Inglaterra les dice: adiós a los pares del reino

Prometida por Antony Blair hace diez años, los comunes aprobaron la reforma de la cámara alta. Al preferir el texto más radical, desaparecerán los pares por derecho hereditario y todos serán elegidos por voto.

9 marzo, 2007

A medida como terminen los mandatos, también se eliminarán los señores vitalicios. Cabe acotar que la palabra inglesa “lord” tiene dos acepciones en castellano: par del reino y señor del castillo. El proceso histórico que desemboca en la plebeyización de la cámara empezó en 1215, cuando esos mismos señores le impusieron restricciones al poder real vía la Carta magna. No en vano, al entonces monarca se lo apodó “Juan sin tierra”.

Blair mismo apoyaba una versión menos drástica pero, cerca ya de dar fecha para su tan ansiada renuncia, el primer ministro carece de peso político. Resulta curioso que la paulatina “aristocratización” de este laborista aparezca tan bien descripta en la película “Isabel II”.

Al cabo, 418 diputados votaron por el texto más duro y sólo 155 por la transacción “mitad y mitad”, que había sido ya bochada en una sesión anterior por 416 a 163. Pese a que el poder de los pares venía diluyéndose desde hace casi un siglo, lo de ahora es un paso histórico, pero le falta el corolario: una ley que le corresponde al gobierno y Blair quisiera dejarle al sucesor. Pero hay plazos taxativos, pues la nueva cámara alta debe surgir en 2009.

Al menos, el cambio no sigue ciertas pautas de otros tiempos. Por ejemplo, Enrique VIII e Isabel I directamente disolvía la cámara o metía a los opositores en la torre de Londres. Más tardes, en el siglo XVII, la revolución de Oliver Cronwell, la restauración y la “gloriosa revolución” ´-que acabó ciñéndole la corona a un holandés- fueron transfiriendo poderes a los comunes.

A medida como terminen los mandatos, también se eliminarán los señores vitalicios. Cabe acotar que la palabra inglesa “lord” tiene dos acepciones en castellano: par del reino y señor del castillo. El proceso histórico que desemboca en la plebeyización de la cámara empezó en 1215, cuando esos mismos señores le impusieron restricciones al poder real vía la Carta magna. No en vano, al entonces monarca se lo apodó “Juan sin tierra”.

Blair mismo apoyaba una versión menos drástica pero, cerca ya de dar fecha para su tan ansiada renuncia, el primer ministro carece de peso político. Resulta curioso que la paulatina “aristocratización” de este laborista aparezca tan bien descripta en la película “Isabel II”.

Al cabo, 418 diputados votaron por el texto más duro y sólo 155 por la transacción “mitad y mitad”, que había sido ya bochada en una sesión anterior por 416 a 163. Pese a que el poder de los pares venía diluyéndose desde hace casi un siglo, lo de ahora es un paso histórico, pero le falta el corolario: una ley que le corresponde al gobierno y Blair quisiera dejarle al sucesor. Pero hay plazos taxativos, pues la nueva cámara alta debe surgir en 2009.

Al menos, el cambio no sigue ciertas pautas de otros tiempos. Por ejemplo, Enrique VIII e Isabel I directamente disolvía la cámara o metía a los opositores en la torre de Londres. Más tardes, en el siglo XVII, la revolución de Oliver Cronwell, la restauración y la “gloriosa revolución” ´-que acabó ciñéndole la corona a un holandés- fueron transfiriendo poderes a los comunes.

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