Hillary Rodham Clinton fue siete años directora en Wal-Mart
Entre 1986 y 1992, la actual senadora y precandidata presidencial demócrata formaba parte de la junta. Por entonces, el vicepresidente era John Tate, abogado experto en formas legales de impedir la agremiación del personal.
Hace algunas semanas, se le preguntó sobre el asunto en rueda de prensa. Su respuesta no fue la mejor: “Me gustaban las raíces rurales de Samuel Walton y sus bajos precios en beneficio del consumidor. Pero la política salarial suscitaba dudas”. Esos reparos, empero, no la llevaron a renunciar a puesto en la firma.
Por esa época (1998) aparecía “In Sam we trust”, libro de Roberto Ortega, periodista del “Wall Street journal”. Ahí se define a Walton como “destructor de pueblos chicos que les quitó 75% de la clientela a almacenes y otros negocios familiares”. A criterio del autor, “era un obseso por las ganancias y los bajos costos. Su cadena era la menos generosa del país en cuanto a donaciones u obras caritativas”.
Poco después de aquellas declaraciones, Lee Scott (director ejecutivo de Wal-Mart) sostuvo que la empresa estaba progresando en cuanto a responsabilidad social y estaba “orgullosa de que la senadora haya estado en el directorio”. A propósito, Samuel Walton falleció en 1992, año cuando William J.Clinton llegó a la presidencia y le pidió a su esposa abandonar la compañía.
Terciando en la disputa, el sitio WakeUpWalMart.com reveló que los salarios siguen siendo exiguos. Un empleado promedio gana alrededor de ocho dólares la hora y, si tiene que mantener una familia tipo, vive casi en el umbral de pobreza. Por supuesto, en México se paga mucho menos porque no hay sindicalismo fuerte. Desde su fundación en 1962, la empresa ha resistido la afiliación gremial de sus empleados. Amén de espiarlos, los despedía por sindicalizarse. Por otra parte, en EE.UU. y Alemania se ha demandado a Wal-Mart por deficiente atención médica y discriminación contra mujeres.
Entretanto, la viuda y la hija de Walton (Helen, Alice), hoy multimillonarias, jamás apoyaron a Rodam Clinton en su carrera política. La cúpula de la firma es mayormente republicana, detalle que recordó –no son ironía- el principal precandidato dempócrata, senador Barack Obama.
Hace algunas semanas, se le preguntó sobre el asunto en rueda de prensa. Su respuesta no fue la mejor: “Me gustaban las raíces rurales de Samuel Walton y sus bajos precios en beneficio del consumidor. Pero la política salarial suscitaba dudas”. Esos reparos, empero, no la llevaron a renunciar a puesto en la firma.
Por esa época (1998) aparecía “In Sam we trust”, libro de Roberto Ortega, periodista del “Wall Street journal”. Ahí se define a Walton como “destructor de pueblos chicos que les quitó 75% de la clientela a almacenes y otros negocios familiares”. A criterio del autor, “era un obseso por las ganancias y los bajos costos. Su cadena era la menos generosa del país en cuanto a donaciones u obras caritativas”.
Poco después de aquellas declaraciones, Lee Scott (director ejecutivo de Wal-Mart) sostuvo que la empresa estaba progresando en cuanto a responsabilidad social y estaba “orgullosa de que la senadora haya estado en el directorio”. A propósito, Samuel Walton falleció en 1992, año cuando William J.Clinton llegó a la presidencia y le pidió a su esposa abandonar la compañía.
Terciando en la disputa, el sitio WakeUpWalMart.com reveló que los salarios siguen siendo exiguos. Un empleado promedio gana alrededor de ocho dólares la hora y, si tiene que mantener una familia tipo, vive casi en el umbral de pobreza. Por supuesto, en México se paga mucho menos porque no hay sindicalismo fuerte. Desde su fundación en 1962, la empresa ha resistido la afiliación gremial de sus empleados. Amén de espiarlos, los despedía por sindicalizarse. Por otra parte, en EE.UU. y Alemania se ha demandado a Wal-Mart por deficiente atención médica y discriminación contra mujeres.
Entretanto, la viuda y la hija de Walton (Helen, Alice), hoy multimillonarias, jamás apoyaron a Rodam Clinton en su carrera política. La cúpula de la firma es mayormente republicana, detalle que recordó –no son ironía- el principal precandidato dempócrata, senador Barack Obama.
