Hasta los tejanos más fieles abandonan a George W.Bush

Daniel Bartlett, director de comunicaciones en la Casa Blanca e íntimo del luego presidente desde 1993, dejará el cargo el 4 de julio. O sea, en la fiesta cìvica por excelencia. Era el penúltimo tejano del entorno. Sólo queda Karl Rove.

4 junio, 2007

El propio funcionario reveló a la prensa una decisión que no fue el primero en adoptar. Al contrario, se pone en evidencia que, pese a haberles torcido el brazo a los legisladores demócratas –apelando al patriotismo para obtener fondos sin plazo de evacuación en Irak-, Bush pierde poder. No es normal que sus colaboradores más cercanos abandonen el barco faltando más de año y medio para entregar la posta.

Como antes lo hizo Karen Hughes, Bartlett aduce motivos económicos: “en el sector privado se gana más y tengo tres hijos que mantener”. Ambos llegaron a la Casa Blanca de la mano de Rove, hoy el último tejano y, por supuesto, el más fanático (en eso supera al vicepresidente Richard Cheney). Naturalmente, algunos amigos del dimitente dicen que se marcha “porque esta presidencia está terminada y, con apenas 36 años, tiene que buscarse un futuro”.

Entretanto, las señales de deterioro se multiplican, especialmente en el frente iraquí. Mayo fue el peor mes desde noviembre de 2004 en bajas militares (137). Junio se inicia acumulando más de 3.470, con 25.000 heridos, de los cuales 11.200 graves. Claro, los civiles locales han perdido 70.000 en cincuenta meses de lucha. En verdad, Bush, Cheney y Rove deben ser casi lo únicos para quienes la guerra todavía no está perdida.

Según cuatro encuestas recientes, 75% de la gente cree que batalla marcha mal (esa proporción alcanza 83% en un sondeo británico, aunque Londres oculte sus propias bajas). Probablemente ni siquiera el propio Bush espere el triunfo, aun luego de imponerse a un congreso timorato que podría darse vuelta al reabrirse las sesiones en septiembre.

Ese mes, el general David Petraeus, comandante de campo en Bagdad, presentará una evaluación, tras haber incorporado 30.000 tropas de refuerzo. De inmediato, los legisladores resolverán si votan fondos adiciones para el presupuesto 2007/8, cuya ejecución empieza en octubre. Ah, sí: en septiembre también arranca la campaña con vistas a las elecciones generales de noviembre subsiguiente.

Existen señales de que Bush en realidad ya no apuesta a la victoria, sino a salvar la cara. Hace pocos días, reveló que estaba replanteando estrategias en función de la propuesta formulada (2006) por el grupo de estudio bipartidario que encabezan James Baker y Lee Hamilton. Es el mismo plan rechazado hace seis meses. En otras palabras, se evalúa una retirada lo menos bochornosa posible y cercana a ideas de Siria, Irán, Turquía y Saudiarabia: ninguno de los vecinos desea apurar la retirada norteamericana.

En verdad, una evacuación desordenada equivaldría al caos, como afirman Francia, Italia, Alemania y Rusia. Por supuesto, el replanteo en gestación, igual que las ideas de Baker-Hamilton, lleva a una salida poco grata para Irán y Turquía: el fin del estado inventado por Gran Bretaña en 1923 y la vuelta de las tres antiguas provincias otomanas: Mosul (hoy autonomía kurda del noreste), Bagdad -área sunnita centrocciodental- y Basora. En este casor, sur y oriente shiitas menos Kuweit, Bahréin, Qatar y Hasa (costa saudí).

El propio funcionario reveló a la prensa una decisión que no fue el primero en adoptar. Al contrario, se pone en evidencia que, pese a haberles torcido el brazo a los legisladores demócratas –apelando al patriotismo para obtener fondos sin plazo de evacuación en Irak-, Bush pierde poder. No es normal que sus colaboradores más cercanos abandonen el barco faltando más de año y medio para entregar la posta.

Como antes lo hizo Karen Hughes, Bartlett aduce motivos económicos: “en el sector privado se gana más y tengo tres hijos que mantener”. Ambos llegaron a la Casa Blanca de la mano de Rove, hoy el último tejano y, por supuesto, el más fanático (en eso supera al vicepresidente Richard Cheney). Naturalmente, algunos amigos del dimitente dicen que se marcha “porque esta presidencia está terminada y, con apenas 36 años, tiene que buscarse un futuro”.

Entretanto, las señales de deterioro se multiplican, especialmente en el frente iraquí. Mayo fue el peor mes desde noviembre de 2004 en bajas militares (137). Junio se inicia acumulando más de 3.470, con 25.000 heridos, de los cuales 11.200 graves. Claro, los civiles locales han perdido 70.000 en cincuenta meses de lucha. En verdad, Bush, Cheney y Rove deben ser casi lo únicos para quienes la guerra todavía no está perdida.

Según cuatro encuestas recientes, 75% de la gente cree que batalla marcha mal (esa proporción alcanza 83% en un sondeo británico, aunque Londres oculte sus propias bajas). Probablemente ni siquiera el propio Bush espere el triunfo, aun luego de imponerse a un congreso timorato que podría darse vuelta al reabrirse las sesiones en septiembre.

Ese mes, el general David Petraeus, comandante de campo en Bagdad, presentará una evaluación, tras haber incorporado 30.000 tropas de refuerzo. De inmediato, los legisladores resolverán si votan fondos adiciones para el presupuesto 2007/8, cuya ejecución empieza en octubre. Ah, sí: en septiembre también arranca la campaña con vistas a las elecciones generales de noviembre subsiguiente.

Existen señales de que Bush en realidad ya no apuesta a la victoria, sino a salvar la cara. Hace pocos días, reveló que estaba replanteando estrategias en función de la propuesta formulada (2006) por el grupo de estudio bipartidario que encabezan James Baker y Lee Hamilton. Es el mismo plan rechazado hace seis meses. En otras palabras, se evalúa una retirada lo menos bochornosa posible y cercana a ideas de Siria, Irán, Turquía y Saudiarabia: ninguno de los vecinos desea apurar la retirada norteamericana.

En verdad, una evacuación desordenada equivaldría al caos, como afirman Francia, Italia, Alemania y Rusia. Por supuesto, el replanteo en gestación, igual que las ideas de Baker-Hamilton, lleva a una salida poco grata para Irán y Turquía: el fin del estado inventado por Gran Bretaña en 1923 y la vuelta de las tres antiguas provincias otomanas: Mosul (hoy autonomía kurda del noreste), Bagdad -área sunnita centrocciodental- y Basora. En este casor, sur y oriente shiitas menos Kuweit, Bahréin, Qatar y Hasa (costa saudí).

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