India: la tercerización informática no basta para despegar

La visita de George W.Bush a Delhi y el controvertido pacto nuclear fueron una cortina de humo que puso en segundo plano temas cruciales. En esencia, la urgente necesidad de desarrollar la economía, mejorar la educación y la justicia.

8 marzo, 2006

Sin duda, el subcontinene está en expansión, si bien no al ritmo chino (que cederá recién este año de 9 a 7%), en buena parte por las inversiones norteamericanas en tecnología informática –que es un servicio-, encabezadas por Intel. Microsoft y Dell. Durante el decenio 1996-2005, han colocado más de US$ 5.000 millones.

Pero el país no puede limitarse a la tercerización ni a las telecomunicaciones, como se insistió durante un reciente foro organizado en Bangalur por la escuela de negocios Wharton. Eso explica el nuevo programa del gobierno central, orientado a la manufactura, el agro y los pobres, que son demasiados aun dentro de una masa de mil millones de habitantes (tema que el visitante estadounidense ni rozó).

En efecto, un país no se hace sólo con un sector TI próspero. Además de miseria urbana y rural, India afronta el rápido avance del sida y una crisis infraestructural, problemas de los cuales no se habla mucho en el exterior. “Tras la luna de miel informática, es hora de trabajar seriamente en planes de corto y largo plazo”, sostuvo en el seminario Samuel Pitroda, mentor de las telecomunicaciones indias y presidente de una flamante comisión nacional del conocimiento. Una de sus metas básicas es “la educación primaria y secundaria. Tenemos excelentes institutos de tecnología y management, pero el promedio general es bajo”.

Una segunda preocupación reside en patentes y marcas registradas, en tanto la tercera hace a sus aplicaciones en agricultura, salud y manufactura. “No existen respuestas fáciles ni inmediatas para esos requerimientos”, confiesa Swaminathán Iyer, consultor del “Economic Times”. A su criterio, “se han hecho, sí, avances en reformas burocráticas y financieras. Pero algunas necesidades básicas siguen lejos de satisfacerse.

Por ejemplo, “las juntas eléctricas locales continúan dependiendo de periódicos rescates federales. En tanto, aumenta la brecha educativa entre castas superiores e inferiores, el sida exige atención y debe romperse el silencio sobre una cantidad de parlamentarios con antecedentes penales”. No es frecuente que un foro indio mencione “castas” (legalmente eliminadas, pero subsistentes en la práctica) o legisladores con prontuario y subraye “la falta de una policía y un poder judicial fiables e independientes”. De hecho, ambos existían bajo la férula británica.

Según puntualizaba Avnish Bajaj, presidente de eBay India, “urge integrar área urbanas y rurales. He pasado mucho tiempo visitando aldeas, donde cunde un enorme desempleo y los jóvenes viven frustrados”. El ejecutivo plantea ir más allá de los temas BSP. En hindí, B es bijlí (electricidad), S es sadak (caminos) y P es paní (agua). “Es imposible mantener una poderosa clase media urbana que habla inglés sin encarar los problemas de un campesinado que habla hindí y no menos de 25 lenguas principales”. Más que las de la Unión Europea.

Por supuesto, ningún debate sobre economía india puede eludir comparaciones con China, Charles Kaye (Warburf Pincus) señalaba, al respecto: “En China, la macroeconomía es fuerte, pero la micro no lo es. Es asombroso ver cómo crecen allá año a año las ciudades. En India, resulta fácil hallar sólidos factores micro –talento gerencial, empresas de calidad- e infraestructura débil. En China, el capital ha abundado, por ende hubo veloz desarrollo, pero no se ha generado una cultura de negocios consciente de los costos financieros. Por el contrario, en India las tasas reales son altas y las compañías deben emplear bien el escaso capital propio disponible”.

En el Reino del Medio, la industria aporta más de 50% del producto bruto interno, en tanto los servicios dominan el PBI indio. China tiene un mercado de bonos –o sea, deuda-, pero su plaza bursátil no es funcional. En India, los mercados accionarios operan bastante bien y hay un sector bancario sano, pero casi no se coloca deuda voluntaria. “Los chinos se adelantan a la realidad y los hindúes se quedan detrás de ella”, sintetiza Kaye.

En términos de estabilidad futura, “no es inevitable que China afronte una transición políticamente conflictiva”, afirmó el ejecutivo. “No debemos confundir ausencia de democracia con falta de responsabilidad ni de mercados eficaces”. Dicho de otro modo y como también sostienen los neoconservadores anglosajones, el “capitalismo del siglo XXI” –definición de Willian Cristol- no siempre exige libertades civiles.

Sin duda, el subcontinene está en expansión, si bien no al ritmo chino (que cederá recién este año de 9 a 7%), en buena parte por las inversiones norteamericanas en tecnología informática –que es un servicio-, encabezadas por Intel. Microsoft y Dell. Durante el decenio 1996-2005, han colocado más de US$ 5.000 millones.

Pero el país no puede limitarse a la tercerización ni a las telecomunicaciones, como se insistió durante un reciente foro organizado en Bangalur por la escuela de negocios Wharton. Eso explica el nuevo programa del gobierno central, orientado a la manufactura, el agro y los pobres, que son demasiados aun dentro de una masa de mil millones de habitantes (tema que el visitante estadounidense ni rozó).

En efecto, un país no se hace sólo con un sector TI próspero. Además de miseria urbana y rural, India afronta el rápido avance del sida y una crisis infraestructural, problemas de los cuales no se habla mucho en el exterior. “Tras la luna de miel informática, es hora de trabajar seriamente en planes de corto y largo plazo”, sostuvo en el seminario Samuel Pitroda, mentor de las telecomunicaciones indias y presidente de una flamante comisión nacional del conocimiento. Una de sus metas básicas es “la educación primaria y secundaria. Tenemos excelentes institutos de tecnología y management, pero el promedio general es bajo”.

Una segunda preocupación reside en patentes y marcas registradas, en tanto la tercera hace a sus aplicaciones en agricultura, salud y manufactura. “No existen respuestas fáciles ni inmediatas para esos requerimientos”, confiesa Swaminathán Iyer, consultor del “Economic Times”. A su criterio, “se han hecho, sí, avances en reformas burocráticas y financieras. Pero algunas necesidades básicas siguen lejos de satisfacerse.

Por ejemplo, “las juntas eléctricas locales continúan dependiendo de periódicos rescates federales. En tanto, aumenta la brecha educativa entre castas superiores e inferiores, el sida exige atención y debe romperse el silencio sobre una cantidad de parlamentarios con antecedentes penales”. No es frecuente que un foro indio mencione “castas” (legalmente eliminadas, pero subsistentes en la práctica) o legisladores con prontuario y subraye “la falta de una policía y un poder judicial fiables e independientes”. De hecho, ambos existían bajo la férula británica.

Según puntualizaba Avnish Bajaj, presidente de eBay India, “urge integrar área urbanas y rurales. He pasado mucho tiempo visitando aldeas, donde cunde un enorme desempleo y los jóvenes viven frustrados”. El ejecutivo plantea ir más allá de los temas BSP. En hindí, B es bijlí (electricidad), S es sadak (caminos) y P es paní (agua). “Es imposible mantener una poderosa clase media urbana que habla inglés sin encarar los problemas de un campesinado que habla hindí y no menos de 25 lenguas principales”. Más que las de la Unión Europea.

Por supuesto, ningún debate sobre economía india puede eludir comparaciones con China, Charles Kaye (Warburf Pincus) señalaba, al respecto: “En China, la macroeconomía es fuerte, pero la micro no lo es. Es asombroso ver cómo crecen allá año a año las ciudades. En India, resulta fácil hallar sólidos factores micro –talento gerencial, empresas de calidad- e infraestructura débil. En China, el capital ha abundado, por ende hubo veloz desarrollo, pero no se ha generado una cultura de negocios consciente de los costos financieros. Por el contrario, en India las tasas reales son altas y las compañías deben emplear bien el escaso capital propio disponible”.

En el Reino del Medio, la industria aporta más de 50% del producto bruto interno, en tanto los servicios dominan el PBI indio. China tiene un mercado de bonos –o sea, deuda-, pero su plaza bursátil no es funcional. En India, los mercados accionarios operan bastante bien y hay un sector bancario sano, pero casi no se coloca deuda voluntaria. “Los chinos se adelantan a la realidad y los hindúes se quedan detrás de ella”, sintetiza Kaye.

En términos de estabilidad futura, “no es inevitable que China afronte una transición políticamente conflictiva”, afirmó el ejecutivo. “No debemos confundir ausencia de democracia con falta de responsabilidad ni de mercados eficaces”. Dicho de otro modo y como también sostienen los neoconservadores anglosajones, el “capitalismo del siglo XXI” –definición de Willian Cristol- no siempre exige libertades civiles.

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