutivos de déficit para

Argentina), es la idea de eliminar la utilización del dólar en
el comercio
entre ambos.

Otros puntos, además, será el desarrollo conjunto de un vehículo
militar
liviano y la cooperación aeronáutica entre Embrear (constructor
brasileño) y
la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba; y el proyecto de la
hidroeléctrica
binacional de Garabí en el río Uruguay.

“El mundo precisa que Brasil asuma su lugar en todas las organizaciones

internacionales. Es inimaginable que asuntos mundiales estén siendo
discutidos sin representantes de África y de América del Sur, como
si estos
dos continentes no existiesen”, señaló el presidente francés,
Nicolás
Zarkozy, en su discurso en la frontera que la Guayana Francesa comparte con
Brasil, donde se reunió el último martes 12 de febrero con el presidente

brasilero, Luiz Inácio Lula Da Silva.

Esta fraseología tenía su contraparte concreta: el presidente francés

manifestó su apoyo a una mayor participación de Brasil en asuntos
mundiales,
en instancias codiciadas por el “gigante del Sur”, como el Consejo
de
Seguridad de la ONU y el G-8 (grupo de naciones más industrializadas).
Aún
más. Lula expresó que ambos gobiernos concuerdan en democratizar
los
organismos internacionales multilaterales, como la ONU y el Fondo Monetario
Internacional.

Más allá de los acuerdos poco relevantes para el contexto a los
que llegaron
en la reunión, como el mejoramiento de la infraestructura y relaciones
en la
frontera amazónica; el acuerdo estratégico, que piensan hacer constar
en
actas en diciembre próximo, cuando Zarkozy visite Brasilia, da fuerza a
las
intenciones de Brasil de convertirse de líder regional a compartir el podio

de potencia mundial.

Brasil, una potencia militar

La alianza estratégica acordada aumentará la posición
del gigante
sudamericano ya no sólo como potencia económica; además,
le permitirá
sobresalir en el área militar. Francia transferirá tecnología
militar a
Brasil y cooperarán en desarrollo espacial.

Este acuerdo se concibe en el marco de un desarrollo de la industria bélica

brasilera, que apunta a convertir al país en un abastecedor de armamento
en
toda la región latinoamericana, un mercado que estima en US$ 12.000
millones.

La iniciativa prevé la eliminación de la retención de 150%
a las
exportaciones de material armamentístico, impuesta en 2003 por el mismo

presidente Lula. La solicitud habría provenido del propio ministro de

Defensa, Nelson Jobim, y de Justicia, Tarson Genro, al colega de Desarrollo

e Industria, Miguel Jorge, a través de la disposición interna
“Aviso 35/MD”,
del 21 de diciembre último, según informó Folha de Sao
Paulo. Los ministros
coinciden en que la fabricación de armamentos es clave para crear la
base
industrial del país. Claro que no le será fácil desplazar
nada más ni nada
menos que a Estados Unidos, principal proveedor de este mercado regional.

Ahora, Francia vendería un submarino Scorpene por US$ 600 millones. Pero,

además, daría el conocimiento tecnológico para fabricar
estas naves en
Brasil. Lo mismo ocurriría con helicópteros y los aviones de combate
Rafale.
Un gran contrato para astilleros y compañías de fabricación
y defensa
militar francesas. La administración brasilera no descarta la propulsión

nuclear para los submarinos.

La alianza, que contempla otros rubros como educación, comercio,
medioambiente, no es ajena al interés que ambos países tienen
por los
hidrocarburos africanos, según señalaron analistas parisinos.

Lula, de gira

Lula pisará la Antártida la semana próxima. Visitará
la base brasilera
Comandante Feraz y el navío antártico Ari Rongel, donde se encontrará
con
militares y cientistas brasileros.

Días más tarde, el 21 por la noche, el primer mandatario de Brasil
llegará a
la Argentina. Será una visita de Estado que durará dos días,
que contemplará
dos reuniones de trabajo con la presidenta Cristina Fernández y ministros
de
ambos gobiernos. Hasta se prevé que se reúna con el Jefe de Gobierno

porteño, opositor al gobierno nacional, Mauricio Macri.

Al sentarse a la mesa, los representantes argentinos sentirán el peso
de la
acrecida potencia regional. Brasil es un peso pesado y lo demuestran sus
iniciativas, tanto militares, políticas como económicas.

Brasil ha logrado aplacar las apetencias bolivarianas del presidente
venezolano, Hugo Chávez. El Congreso de aquel país no ha aprobado
todavía la
incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur. A la vez
que la
estatal brasileña se ha retirado de la Faja del Orinoco, el enorme
reservorio (en proceso de certificación) existente en la zona central
del
país caribeño, cuando el proceso bolivariano precisa de siderales
sumas de
inversión para procesar un petróleo difícil de extraer
y procesar. Es que el
notable desempeño de Petrobrás también le ha permitido
a Brasil asegurarse
el autoabastecimiento energético en los próximos años.

En Argentina, entre otros temas, se discutirá el proceso de integración

entre ambos países, llamados a constituir un eje fuerte regional que
permita
el desarrollo conjunto del subcontinente.

Uno de los temas a tratar, además de la relación comercial bilateral,

ampliamente favorable a Brasil (56 meses consecutivos de déficit para

Argentina), es la idea de eliminar la utilización del dólar en
el comercio
entre ambos.

Otros puntos, además, será el desarrollo conjunto de un vehículo
militar
liviano y la cooperación aeronáutica entre Embrear (constructor
brasileño) y
la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba; y el proyecto de la
hidroeléctrica
binacional de Garabí en el río Uruguay.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades