domingo, 8 de diciembre de 2024

Italia: crece poco e incumple el pacto fiscal de la Eurozona

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Las explicaciones dadas a Bruselas por Domenico Siniscalco –aún ministro de Economía- no convencieron. Italia, a la sazón, es el peor entre los doce adherentes a la Eurozona: crece sólo 1,2% este año y el déficit fiscal supera 3,5% del PBI.

Mientras Silvio Berlusconi y el viceprimer ministro Giulio Tremonti (verdadero ministro económico del nuevo y endeble gabinete derechista) optaban por el silencio, Roma reconoció el sábado los temores europeos y propios: la economía pierde impulso y el rojo presupuestario queda muy por encima de 3% del producto bruto interno, techo prescripto en el pacto de estabilidad (1997, virtualmente extinto).

Esas cifras figuran en el informe trimestral de cuentas públicas. En el caso del PBI, la diferencia entre el aumento final (ese magro 1,2% anualizado) y el 2,1 inicialmente proyectado es muy riesgosa para el resto del ejercicio 2005. Mucho más que no cumplir con el 3% del PBI, al cabo una de los tantos objetivos insubstanciales originados en el tratado de Maastricht, bastante parecido a las presentes ilusiones constitucionales.

Mientras tanto, la oposición, no sin cierta hipocresía –la izquierda no cree en el pacto fiscal-, habla de “catástrofe financiera”. En cuanto a Siniscalco (tan títere del “premier” como Umberto Bossi, de Liga norte), sostiene que los números son mejores que los previstos. En el caso del PBI, es simplemente mentira.

Quizá por ello el gobierno ataca a los “burócratas” del Ente estadístico europeo; “eurostat” en el cocoliche habitual de la prensa italiana. Siniscalco asegura que, a fin de año, la relación déficit-PBI cederá a 3,2%. Ni sus colegas le creen.

Mientras Silvio Berlusconi y el viceprimer ministro Giulio Tremonti (verdadero ministro económico del nuevo y endeble gabinete derechista) optaban por el silencio, Roma reconoció el sábado los temores europeos y propios: la economía pierde impulso y el rojo presupuestario queda muy por encima de 3% del producto bruto interno, techo prescripto en el pacto de estabilidad (1997, virtualmente extinto).

Esas cifras figuran en el informe trimestral de cuentas públicas. En el caso del PBI, la diferencia entre el aumento final (ese magro 1,2% anualizado) y el 2,1 inicialmente proyectado es muy riesgosa para el resto del ejercicio 2005. Mucho más que no cumplir con el 3% del PBI, al cabo una de los tantos objetivos insubstanciales originados en el tratado de Maastricht, bastante parecido a las presentes ilusiones constitucionales.

Mientras tanto, la oposición, no sin cierta hipocresía –la izquierda no cree en el pacto fiscal-, habla de “catástrofe financiera”. En cuanto a Siniscalco (tan títere del “premier” como Umberto Bossi, de Liga norte), sostiene que los números son mejores que los previstos. En el caso del PBI, es simplemente mentira.

Quizá por ello el gobierno ataca a los “burócratas” del Ente estadístico europeo; “eurostat” en el cocoliche habitual de la prensa italiana. Siniscalco asegura que, a fin de año, la relación déficit-PBI cederá a 3,2%. Ni sus colegas le creen.

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