India: ¿excepción positiva en un tinglado volátil?

Al oeste del subcontinente, más allá de Pakistán, señala Mark Allen en KnowledgeWharton, “Levante puede dar sorpresas desagradables a los mercados bursátiles. Pero India es una mosca blanca, por su perspectivas económicas”.

24 diciembre, 2006

Este analista y un colega de Wharton, Jerry Siegel, eluden el contexto geopolítico –o sea, qué hará George W.Bush en Irak- y prefieren centrarse en un doble fenómeno paralelo paralelo, por hoy típico de India: las derregulaciones de años atrás impulsan la economìa y los mercados al mismo tiempo. Pero no es bastante para ambos. “Hacen falta todavía más reformas y eliminar trabas burocráticas”, apunta Allen. “Las bolsas locales, con Bombay a la cabeza, andan muy bien. Tanto que los altos precios tal vez cedan algo durante la primera mitad de 2007”, coincide Siegel.

Por cierto, los mercados de riesgo tienen en favor casi todo, desde un producto bruto interno vigoroso (sobre 8,5% anual) hasta creciente inversión externa directa (IED), buenas utilidades empresarias y una tasa de inflación razonable. Por supuesto, para estos analistas “la piedra de toque es la bolsa de Bombay. Su índice Sensex se ha más que doblado en el bienio 2005/6. Sin embargo, los optimistas locales esperan hoy que el próximo 100 tome cinco a seis años”.

Especìficamente, el PBI avanzaba a razón de 9,1% anual en el primer semestre y, hasta noviembre, apuntaba a una cifra similar. La IED muestra un aumento anual de US$ 12.000 millones en 2006, contra 7.700 millones en 2005. Mientras tanto, las utilidades del sector privado habrán crecido 25% este mismo año. También se incrementa la volatilidad bursátil: a principios de mes, en dos jornadas el Senex perdió màs de 800 puntos, aunque después recobró terreno y, el lunes 13, marcaba 13.000.

Frente a la cautela local, es curioso que los analistas indios de varias bancas de inversión extranjeras –apuntan en Wharton- sean por demás optimistas respecto de la bolsa el año entrante. Así, Ratnesh Kumar (Citigroup) asocia sus posibilidades a expectativas de largo plazo sobre ceciento estructural y flujos de caoital”.

A su criterio, tal vez influido por los intereses del grupo, “el ingreso anual de IED irá de US$ 5.000 millones -promedio de 2003/5- al doble a fines de la década”. Pero el gobierno habla de US$ 12.000 millones ya este año. Sin explicar semejante diferencia, Kuma cree que una paulatina derregulación y el supuesto aislamiento respecto de bajones globales promoverán varias industrias. En su visión, “el cambio en la escala de la IED consolidará la capacidad india para resistir picos de precios petroleros y volatilidad de carteras”.

Existe otra clave, menos fácil de garantir: un panorama mundial de intereses bajos, como el que ha favorecido a las empresas locales dedicadas a tercerización. Esto supone Anantha Nageswaran, de la banca Julius Baër (Singapur), una administradora de fondos privados.-o sea, de magnates- con central en Zürich.

Otro hindú allegado a Wharton, Arjuna Mahendran, opina que las empresas de su país no sólo mantienen capacidad de crecimiento, sino que aumentan participación de mercado. Estas compañìas “cerrarán el ejercicio 2006/7, en marzo, con utilidades 25% superiores a las de un año antes. En el siguiente, quizá cedan a 15/20%, pero seguirán siendo dinámicas”. Al revès de otros analistas, Mahendran y Kumar esperan “menos pedidos de crédito en la segunda mited de 2007, a raíza de mayores tasas reales y menor incremento de ganancias”.

Este analista y un colega de Wharton, Jerry Siegel, eluden el contexto geopolítico –o sea, qué hará George W.Bush en Irak- y prefieren centrarse en un doble fenómeno paralelo paralelo, por hoy típico de India: las derregulaciones de años atrás impulsan la economìa y los mercados al mismo tiempo. Pero no es bastante para ambos. “Hacen falta todavía más reformas y eliminar trabas burocráticas”, apunta Allen. “Las bolsas locales, con Bombay a la cabeza, andan muy bien. Tanto que los altos precios tal vez cedan algo durante la primera mitad de 2007”, coincide Siegel.

Por cierto, los mercados de riesgo tienen en favor casi todo, desde un producto bruto interno vigoroso (sobre 8,5% anual) hasta creciente inversión externa directa (IED), buenas utilidades empresarias y una tasa de inflación razonable. Por supuesto, para estos analistas “la piedra de toque es la bolsa de Bombay. Su índice Sensex se ha más que doblado en el bienio 2005/6. Sin embargo, los optimistas locales esperan hoy que el próximo 100 tome cinco a seis años”.

Especìficamente, el PBI avanzaba a razón de 9,1% anual en el primer semestre y, hasta noviembre, apuntaba a una cifra similar. La IED muestra un aumento anual de US$ 12.000 millones en 2006, contra 7.700 millones en 2005. Mientras tanto, las utilidades del sector privado habrán crecido 25% este mismo año. También se incrementa la volatilidad bursátil: a principios de mes, en dos jornadas el Senex perdió màs de 800 puntos, aunque después recobró terreno y, el lunes 13, marcaba 13.000.

Frente a la cautela local, es curioso que los analistas indios de varias bancas de inversión extranjeras –apuntan en Wharton- sean por demás optimistas respecto de la bolsa el año entrante. Así, Ratnesh Kumar (Citigroup) asocia sus posibilidades a expectativas de largo plazo sobre ceciento estructural y flujos de caoital”.

A su criterio, tal vez influido por los intereses del grupo, “el ingreso anual de IED irá de US$ 5.000 millones -promedio de 2003/5- al doble a fines de la década”. Pero el gobierno habla de US$ 12.000 millones ya este año. Sin explicar semejante diferencia, Kuma cree que una paulatina derregulación y el supuesto aislamiento respecto de bajones globales promoverán varias industrias. En su visión, “el cambio en la escala de la IED consolidará la capacidad india para resistir picos de precios petroleros y volatilidad de carteras”.

Existe otra clave, menos fácil de garantir: un panorama mundial de intereses bajos, como el que ha favorecido a las empresas locales dedicadas a tercerización. Esto supone Anantha Nageswaran, de la banca Julius Baër (Singapur), una administradora de fondos privados.-o sea, de magnates- con central en Zürich.

Otro hindú allegado a Wharton, Arjuna Mahendran, opina que las empresas de su país no sólo mantienen capacidad de crecimiento, sino que aumentan participación de mercado. Estas compañìas “cerrarán el ejercicio 2006/7, en marzo, con utilidades 25% superiores a las de un año antes. En el siguiente, quizá cedan a 15/20%, pero seguirán siendo dinámicas”. Al revès de otros analistas, Mahendran y Kumar esperan “menos pedidos de crédito en la segunda mited de 2007, a raíza de mayores tasas reales y menor incremento de ganancias”.

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