Irlanda e Islandia de nuevo a los tumbos
Dublin empujó el euro a apenas US$ 1,30 y afectó los títulos de varios países. Reikjavik, entretanto, afirma no ser Atenas. Pero sigue con un problema: bancos desmedidamente grandes que por ello, cayeron espectacularmente en 2008.
19 diciembre, 2010
<p>Por supuesto, también Irlanda padecía de entidades financieras de tamaño desproporcionado y ambas, juntas, generaron una crisis en la banca británica, hoy púdicamente ignorada en Londres. Los irlandeses, mientras, se consolaban porque no eran Islandia. Pero ya no es así.<br />
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Por el contrario, hay señales de que la pequeña economía vikinga se recobra y luce mejor que la celta. En el cenit de la crisis, la devaluación de la corona islandesa -junto con la noruega, fuera de la Unión Europea- llevó la inflación a 18,6% en 2009 para retroceder a 2,5% este año. Vale decir, prácticamente la meta del banco central.<br />
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Algunos índices sociales islandeses, por otra parte, apuntan para 2011 a un contexto menos crítico que el irlandés. En rigor, el proceso en Reikjavik depara dos lecciones para Dublin, Lisboa, Atenas o Madrid. Primera, los costos extras por no solventar bancos irredentos pueden ser inesperadamente bajos. Islandia los dejó caer, para horror de Gran Bretaña y Holanda y el producto bruto interno cedió 15% anual en el peor momento. Irlanda salvó los suyos –es un decir- y el PBI descendió a ritmo parecido, 14%.<br />
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El segundo punto es que las ventajas de un país chico –Irlanda- metido en una unión monetaria voluminosa (la Eurozona) no son tantas, ni mucho menos, como Bruselas o el Banco Central Europeo imaginan. Por cierto, cuando inversores y especuladores asustados huían de plazas chicas (dos últimos trimestres de 2008), el euro parecía buen refugio y se pagaba por encima de US$ 1,45.<br />
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Islandia inclusive sopesaba adherir a la Eurozona, aunque no figurara en la UE. Más de dos años después, la moneda común ha perdido 10,3% y obra como trampa para economías que buscan recobrar exportaciones fuera de zona. <br />
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Los nuevos acontecimiento en Irlanda convalidan esa impresión por el peor camino posible: desde el lunes, Moody’s Investors Service –agencia vinculada al negocio bancario privado junto con Standard & Poor’s y Fitch Ratings- rebaja drásticamente la nota a Dublin: de Aa2 a Baa1. No sólo ignoró el rescate armado por la Eurozona (€ 85.000 millones), sino también el fondo constituido por la UE para otros casos empezando, quizá, por España y Grecia, que Moody’s tiene en observación desde el jueves.<br />
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Por su parte, el ambiguo Fondo Monetario Internacional alertó el sábado que Irlanda puede incumplir la reducción del déficit fiscal prometido para 2015 y no repague a tiempo la primera cuota (€ 22.500 millones) de aquellos € 85.000 millones. Como si todo fuese parte de una “conspiración de banqueros”, al FMI y Moody’s se les sumó el viernes Standard & Poor’s. La agencia anunció que le bajaría nota a Bélgica. Este fin semana, Joseph Stiglitz (Nobel 2001) ya afirmaba que “el Fondo, el BCE y las calificadoras promueven planes de austeridad imposibles que provocan estallidos de violencia en varias capitales europeas”. En síntesis, la semana entrante puede deparar una tormenta capaz de arrasar con los arbolitos navideños.<br />
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