Irak: efímera gestión del primer procónsul estadounidense

“L. Paul Bremer, nuevo administrador civil en Irak, dijo que el hombre a quien reemplazaba, el general (r) Jay Garner, había sido muy eficaz. Cabe esperar que eso haya sido sólo una gentileza... porque el país está en el caos”.

14 mayo, 2003

El texto encomillado proviene de un comentario editorial del Financial Times,
reproducido en Alemania, Holanda, Francia y Estados Unidos. Tras definir a Garner
como fallido virrey, el periódico londinense formula una advertencia: "A
menos que Bremer y sus jefes tengan una idea realista sobre la tarea que los aguarda,
la vaga visión de un Irak democrático quedará complementamente
desconectada de los iraquíes mismos".

Con menos eufemismos, otras publicaciones ni siquiera toman en serio la noción
de una democracia tipo occidental en un país musulmán, cuya mayoría
shiita responde a "dirigentes proclives a un estado más o menos
teocrático, no muy diferente a Irán o la Saudiarabia sunní.
A su lado, Siria, Kuwait o la Unión de Emiratos Árabes son laicos"
(comentan el Globe de Boston, Los Ángeles Times y el sueco
Dagens Nyheter).

Fue fácil "demoler un régimen hueco, débil y aislado.
Pero -sostiene el FT- las fuerzas norteamericanas no dan impresión de
estar preparadas para restablecer el orden ni un gobierno civil mínimo".
Sin mencionar siquiera a los aliados británicos, el periódico
resalta la casi total inanidad de Garner, algo que sólo podría
sorprender a su mentor, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, o la ingenua
Barbara Bodine, que cayó junto con el general retirado.

"Bremer es un diplomático experimentado -apunta el editorial-,
pero depende del Pentágono y se especializa en contraterrorismo. No en
la reconstrucción de países. Tal vez ello refleje inclinaciones
a sacar las fuerzas de Irak y la zona antes de que se conviertan en blancos
de atentados". Sin embargo, como también preveían observadores
más cautos, Al Qa´eda golpeó a un aliado estratégico internamente
endeble, Saudiarabia. Simplemente, porque Bin Laden no simpatiza con los shiitas
de Irán o Irak, pero tiene fuertes nexos con Saudiarabia.

"Si Washington insiste en repetir el fulminante fracaso de Garner y Bodine,
los terroristas ni siquiera tendrán necesidad de atacar en Irak",
presumía el diario californiano.

El texto encomillado proviene de un comentario editorial del Financial Times,
reproducido en Alemania, Holanda, Francia y Estados Unidos. Tras definir a Garner
como fallido virrey, el periódico londinense formula una advertencia: "A
menos que Bremer y sus jefes tengan una idea realista sobre la tarea que los aguarda,
la vaga visión de un Irak democrático quedará complementamente
desconectada de los iraquíes mismos".

Con menos eufemismos, otras publicaciones ni siquiera toman en serio la noción
de una democracia tipo occidental en un país musulmán, cuya mayoría
shiita responde a "dirigentes proclives a un estado más o menos
teocrático, no muy diferente a Irán o la Saudiarabia sunní.
A su lado, Siria, Kuwait o la Unión de Emiratos Árabes son laicos"
(comentan el Globe de Boston, Los Ángeles Times y el sueco
Dagens Nyheter).

Fue fácil "demoler un régimen hueco, débil y aislado.
Pero -sostiene el FT- las fuerzas norteamericanas no dan impresión de
estar preparadas para restablecer el orden ni un gobierno civil mínimo".
Sin mencionar siquiera a los aliados británicos, el periódico
resalta la casi total inanidad de Garner, algo que sólo podría
sorprender a su mentor, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, o la ingenua
Barbara Bodine, que cayó junto con el general retirado.

"Bremer es un diplomático experimentado -apunta el editorial-,
pero depende del Pentágono y se especializa en contraterrorismo. No en
la reconstrucción de países. Tal vez ello refleje inclinaciones
a sacar las fuerzas de Irak y la zona antes de que se conviertan en blancos
de atentados". Sin embargo, como también preveían observadores
más cautos, Al Qa´eda golpeó a un aliado estratégico internamente
endeble, Saudiarabia. Simplemente, porque Bin Laden no simpatiza con los shiitas
de Irán o Irak, pero tiene fuertes nexos con Saudiarabia.

"Si Washington insiste en repetir el fulminante fracaso de Garner y Bodine,
los terroristas ni siquiera tendrán necesidad de atacar en Irak",
presumía el diario californiano.

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