Krugman: la burbuja inmobiliaria empìeza a agrietarse

Alan Greenspan cree que el fenómeno irá desinflándose paulatinamente. Pero el economista neokeinesiano teme que durante el segundo trimestre de 2006. En este punto, coinciden y por lo menos dos directores de la Reserva Federal.

29 agosto, 2005

Mientras los departamentos chicos en Miami llegan a US$ 250.000, Krugam advertìa –en una reunión dedicada a derivados, en sí instrumentos especulativos muy riesgosos- que no descarta “una explosión de esta burbuja en abrilo mayo próximos”. En su despedida, el presidente del Sistema Federal de Reserva estimaba que esa crisis demorará unos tres años.

No obstante, el eterno candidato al Nobel admitió que podría equivocarse. Pero, en todo caso, la crisis sobrevendría “mucho antes de lo que imagina Greenspan, que ya opina desde el limbo”. A su criterio, los precios de bienes raíces en Estados Unidos “están siendo inflados por sostenidos e inexplicables ingresos de capitales provenientes de economía en desarrollo. Por ejemplo, China. Ese país acumula bonos de Tesorería –o sea deuda federal-, en tanto los norteamericanos compran viviendas carísimas para especular, no para habitarlas, con fondos prestados por los chinos”.

En el lado positivo para Washington, “un desinfle de la burbuja inmobiliaria será parte de un ajuste económico general. Se debilitará el dólar, el euro volverá a superar US$ 1,45. EE.UU. exportará más, lo cual comenzará a disminuir los déficit comercial y en cuenta corriente, aunque no el fiscal”. Esas presunciones de Krugman se parecen a las de Benjamin Bernanke, asesor económico jefe de George W.Bush y posible sucesor de Greenspan en la RF. Como se sabe, el futuro jubilado insiste en que esos rojos son positivos.

Mientras los departamentos chicos en Miami llegan a US$ 250.000, Krugam advertìa –en una reunión dedicada a derivados, en sí instrumentos especulativos muy riesgosos- que no descarta “una explosión de esta burbuja en abrilo mayo próximos”. En su despedida, el presidente del Sistema Federal de Reserva estimaba que esa crisis demorará unos tres años.

No obstante, el eterno candidato al Nobel admitió que podría equivocarse. Pero, en todo caso, la crisis sobrevendría “mucho antes de lo que imagina Greenspan, que ya opina desde el limbo”. A su criterio, los precios de bienes raíces en Estados Unidos “están siendo inflados por sostenidos e inexplicables ingresos de capitales provenientes de economía en desarrollo. Por ejemplo, China. Ese país acumula bonos de Tesorería –o sea deuda federal-, en tanto los norteamericanos compran viviendas carísimas para especular, no para habitarlas, con fondos prestados por los chinos”.

En el lado positivo para Washington, “un desinfle de la burbuja inmobiliaria será parte de un ajuste económico general. Se debilitará el dólar, el euro volverá a superar US$ 1,45. EE.UU. exportará más, lo cual comenzará a disminuir los déficit comercial y en cuenta corriente, aunque no el fiscal”. Esas presunciones de Krugman se parecen a las de Benjamin Bernanke, asesor económico jefe de George W.Bush y posible sucesor de Greenspan en la RF. Como se sabe, el futuro jubilado insiste en que esos rojos son positivos.

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