Japón: sus problemas desde 1990, ejemplos para EE.UU.

Algunos paralelos asustan. Tras un auge de veinte años, desde 1990 la economía nipona entró en recesión hasta inicios de la década actual. Como hoy en Estados Unidos, todo empezó con una violenta caída de precios inmobiliarios.

14 febrero, 2008

El ingrediente financiero de esa crisis no fue la ola de iliquidez vivida desde 2007 en Occidente, sino el colapso de bancos y cajas de ahorro provinciales. Por entonces, en Tokio gobierno y baqueros tardaron mucho más que sus émulos norteamericanos de hoy en admitir la crisis. Malos préstamos e hipotecas se acumulaban, pero en un contexto cultural poco apto para reconocer desastres a tiempo.

Turbulencias y bursátiles sacudían la economía real, en tanto caían el crecimiento y el gasto de las personas. Al revés de EE.UU, el público japonés es adicto al ahorro interno, pero renuente a comprar o invertir en situaciones inciertas. El derrumbe de 1990/1 duró casi decenio y medio.

Hoy su sombra se cierne sobre la economía norteamericana, sumida en una crisis de origen inmobiliario. También parece que EE.UU. abdica de sus ventajas globales en materia de productividad y su motor, las inversiones en tecnología. Los gigantes de Silicon valley se inclinan por fusiones y adquisiciones como método para crecer. Volviendo a Japón, su burbuja inmobiliaria se pinchó precisamente mientras China, Surcorea y Taiwán ascendías como grandes exportadores al oeste.

Algunos analistas políticos señalan que una estanflación o una recesión prolongadas pueden alterar -como ocurriera en Japón- la psicología social estadounidense. De hecho, la segunda economía del mundo entra en un período de menor confianza entre consumidores e inversores. “Hay muchas más similitudes con Japón de cuanto seadmite”, señala Clyde Prestowitz, del Economic Strategy Institute (Washington).

Pero, a su criterio, “ese caso extremo es más un ejemplo para la cautela que un anticipo de lo que suceda aquí”. Por supuesto, para eludir es destino “debe haber políticas económicas sanas, no déficit fiscales como los de esta administración”. Aparte, el Banco del Japòn (central) y otras instancias “esperaron demasiado, o sea hasta principios de esta década, antes de adoptar recaudois para reactivar la economía”.
La Reserva Federal demoró meses –no años- en notar que la doble crisis (malas hipotecas, iliquidez) se desbordada sobre la economí real. Desde diciembre, se muestra más resuelta a hacer algo. A fines de enero, rebajó la tasa básica de 4,25 a 3% anual, olvidando sus obsesiones inflacionarias.

Recientes comentarios, por otro lado, indican que Benjamin Bernanke, su presidente, sabe que la reducción de intereses, sola, no alcanza. Pero ve con inquietud a un congreso que aprueba volando un paquete de US$ 150.000 millones en desgravaciones impositivas a sectores altos y medios altos. Esto acentúa el carácter socialmente regresivo de la gestión encabezada por George W.Bush.

Los conservadores sostienen que, si bien la economía seguirá deteriorándose un tiempo, luego mejorarán las cosas. Eso mismos afirmaban loso fretistas alrededor de Ronald Reagan o sus malas copias argentinas (Domingo Cavallo y discípulos). Pero no sucedió. En cuanto al EE.UU. actual, en enero el desempleo subió a 5%, por primera vez en cuatro años. Además, Bush nunca pudo bajar al 4,2% legado por William Clinton en 2000. Sea como fuere, duración y alcances del enfriamiento dependen de hasta cuándo habrá malas noticias en materia inmobiliaria y financiera.

Nuriel Rubiní (universidad de Nueva York) teme que los malos préstamos en el sistema bancario, alrederor de US$ 100.000 millones a fines de 2007, se decupliquen a medida como las insolvencias hipotecarias se desborden a otros segmentos. A su juicio, “la economía ya está en recesión y eso durará un año o más”. Los demócrata recién podrán hacer algo desde enero. Un experto en Japón, Kenneth Rogoff (Harvard), observa que el auge de productividad norteamericana, iniciado a mediados de los 90 y ligado a la tecnologia tiende a aflojar. En 2007, el gobierno redujo de 2,5 a 1,6% anual las estimaciones al respecto desde 2003 an adelante. Es una señal.

El ingrediente financiero de esa crisis no fue la ola de iliquidez vivida desde 2007 en Occidente, sino el colapso de bancos y cajas de ahorro provinciales. Por entonces, en Tokio gobierno y baqueros tardaron mucho más que sus émulos norteamericanos de hoy en admitir la crisis. Malos préstamos e hipotecas se acumulaban, pero en un contexto cultural poco apto para reconocer desastres a tiempo.

Turbulencias y bursátiles sacudían la economía real, en tanto caían el crecimiento y el gasto de las personas. Al revés de EE.UU, el público japonés es adicto al ahorro interno, pero renuente a comprar o invertir en situaciones inciertas. El derrumbe de 1990/1 duró casi decenio y medio.

Hoy su sombra se cierne sobre la economía norteamericana, sumida en una crisis de origen inmobiliario. También parece que EE.UU. abdica de sus ventajas globales en materia de productividad y su motor, las inversiones en tecnología. Los gigantes de Silicon valley se inclinan por fusiones y adquisiciones como método para crecer. Volviendo a Japón, su burbuja inmobiliaria se pinchó precisamente mientras China, Surcorea y Taiwán ascendías como grandes exportadores al oeste.

Algunos analistas políticos señalan que una estanflación o una recesión prolongadas pueden alterar -como ocurriera en Japón- la psicología social estadounidense. De hecho, la segunda economía del mundo entra en un período de menor confianza entre consumidores e inversores. “Hay muchas más similitudes con Japón de cuanto seadmite”, señala Clyde Prestowitz, del Economic Strategy Institute (Washington).

Pero, a su criterio, “ese caso extremo es más un ejemplo para la cautela que un anticipo de lo que suceda aquí”. Por supuesto, para eludir es destino “debe haber políticas económicas sanas, no déficit fiscales como los de esta administración”. Aparte, el Banco del Japòn (central) y otras instancias “esperaron demasiado, o sea hasta principios de esta década, antes de adoptar recaudois para reactivar la economía”.
La Reserva Federal demoró meses –no años- en notar que la doble crisis (malas hipotecas, iliquidez) se desbordada sobre la economí real. Desde diciembre, se muestra más resuelta a hacer algo. A fines de enero, rebajó la tasa básica de 4,25 a 3% anual, olvidando sus obsesiones inflacionarias.

Recientes comentarios, por otro lado, indican que Benjamin Bernanke, su presidente, sabe que la reducción de intereses, sola, no alcanza. Pero ve con inquietud a un congreso que aprueba volando un paquete de US$ 150.000 millones en desgravaciones impositivas a sectores altos y medios altos. Esto acentúa el carácter socialmente regresivo de la gestión encabezada por George W.Bush.

Los conservadores sostienen que, si bien la economía seguirá deteriorándose un tiempo, luego mejorarán las cosas. Eso mismos afirmaban loso fretistas alrededor de Ronald Reagan o sus malas copias argentinas (Domingo Cavallo y discípulos). Pero no sucedió. En cuanto al EE.UU. actual, en enero el desempleo subió a 5%, por primera vez en cuatro años. Además, Bush nunca pudo bajar al 4,2% legado por William Clinton en 2000. Sea como fuere, duración y alcances del enfriamiento dependen de hasta cuándo habrá malas noticias en materia inmobiliaria y financiera.

Nuriel Rubiní (universidad de Nueva York) teme que los malos préstamos en el sistema bancario, alrederor de US$ 100.000 millones a fines de 2007, se decupliquen a medida como las insolvencias hipotecarias se desborden a otros segmentos. A su juicio, “la economía ya está en recesión y eso durará un año o más”. Los demócrata recién podrán hacer algo desde enero. Un experto en Japón, Kenneth Rogoff (Harvard), observa que el auge de productividad norteamericana, iniciado a mediados de los 90 y ligado a la tecnologia tiende a aflojar. En 2007, el gobierno redujo de 2,5 a 1,6% anual las estimaciones al respecto desde 2003 an adelante. Es una señal.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades