<p>El primero de septiembre, los alemanes dieron la señal. Con el pretexto de recobrar Danzig (Gdañsk), en veintiséis días tomaban Varsovia. El día 17, los rusos invadían Polonia desde el este. Buena parte de Occidente necesitó ambas señales extremas para asumir la terrible realidad: Europa afrontaba algo peor que la gran guerra de 1914/8.<br />
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Como en el siglo XVIII pero a mayor velocidad y sin el difunto imperio austríaco, Moscú y Berlín se repartieron una Polonia que, con altibajos, los separaba desde el siglo XIII. La “blitzkrieg” (guerra relámpago) alemana anticipó la de 1940 sobre Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Luxemburgo. Polonia fue destrozada por ataques aéreos y su flota fue deshecha en Gdynia.<br />
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Hay un detalle poco citado: la relativa paridad de ejércitos entre Alemania (1.500.000 efectivos) y Polonia (un millón), aunque no con la URSS (apenas 650.000 hombres). Pero la nueva doctrina bélica germana se apoyaba en tanques (2.700), artillería (9.000 piezas) y aviones (2.000). Los polacos disponían sólo de 500, 2.600 y 400 en igual orden. No hubieran podido resistir, máxime cuando los soviéticos pusieron en juego 4.700 tanques, 4.000 piezas de artillería y 3.000 aviones. Tecnológicamente, el liderazgo alemán era imbatible.<br />
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Este martes se recuerdan los hechos de 1939 en Gdañsk/Danzig. Participarán de los actos los jefes de estado o gobierno de Polonia, Alemania, Rusia, los países escandinavos y otros. El caso británico es emblemático: en 1937 el entonces primer ministro Neville Chamberlain –como el efímero Eduardo VIII, germanófilo- le entregó Austria y Checoslovaquia a Adolf Hitler.<br />
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Dos años más tarde, Londres y Paris les declaraban la guerra a Berlín y Moscú. Otros dos años después, el 22 de junio de 1941, el führer invadió la URSS sin aviso previo. En escaso tiempo, ésta se convirtió en aliada de Occidente y, para 1942, Stalingrado es una tumba para las aspiraciones continentales de Hitler.</p>
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Hace setenta años, Hitler y Stalin invadían Polonia
Tras firmarse el secreto pacto de hierro (23 de agosto de 1939) entre Joachim von Ribbentrop y Vyácheslav Molotov, Alemania y la Unión Soviética desataron la Segunda guerra mundial. A diferencia de la primera, Gran Bretaña y Francia no la vieron venir.