“Kirchner merece ser escuchado en Estados Unidos”

“La visita a Washington de Néstor Kirchner debe limar asperezas. Las deterioradas relaciones mutuas perjudican a ambos países y frenan la cooperación interamericana en general. El presidente argentino merece buena voluntad”.

24 julio, 2003

Así empieza un artículo en el “Financial Times”, firmado por Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano. A su criterio, el ex gobernador santacruceño “preside hoy un país muy castigado, pero con esperanzas. Su economía, en otro tiempo la más fuerte de Latinoamérica, se ha achicado más de 25% en el quinquenio 1998-2002. Pero, este año, muestra signos de recuperación alentadores, mejoró el clima político y Kirchner goza de amplio apoyo público”.

Resulta sugestivo que esta visión, distinta -aunque no opuesta- a la de medios y espacios vinculados al sector financiero, aparezca en el influyente periódico económico. “Los nexos entre EE.UU. y Argentina se han agriado desde los días de las relaciones carnales cultivadas por Carlos Ménem, en gran medida por la aparente indiferencia norteamericana ante la crisis económica, política y social”.

Hakim, casi un ortodoxo, coincide con algunos economistas sistémicos argentinos, como Aldo Ferrer, Marcelo Lascano o Héctor Valle, en un punto clave: el actual gobierno todavía “carece de un plan económico integral”. Sea como fuere, empero, “EE.UU. y Argentina tienen que avenirse. Sin respaldo en Washington, no habrá acuerdo de largo plazo con el Fondo Monetario Internacional y quedará comprometido el repunte económico”. Por cierto, “éste ha sido posible por el cese unilateral de pagos sobre una parte importante de la deuda pública, cuyo total oscila alrededor de US$ 150.000 millones”. Precisamente, “si el cese afectase a créditos del FMI, que vencen en septiembre, Argentina sería un paria financiero”.

Sin duda, Washington “tiene en juego intereses críticos. Los problemas argentinos influyen en Latinoamérica, agravan el estancamiento regional e impiden desactivar tensiones sociales”. Justamente, los comentarios de Hakim coinciden con alarmantes señales de recesión en Méjico, la segunda economía del subcontinente. “En muchos lugares, crece la resistencia a reformas pro mercado y alianzas comerciales impulsadas por EE.UU. En este plano, la supuesta indiferencia hacia Argentina realimenta el antinorteamericanismo latinoamericano”.

En ese contexto, “la invitación de la Casa Blanca es un paso constructivo. George W.Bush y sus asesores debieran reconocerle a Kirchner el mérito de haber afrontado problemas tan intratables como la corrupción, la evasión tributaria, un sistema judicial en ruinas, la torpe investigaciones de atentados contra la AMIA en 1994 y la embajada israelí en 1992”. Como podía leerse en otra edición del FT, ambos son comparables con los ataques terroristas contra Manhattan y el Pentágono en 2001. “Esas iniciativas no hacen a las severas prioridades económicas, pero son claves para reconstruir el cuerpo político y social”.

También en lo económico, sostiene el articulista, “el gobierno de Bush debiera admitir que Argentino ha estado haciendo bien algunas cosas. El mes pasado, Horst Köhler, director gerente del FMI, elogió el desempeño actual”. Washington tendría que emular al banquero, “dejando en claro habrá apoyo político y financiero si se adoptan las nuevas medidas que recomiende el Fondo. Pero sin sugerirlas, detallarlas ni enmendarle la plana a la entidad”. Acto seguido, Hakim se pliega al libreto convencional, pidiendo “un nuevo programa que afronta la insolvencia de los bancos, los insostenibles niveles de endeudamiento, el malgasto federal y provincial, la inseguridad en materia contractual, etc.” Obviamente, el analista quisiera un aumento de tarifas en los servicios privatizados, algo que hasta los técnicos de Banco Mundial ven con escepticismo.

Así empieza un artículo en el “Financial Times”, firmado por Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano. A su criterio, el ex gobernador santacruceño “preside hoy un país muy castigado, pero con esperanzas. Su economía, en otro tiempo la más fuerte de Latinoamérica, se ha achicado más de 25% en el quinquenio 1998-2002. Pero, este año, muestra signos de recuperación alentadores, mejoró el clima político y Kirchner goza de amplio apoyo público”.

Resulta sugestivo que esta visión, distinta -aunque no opuesta- a la de medios y espacios vinculados al sector financiero, aparezca en el influyente periódico económico. “Los nexos entre EE.UU. y Argentina se han agriado desde los días de las relaciones carnales cultivadas por Carlos Ménem, en gran medida por la aparente indiferencia norteamericana ante la crisis económica, política y social”.

Hakim, casi un ortodoxo, coincide con algunos economistas sistémicos argentinos, como Aldo Ferrer, Marcelo Lascano o Héctor Valle, en un punto clave: el actual gobierno todavía “carece de un plan económico integral”. Sea como fuere, empero, “EE.UU. y Argentina tienen que avenirse. Sin respaldo en Washington, no habrá acuerdo de largo plazo con el Fondo Monetario Internacional y quedará comprometido el repunte económico”. Por cierto, “éste ha sido posible por el cese unilateral de pagos sobre una parte importante de la deuda pública, cuyo total oscila alrededor de US$ 150.000 millones”. Precisamente, “si el cese afectase a créditos del FMI, que vencen en septiembre, Argentina sería un paria financiero”.

Sin duda, Washington “tiene en juego intereses críticos. Los problemas argentinos influyen en Latinoamérica, agravan el estancamiento regional e impiden desactivar tensiones sociales”. Justamente, los comentarios de Hakim coinciden con alarmantes señales de recesión en Méjico, la segunda economía del subcontinente. “En muchos lugares, crece la resistencia a reformas pro mercado y alianzas comerciales impulsadas por EE.UU. En este plano, la supuesta indiferencia hacia Argentina realimenta el antinorteamericanismo latinoamericano”.

En ese contexto, “la invitación de la Casa Blanca es un paso constructivo. George W.Bush y sus asesores debieran reconocerle a Kirchner el mérito de haber afrontado problemas tan intratables como la corrupción, la evasión tributaria, un sistema judicial en ruinas, la torpe investigaciones de atentados contra la AMIA en 1994 y la embajada israelí en 1992”. Como podía leerse en otra edición del FT, ambos son comparables con los ataques terroristas contra Manhattan y el Pentágono en 2001. “Esas iniciativas no hacen a las severas prioridades económicas, pero son claves para reconstruir el cuerpo político y social”.

También en lo económico, sostiene el articulista, “el gobierno de Bush debiera admitir que Argentino ha estado haciendo bien algunas cosas. El mes pasado, Horst Köhler, director gerente del FMI, elogió el desempeño actual”. Washington tendría que emular al banquero, “dejando en claro habrá apoyo político y financiero si se adoptan las nuevas medidas que recomiende el Fondo. Pero sin sugerirlas, detallarlas ni enmendarle la plana a la entidad”. Acto seguido, Hakim se pliega al libreto convencional, pidiendo “un nuevo programa que afronta la insolvencia de los bancos, los insostenibles niveles de endeudamiento, el malgasto federal y provincial, la inseguridad en materia contractual, etc.” Obviamente, el analista quisiera un aumento de tarifas en los servicios privatizados, algo que hasta los técnicos de Banco Mundial ven con escepticismo.

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