Internacionalizar a las PyME

El desafío a futuro que se le presenta a la Argentina para alcanzar un mayor grado de intercambio internacional se traduce en la necesidad de internacionalización de las Pequeñas y Medianas Empresas, según PwC.

4 diciembre, 2014

A partir del proceso de globalización, se abrió un panorama de posibilidades de crecimiento internacional, permitiendo mitigar el riesgo de los negocios locales que debe afrontar el empresario PyME.

 

El informe “El Desafío de la Internacionalización de las PyMES”, realizado en conjunto por PwC y la Universidad de San Andrés, muestra a la internacionalización como estrategia para que el empresario diversifique mercados, potencie sus posibilidades y reduzca la dependencia de la plaza local es un camino complejo pero factible.

 

Para transitar exitosamente esta ruta a través de la exportación, el informe propone cinco claves: creatividad, competitividad, calidad, cumplimiento y continuidad.

 

El punto de partida es la decisión estratégica del empresario PyME de animarse a incursionar en el mercado externo pero la forma de superar la incertidumbre y llegar a resultados exitosos y perdurables es, precisamente, aplicando las cinco claves.

 

La creatividad es el primer paso y es esencial para que el proyecto sea exitoso. Se debe elegir el producto o servicio que, como nicho de mercado, pueda abrirse paso y ganarse un lugar en una plaza distinta de la propia.

 

El segundo es la competitividad, variable en la que se entrelazan condiciones macro y microeconómicas. Las macroeconómicas son, por ejemplo, la situación del tipo de cambio en el momento de querer iniciar el proceso, si es conveniente o no para lanzarse a la internacionalización, y las condiciones microeconómicas son las situaciones inherentes a la empresa, como sus costos, la eficiencia de los procesos, el tipo de tecnología que utiliza, etc. Todos estos puntos serán determinantes para definir la viabilidad del proyecto y estimar las utilidades a conseguir.

 

La tercera clave es la calidad. No necesariamente se debe exportar el mejor producto del mundo, sino uno cuya calidad sea invariable en cada venta. La empresa debe ser constante en la calidad de su producción y certificar esos procesos.

 

Estrechamente vinculado a ello se halla la cuarta clave, el cumplimiento. Para mantener un proyecto exportador a lo largo del tiempo es fundamental en el mercado internacional cumplir de manera estricta con las condiciones pactadas, especialmente en lo que hace a entrega y precio, pero también en demás cuestiones establecidas en los contratos o acuerdos firmados.

 

Finalmente, la última clave se refiere a la continuidad ya que el éxito de un proyecto tiene que ver con su permanencia en el tiempo.

 

No se puede entrar y salir de los mercados internacionales de acuerdo a cómo cambian las condiciones. Se puede disminuir la participación pero la condición de proveedor confiable se obtiene a lo largo del tiempo por la continuidad en el abastecimiento del producto.

 

Si bien las exportaciones son la cara más visible de la internacionalización de las PyMES, existen otras variantes como la inversión extranjera directa, las franquicias, el leasing (alquiler con opción a compra), los emprendimientos conjuntos con empresas extranjeras, las subcontrataciones internacionales, los contratos de maquilas o la constitución de consorcios de exportación.

 

Cual sea la elección que se tome, y ya fuera de la órbita de decisión del empresario, el informe indica que el proceso de internacionalización de las PyMES debería estar aunado a políticas públicas que acompañen, de manera tal que el esfuerzo sea conjunto entre privados y el Estado.

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