Hugo Chávez quiere meter agiotistas entre rejas

Ante una creciente inflación y la escasez de alimentos básicos –lácteos, pollo, carnes rojas-, el presidente venezolano amenaza con la cárcel a grandes minoristas. También los estatizará si transgreden precios máximos.

20 febrero, 2007

Productores y analistas de la oposición creen que las nuevas medidas serán contraproducentes. Salvo una: quitarle tres ceros al precio del dólar en moneda local, que pasaría de 2.150 a 21,50 nuevos bolívares.

Como saben argentinos, brasileños y bolivianos, sacarle ceros a la cotización del dólar es práctico, pero durante un tiempo confunde a la gente y favorece maniobras en escala minorista. Ello explica que el cambio caiga bien en esos sectores. No así los controles de precios; un recurso de corto plazo, en todo caso.

En enero, la inflación anual -medida por el índice de precios al consumidor- se proyectaba en 18,4%. Muy distante todavía de las clásicas megainflaciones latinoamericanas, igual es la mayor de la región. También desborda las metas oficiales (10 a 12%).

Chávez, un populista de izquierda, continúa siendo popular en los centros urbanos y las zonas petroleras. Durante sus diarias charlas por radio y TV –uno de los aspectos que lo diferencian de Néstor Kirchner-, el presidente ha convocado a formar “comités de control social” para vigilar a supermercados, ganaderos y agricultores remisos a los precios máximos. En este plano, sus ideas se acercan a las de Juan Domingo Perón en 1952.

Pese a ex funcionarios y a analistas opositores, Venezuela está lejos de una licuación económica o financiera. Para empezar, tiene las mayores reservas convencionales de hidrocarburos luego de Rusia y Saudiarabia, aparte de reservas en divisas superiores a US$ 35.000 millones. En realidad, si no fuese por su enfrentamiento con George W.Bush –quien compara la guerra contra el terrorismo con la de independencia norteamericana-, Estados Unidos no se ocuparía del populismo venezolano ni su tasa de inflación. Como no pierde el sueño por el creciente escándalo que cerca al gobierno colombiano (un aliado incondicional).

En verdad, el producto bruto interno venezolano, a precios constantes, avanzó más de 10% en 2006. Eso le valió a Chávez 63% del voto y la reelección en los comicios de diciembre. Pero el gasto público creció más de 50% y llega al doble desde 2004, en parte porque se reorientaron ingresos petroleros al sector social y la infraestructura física. Esto es tabú para los ortodoxos, que, en cambio, erigen a Chile como ejemplo (aunque su gobierno no logre un PBI superior a 4,5% anual y casi no exista clase media).

Productores y analistas de la oposición creen que las nuevas medidas serán contraproducentes. Salvo una: quitarle tres ceros al precio del dólar en moneda local, que pasaría de 2.150 a 21,50 nuevos bolívares.

Como saben argentinos, brasileños y bolivianos, sacarle ceros a la cotización del dólar es práctico, pero durante un tiempo confunde a la gente y favorece maniobras en escala minorista. Ello explica que el cambio caiga bien en esos sectores. No así los controles de precios; un recurso de corto plazo, en todo caso.

En enero, la inflación anual -medida por el índice de precios al consumidor- se proyectaba en 18,4%. Muy distante todavía de las clásicas megainflaciones latinoamericanas, igual es la mayor de la región. También desborda las metas oficiales (10 a 12%).

Chávez, un populista de izquierda, continúa siendo popular en los centros urbanos y las zonas petroleras. Durante sus diarias charlas por radio y TV –uno de los aspectos que lo diferencian de Néstor Kirchner-, el presidente ha convocado a formar “comités de control social” para vigilar a supermercados, ganaderos y agricultores remisos a los precios máximos. En este plano, sus ideas se acercan a las de Juan Domingo Perón en 1952.

Pese a ex funcionarios y a analistas opositores, Venezuela está lejos de una licuación económica o financiera. Para empezar, tiene las mayores reservas convencionales de hidrocarburos luego de Rusia y Saudiarabia, aparte de reservas en divisas superiores a US$ 35.000 millones. En realidad, si no fuese por su enfrentamiento con George W.Bush –quien compara la guerra contra el terrorismo con la de independencia norteamericana-, Estados Unidos no se ocuparía del populismo venezolano ni su tasa de inflación. Como no pierde el sueño por el creciente escándalo que cerca al gobierno colombiano (un aliado incondicional).

En verdad, el producto bruto interno venezolano, a precios constantes, avanzó más de 10% en 2006. Eso le valió a Chávez 63% del voto y la reelección en los comicios de diciembre. Pero el gasto público creció más de 50% y llega al doble desde 2004, en parte porque se reorientaron ingresos petroleros al sector social y la infraestructura física. Esto es tabú para los ortodoxos, que, en cambio, erigen a Chile como ejemplo (aunque su gobierno no logre un PBI superior a 4,5% anual y casi no exista clase media).

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