Italia: Tangentopoli II, algo peor que mani pulite

El arresto de tres gestores de negocios turbios puso al descubierto, en Milán, algo que los jueces definen ya como “nueva red de corrupción”. Al parecer, podría poner en segundo plano al escándalo “mani pulite”, de hace doce años.

10 agosto, 2004

Luigi Cozzi y Mauro Cartei han sido formalmente acusados de cooperar con Lorenzino Marzocchi, directivo de ENIPower. Indagado, éste confesó haber embolsado del grupo ABB, filial italiana, € 400.000 en 2003. También admitió haber arreglado sobornos para este año y el próximo con no menos de once firmas. A cambio, éstas obtendrían contratos millonarios en obras que ENIPower –subsidiaria de Ente Nazionale Idrocarburi, el YPF italiano- encarará vía la consultora Snamprogetti.

Pero es apenas la punta del témpano. Las investigaciones que eventualmente pusieron en la picota a ese trío involucran funcionarios y dirigentes de partidos políticos. El detalle recuerda, claro la Tangentopoli (“Coimápolis”).

La causa se funda en millones de euros en coimas (“tangenti”), pagadas por esas firmas. En los 90, hubo arrestos masivos y suicidios, mientras se hundían democristianos, socialistas y otros. Entre las agrupaciones figuraba una, luego calafateada y rebautizada Forza Italia, llevó al poder a Silvio Berlusconi, no justamente un dechado de ética ni virtudes cívicas.

Los sobornos actuales, programados hasta fin de 2005, se refieren a un plan para instalar estaciones de servicio y los controles técnicos de esos trabajos. La ABB T&D ya depositó medio millón en una cuenta llamada –vaya ironía- “caritas” en un banco de la Suiza italiana. Cozzi y Carteo actuaban como intermediarios entre ENIPower y un consorcio encabezado por ABB, que integran Gruppo Tamini, Vatech, Fagioli, Hamon, Necct, CGT, Sitie, Italworks, ComCe, Ati Bottoli-Bosco y Fiorentini.

Tampoco se salva la conducción del Gruppo ENI, “Nunca promoví nada. Eras las propias empresas que se ponían a disposición, porque me consideraban un interlocutor válido”, sostuvo el lunes ante los fiscales Marzocchi, ex director ejecutivo. Pero reconoció que “la justicia ha ubicado la contabilidad de los ilíticos. Y el asunto ABB no es el único”. En cuanto a la cuenta suiza, “la cerramos cuando se retransfirió el dinero a Italia, gracias a un blanqueo impositivo dictado por el gobierno de Berlusconi”.

Las recientes actuaciones judiciales complican notablemente un panorama ya turbio. Ya en febrero de 2003, se abrían investigaciones de la policía financiera sobre Enelpower, subsidiaria creada por ENI para construir centrales. Esas actuaciones sacaron a luz irregularidades en Levante; entre ellas, contratos ficticios de consultoría. De paso, forzaron la renuncia de Marzocchi.

En junio de ese año, arrestan a Luigi Giuffrida y Gabriele Caressa –ex presidente y vice de Enelpower-, por haberse quedado con € 12 millones. A su vez se descubrió que la densa trama de coimas y fraudes había comenzado en 2002. Eso amplió las investigaciones a AlstomPower –filial del grupo francés luego cuestionado por la Comisión Europea- y Siemens. Se los acusa de pagar, respectivamente, sobornos de € 435.000 y seis millones para obtener contratos por turbinas.

Ahora, fiscales y agentes de la policía financiera buscan al “grande capo” aludido en un documento secuestrado a Marzocchi. En apariencia, los tres indagados esta semana sólo eran instrumentos de ese personaje, cuyo anonimato tiene connotaciones mafiosas. Además, han surgido pistas que apuntan a la dirigencia política: ese mismo documento alude a “la urgencia de gestionar pagos de coimas, dado que en junio vienen las elecciones europeas”.

Luigi Cozzi y Mauro Cartei han sido formalmente acusados de cooperar con Lorenzino Marzocchi, directivo de ENIPower. Indagado, éste confesó haber embolsado del grupo ABB, filial italiana, € 400.000 en 2003. También admitió haber arreglado sobornos para este año y el próximo con no menos de once firmas. A cambio, éstas obtendrían contratos millonarios en obras que ENIPower –subsidiaria de Ente Nazionale Idrocarburi, el YPF italiano- encarará vía la consultora Snamprogetti.

Pero es apenas la punta del témpano. Las investigaciones que eventualmente pusieron en la picota a ese trío involucran funcionarios y dirigentes de partidos políticos. El detalle recuerda, claro la Tangentopoli (“Coimápolis”).

La causa se funda en millones de euros en coimas (“tangenti”), pagadas por esas firmas. En los 90, hubo arrestos masivos y suicidios, mientras se hundían democristianos, socialistas y otros. Entre las agrupaciones figuraba una, luego calafateada y rebautizada Forza Italia, llevó al poder a Silvio Berlusconi, no justamente un dechado de ética ni virtudes cívicas.

Los sobornos actuales, programados hasta fin de 2005, se refieren a un plan para instalar estaciones de servicio y los controles técnicos de esos trabajos. La ABB T&D ya depositó medio millón en una cuenta llamada –vaya ironía- “caritas” en un banco de la Suiza italiana. Cozzi y Carteo actuaban como intermediarios entre ENIPower y un consorcio encabezado por ABB, que integran Gruppo Tamini, Vatech, Fagioli, Hamon, Necct, CGT, Sitie, Italworks, ComCe, Ati Bottoli-Bosco y Fiorentini.

Tampoco se salva la conducción del Gruppo ENI, “Nunca promoví nada. Eras las propias empresas que se ponían a disposición, porque me consideraban un interlocutor válido”, sostuvo el lunes ante los fiscales Marzocchi, ex director ejecutivo. Pero reconoció que “la justicia ha ubicado la contabilidad de los ilíticos. Y el asunto ABB no es el único”. En cuanto a la cuenta suiza, “la cerramos cuando se retransfirió el dinero a Italia, gracias a un blanqueo impositivo dictado por el gobierno de Berlusconi”.

Las recientes actuaciones judiciales complican notablemente un panorama ya turbio. Ya en febrero de 2003, se abrían investigaciones de la policía financiera sobre Enelpower, subsidiaria creada por ENI para construir centrales. Esas actuaciones sacaron a luz irregularidades en Levante; entre ellas, contratos ficticios de consultoría. De paso, forzaron la renuncia de Marzocchi.

En junio de ese año, arrestan a Luigi Giuffrida y Gabriele Caressa –ex presidente y vice de Enelpower-, por haberse quedado con € 12 millones. A su vez se descubrió que la densa trama de coimas y fraudes había comenzado en 2002. Eso amplió las investigaciones a AlstomPower –filial del grupo francés luego cuestionado por la Comisión Europea- y Siemens. Se los acusa de pagar, respectivamente, sobornos de € 435.000 y seis millones para obtener contratos por turbinas.

Ahora, fiscales y agentes de la policía financiera buscan al “grande capo” aludido en un documento secuestrado a Marzocchi. En apariencia, los tres indagados esta semana sólo eran instrumentos de ese personaje, cuyo anonimato tiene connotaciones mafiosas. Además, han surgido pistas que apuntan a la dirigencia política: ese mismo documento alude a “la urgencia de gestionar pagos de coimas, dado que en junio vienen las elecciones europeas”.

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