Hora de revisar los nexos entre la China y EE.UU.

Este fin de semana, la presencia de Timothy Geithner en Beijing resulta oportuna. Cuando sus antecesores iban allá, hasta 2007, Wall Street y la economía norteamericana parecían en auge. Ergo, los visitantes pedían mercados más libres y yüan más caro.

30 mayo, 2009

Nadie mencionaba la supuesta incompatibilidad entre mercado libre y reg&iacute;menes totalitarios en buena parte del planeta, China en particular. Sin duda, la llegada de Geithner se inscribe en otro contexto: Wall Street es sin&oacute;nimo de codicia y fracasos, la econom&iacute;a marcha mal y ahora son los chinos quienes dan consejos. <br />
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Especialmente sobre el irrefrenable d&eacute;ficit fiscal norteamericano, la continua emisi&oacute;n de d&oacute;lares casi sin respaldo y los riesgos que comporta para Beijing la pila de t&iacute;tulos en d&oacute;lares que acumula. Esos casi diez billones est&aacute;n expuestos a la depreciaci&oacute;n (el viernes, el euro marcaba un m&aacute;ximo en US$ 1,415) y una inflaci&oacute;n que vuelve a elevar cotizaciones de insumos primarios &ndash;crudos hasta US$ 66,30- en Nueva York, Londres, Chicago y Tokio. <br />
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Poco antes, China y otras naciones planteaban crear una divisa de reserva junto al d&oacute;lar. Estas cosas indican que se ha dado vuelta la relaci&oacute;n sinonorteamericana, aunque algunos expertos se aferren a posturas anacr&oacute;nicas. Por ejemplo, exigir un y&uuml;an caro mientras el proteccionismo parlamentario choca con el gasto fiscal excesivo y un d&oacute;lar d&eacute;bil que afectas las reservas chinas, japonesas, taiwanesas y surcoreanas. <br />
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En un marco geopol&iacute;tico signado por una Norcorea tan hambrienta como belicosa, China y EEUU. necesitan una agenda amplia y flexible, desde el efecto invernadero (ambos son los mayores contaminantes del mundo) hasta financiar la expansi&oacute;n del alica&iacute;do Fondo Monetario Internacional. Beijing todav&iacute;a no aporta los US$ 100.000 millones prometidos en abril y el Congreso estadounidense no aprueba los suyos. <br />
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Para Geithner, no obstante, la prioridad reside en la relaci&oacute;n macroecon&oacute;mica entre el m&aacute;ximo deudor del mundo y su principal acreedor. Esto excluye a los tantos an&aacute;lisis ortodoxos que insisten en privatizar la econom&iacute;a china y elevar el y&uuml;an, como si eso fuese un pasaje a la democracia. <br />

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