Impacto del dólar alto en economías regionales

El nuevo escenario con la divisa internacional se siente fuerte en la región.

28 junio, 2018

 El tipo de cambio real es el más competitivo de los últimos ocho años, comparable al de 2010. 

 La devaluación ha sido más fuerte que la de 2014 y 2016, episodios en los que la inflación posterior anuló los efectos favorables a la exportación. Ahora el comportamiento de la inflación puede ser distinto, pero esto deberá corroborarse en la práctica, según advierte el último informe del IERAL (Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea presidida por Pía Astori.

 

Las provincias patagónicas y las de Cuyo pueden resultar beneficiadas por el impacto del turismo extranjero y de la mejora de rentabilidad de actividades mineras y de hidrocarburos. Sin embargo, en varias de ellas opera como un lastre la delicada situación fiscal. La fruticultura deberá esperar a la próxima campaña para aprovechar el cambio de escenario.

 

Las provincias de la región pampeana pueden comenzar a sobreponerse de los efectos de la sequía, aunque en parte sus actividades industriales son dependientes de la situación de Brasil. En el norte del país, ponderan menos que en el promedio las actividades que elaboran bienes transables internacionalmente. Además, fiscalmente hay mayor dependencia de las transferencias de recursos desde la Nación. Estas desventajas pueden ser parcialmente compensadas por la irrupción de actividades productivas vinculadas al mercado mundial, caso del litio, los limones, el té, la forestación y demás.

 

En estos dos últimos meses el dólar se ha encarecido, y así festejan unos y maldicen otros. Para precisar cómo quedan posicionadas las economías provinciales en este nuevo contexto nacional, hay que tener en cuenta varios puntos clave.

 

Cuánto tiempo se mantendrá caro el dólar. En las dos últimas dos devaluaciones (inicios 2014 y fin 2015), el efecto devaluatorio se diluyó rápidamente con la mayor inflación. En esas situaciones, favoreció a los exportadores pero, al tratarse de una situación transitoria, no hubo cambios sustanciales en las decisiones de aumentar sus ventas al exterior. Los cambios en el agro pampeano a partir de 2016 se debieron más por la reducción de retenciones.

 

A la fecha el dólar actual es uno similar al de hace ocho años atrás, más competitivo. El impacto ha sido más fuerte que en las dos anteriores devaluaciones. Ahora sólo resta saber si el comportamiento de la inflación será distinto esta vez.

 

Sectores ganadores y perdedores. Claramente un dólar más alto beneficia a los exportadores, y más a aquellos que tienen bajos costos dolarizados, como varias de las denominadas “economías regionales” (frutas). Un punto relevante es si a la fecha todavía no han exportado su actual producción. Quienes ya lo han hecho (como las frutas en el Alto Valle1) no podrían aprovechar a pleno la actual devaluación (salvo que todavía no le hayan pagado los dólares acordados).

 

Otro grupo ganador serían el turismo receptivo, especialmente si es más intensivo en turistas extranjeros. La Ciudad de Buenos Aires y varias patagónicas son las más visitadas por personas de otros países.

 

No es tan clara la situación de los productores de sustitutos de importaciones. Se benefician al reducirles la competencia, consiguiendo mejores precios, pero les juega en contra una caída en el poder de compra de asalariados, lo cual achica el mercado interno.

 

Los sectores peor posicionados son aquellos que tienen altos costos dolarizados (insumos, equipos) y venden servicios (por ejemplo, salud que hace uso intensivo de equipamiento, transporte urbano, gráfica, etc.). Se ven mucho más afectados si venden bienes de consumo durable, cuyas ventas se resienten más ante el menor poder de compra de la población. Muchas pymes se hallarían en esa situación.

 

¿Cómo quedan las economías provinciales?En todas se desarrolla la mayoría de las actividades económicas (con pocas excepciones). Ello implica que en cada provincia habrá ganadores y perdedores. Si se agrupan sus actividades económicas en dos: transables (aquellas que generan bienes que se pueden exportar o importar, y no transables (principalmente servicios), se ve el escenario completo.

 

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