Internaron a Pinochet

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Su familia relacionó el empeoramiento en su salud con una “persecución” judicial. Niegan que obedezca a una estrategia para eludir a la justicia. La próxima semana, el juez Guzmán deberá decidir si procesa al ex dictador.

(EFE).- El ex dictador Augusto Pinochet ingresó hoy (viernes 26) de urgencia en el Hospital Militar de Santiago, tras sufrir un empeoramiento en su estado de salud.

La familia Pinochet atribuyó la situación de éste a una “venganza” de algunos sectores y a una “persecución” judicial.

“Está en muy malas condiciones, esto es el resultado de la persecución que ha habido todo este tiempo; esto es una venganza. Si les causa felicidad a las personas que tienen su dolor, es muy respetable, pero a nosotros nos ha producido dolor, y mucho”, declaró su hija Lucía al llegar al hospital.

Pinochet fue ingresado con un “episodio isquémico transitorio” (falta de irrigación en el cerebro), según el diagnóstico preliminar facilitado por los médicos que le atienden.

“La evaluación preliminar demuestra una discreta pérdida de fuerzas en su lado izquierdo y la persistencia de un cuadro congestivo con retención hídrica”, señala el parte médico.

La permanencia en el hospital del desaforado senador vitalicio “dependerá de la evaluación del cuadro y del resultado de exámenes”, agrega el comunicado del centro.

El ex gobernante militar, que en septiembre de 1998 fue operado en Londres de una hernia discal, padece diabetes, hiperplasia de próstata, hernia inguinal, artritis y una cardiopatía que le obliga a usar un marcapasos.

El general en retiro Luis Cortés Villa, director ejecutivo de la Fundación Pinochet, negó que el ingreso en el hospital obedecería a una estrategia para eludir la acción de los tribunales.

El juez Juan Guzmán, que investiga más de 200 querellas contra Pinochet, deberá decidir a comienzos de la próxima semana si le procesa o bien le exonera por considerar que padece “demencia” o “locura”, según establece el Código de Procedimiento Penal.

Para tomar esta decisión, Guzmán sopesará las conclusiones de las pruebas neurológicas, psicológicas y psiquiátricas que le fueron practicadas hace dos semanas y cuyo informe final diagnostica una “demencia moderada”.

Augusto Pinochet, hijo mayor del anciano general, descartó que el empeoramiento de la salud de su padre pueda influir en su situación procesal.

“Si con los otros accidentes (cerebrales) –que ya lo tenían dañado– no lo respetaron, menos lo van a hacer ahora”, afirmó.

“Tienen una máquina montada, y cuando se echa a andar la moledora de carne, lo muele todo, sin importar qué es lo que caiga”, dijo en alusión al proceso judicial que primero retiró al ex dictador la inmunidad como senador vitalicio y luego lo puso al borde del procesamiento por violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar (1973-1990).

El pasado miércoles, un día después de someter a Pinochet a un interrogatorio, el juez Guzmán declaró que comprobó que el general en retiro tenía problemas físicos cuando caminaba o realizaba movimientos básicos.

El magistrado añadió que, por lo demás, le pareció una persona “extraordinariamente normal”. Puntualizó que él no es “ni neurólogo, ni psiquiatra, ni psicólogo”, por lo que no podía opinar con fundamento sobre otros aspectos de su salud.

(EFE).- El ex dictador Augusto Pinochet ingresó hoy (viernes 26) de urgencia en el Hospital Militar de Santiago, tras sufrir un empeoramiento en su estado de salud.

La familia Pinochet atribuyó la situación de éste a una “venganza” de algunos sectores y a una “persecución” judicial.

“Está en muy malas condiciones, esto es el resultado de la persecución que ha habido todo este tiempo; esto es una venganza. Si les causa felicidad a las personas que tienen su dolor, es muy respetable, pero a nosotros nos ha producido dolor, y mucho”, declaró su hija Lucía al llegar al hospital.

Pinochet fue ingresado con un “episodio isquémico transitorio” (falta de irrigación en el cerebro), según el diagnóstico preliminar facilitado por los médicos que le atienden.

“La evaluación preliminar demuestra una discreta pérdida de fuerzas en su lado izquierdo y la persistencia de un cuadro congestivo con retención hídrica”, señala el parte médico.

La permanencia en el hospital del desaforado senador vitalicio “dependerá de la evaluación del cuadro y del resultado de exámenes”, agrega el comunicado del centro.

El ex gobernante militar, que en septiembre de 1998 fue operado en Londres de una hernia discal, padece diabetes, hiperplasia de próstata, hernia inguinal, artritis y una cardiopatía que le obliga a usar un marcapasos.

El general en retiro Luis Cortés Villa, director ejecutivo de la Fundación Pinochet, negó que el ingreso en el hospital obedecería a una estrategia para eludir la acción de los tribunales.

El juez Juan Guzmán, que investiga más de 200 querellas contra Pinochet, deberá decidir a comienzos de la próxima semana si le procesa o bien le exonera por considerar que padece “demencia” o “locura”, según establece el Código de Procedimiento Penal.

Para tomar esta decisión, Guzmán sopesará las conclusiones de las pruebas neurológicas, psicológicas y psiquiátricas que le fueron practicadas hace dos semanas y cuyo informe final diagnostica una “demencia moderada”.

Augusto Pinochet, hijo mayor del anciano general, descartó que el empeoramiento de la salud de su padre pueda influir en su situación procesal.

“Si con los otros accidentes (cerebrales) –que ya lo tenían dañado– no lo respetaron, menos lo van a hacer ahora”, afirmó.

“Tienen una máquina montada, y cuando se echa a andar la moledora de carne, lo muele todo, sin importar qué es lo que caiga”, dijo en alusión al proceso judicial que primero retiró al ex dictador la inmunidad como senador vitalicio y luego lo puso al borde del procesamiento por violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar (1973-1990).

El pasado miércoles, un día después de someter a Pinochet a un interrogatorio, el juez Guzmán declaró que comprobó que el general en retiro tenía problemas físicos cuando caminaba o realizaba movimientos básicos.

El magistrado añadió que, por lo demás, le pareció una persona “extraordinariamente normal”. Puntualizó que él no es “ni neurólogo, ni psiquiatra, ni psicólogo”, por lo que no podía opinar con fundamento sobre otros aspectos de su salud.

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