¿Hubo tentaciones golpistas alrededor de Aznar o Rajoy?

Medios españoles, italianos y británicos –pero no rioplatenses- han difundido versiones sobre una propuesta para postergar las elecciones. Al parecer, se había originado en el oficialismo y empezó a circular por Internet el sábado 13.

17 marzo, 2004

En realidad, el tema saltó a la prensa por una denuncia concreta del director cinematográfico Pedro Almodóvar. Al presentar su nueva película, el martes en Madrid, dijo ante micrófonos y cámaras: “Gente del Partido Popular estaba tramando, el sábado por la noche, un golpe de estado”.

Según el realizador, durante el fin de semana un programa radial y varios foros en línea afirmaban que dirigentes oficialistas “estaban preparando dos comunicados para elevar a la firma del rey”. Se pedía a Juan Carlos I “decretar estado de emergencia y postergar las elecciones semanas o meses”.

Almodóvar fue más lejos. Sostuvo que la misma casa real rechazó la idea y la calificó de golpista. El detonante del hipotético proyecto eran las manifestaciones masivas ante comités del PP y su lema “mintieron con nuestros muertos”. La histérica reacción de Mariano Rajoy –candidato luego derrotado- ante las protestas parece apuntar en ese sentido.

Analistas españoles e italianos estiman exagerada la denuncia de Almodóvar. No obstante, las atropelladas presiones del gobierno oficiales sobre medios en lengua castellana, portuguesa, inglesa e italiana –insistiendo en atribuir el ataque a ETA- revelaban una peligrosa nerviosidad, horas antes de los comicios.

Al mismo tiempo, columnistas afectos a George W.Bush, con rara unanimidad, comparaban el triunfo socialista con el de Adolf Hitler en Múnich (1938). Al electorado español se lo identificada con Neville Chamberlain y a José María Aznar con Winston Churchill. Todavía el miércoles, el primer ministro Silvio Berlusconi insistía fogosamente en acusar a los vascos.

En realidad, el tema saltó a la prensa por una denuncia concreta del director cinematográfico Pedro Almodóvar. Al presentar su nueva película, el martes en Madrid, dijo ante micrófonos y cámaras: “Gente del Partido Popular estaba tramando, el sábado por la noche, un golpe de estado”.

Según el realizador, durante el fin de semana un programa radial y varios foros en línea afirmaban que dirigentes oficialistas “estaban preparando dos comunicados para elevar a la firma del rey”. Se pedía a Juan Carlos I “decretar estado de emergencia y postergar las elecciones semanas o meses”.

Almodóvar fue más lejos. Sostuvo que la misma casa real rechazó la idea y la calificó de golpista. El detonante del hipotético proyecto eran las manifestaciones masivas ante comités del PP y su lema “mintieron con nuestros muertos”. La histérica reacción de Mariano Rajoy –candidato luego derrotado- ante las protestas parece apuntar en ese sentido.

Analistas españoles e italianos estiman exagerada la denuncia de Almodóvar. No obstante, las atropelladas presiones del gobierno oficiales sobre medios en lengua castellana, portuguesa, inglesa e italiana –insistiendo en atribuir el ataque a ETA- revelaban una peligrosa nerviosidad, horas antes de los comicios.

Al mismo tiempo, columnistas afectos a George W.Bush, con rara unanimidad, comparaban el triunfo socialista con el de Adolf Hitler en Múnich (1938). Al electorado español se lo identificada con Neville Chamberlain y a José María Aznar con Winston Churchill. Todavía el miércoles, el primer ministro Silvio Berlusconi insistía fogosamente en acusar a los vascos.

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