Guerra en Irak: rozan ya 3.000 las bajas norteamericanas

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Así informó al secretario de defensa, Robert Gatea, el comando en Bagdad. Entre jueves y viernes, el nuevo funcionario hizo algo a lo que George W.Bush ya no se anima: visitar dos días la zona, donde también arrecia una una guerra civil.

Aquel número se aproximaba el jueves, cuando cuatro infantes de marina perecieron durante un ataque. Sucedió en la provincia de An’bar, nido de la insurgencia sunní contra los norteamericanos, el gobierno iraquí y sus rivales shi’íes. Se trata de unos de los lugares más peligrosos del país.

Al día siguiente, cayó un quinto soldado, ahora al oeste de la capital. Su muerte llevó la cifra a los tres mil, sostienen fuentes no oficiales. En cuanto va de diciembre, se acumulan 71 bajas. No obstante, los militares sostienen que los decesos “no pasan de 2.960 en total”.

Estos datos aumentan las presiones para que Bush escoja, por fin, una estrategia para ir reduciendo los 140.000 efectivos en campo. Pero, por el momento, el presidente promete recién para el 20 de enero anuncios formales. No obstante, líderes de las tres facciones iraquíes (shi’íes, sunníes, kurdos), en conversaciones con Gates, apoyan las sugerencias al congreso del grupo de estudio bipartidario.

El republicano James Baker y el demócrata Lee Hamilton propusieron un retiro paulatino y ordenado, junto con un plan para dividir Irak en tres autonomías y un distrito federal. En rigor, este esquema y el de Bush tienen un punto en común: enviar tropas de refresco (20 a 30.000) mientras van retirándose las actuales.

Cauto, Gates no aclaró si adhería a la idea de Bush, en cuanto a destacar tropas casi de inmediato. Por su parte, varios comandantes abrigan dudas acerca de elevar la cantidad de tropas pues, a su juicio, eso demoraría la entrega de todos los resortes al gobierno local. Sin embargo, el funcionario recalcó que a los shi’itas les cabe la principal responsabilidad de cesar con la guerra civil. Significativamente, casi igual piensa Siria.

Aquel número se aproximaba el jueves, cuando cuatro infantes de marina perecieron durante un ataque. Sucedió en la provincia de An’bar, nido de la insurgencia sunní contra los norteamericanos, el gobierno iraquí y sus rivales shi’íes. Se trata de unos de los lugares más peligrosos del país.

Al día siguiente, cayó un quinto soldado, ahora al oeste de la capital. Su muerte llevó la cifra a los tres mil, sostienen fuentes no oficiales. En cuanto va de diciembre, se acumulan 71 bajas. No obstante, los militares sostienen que los decesos “no pasan de 2.960 en total”.

Estos datos aumentan las presiones para que Bush escoja, por fin, una estrategia para ir reduciendo los 140.000 efectivos en campo. Pero, por el momento, el presidente promete recién para el 20 de enero anuncios formales. No obstante, líderes de las tres facciones iraquíes (shi’íes, sunníes, kurdos), en conversaciones con Gates, apoyan las sugerencias al congreso del grupo de estudio bipartidario.

El republicano James Baker y el demócrata Lee Hamilton propusieron un retiro paulatino y ordenado, junto con un plan para dividir Irak en tres autonomías y un distrito federal. En rigor, este esquema y el de Bush tienen un punto en común: enviar tropas de refresco (20 a 30.000) mientras van retirándose las actuales.

Cauto, Gates no aclaró si adhería a la idea de Bush, en cuanto a destacar tropas casi de inmediato. Por su parte, varios comandantes abrigan dudas acerca de elevar la cantidad de tropas pues, a su juicio, eso demoraría la entrega de todos los resortes al gobierno local. Sin embargo, el funcionario recalcó que a los shi’itas les cabe la principal responsabilidad de cesar con la guerra civil. Significativamente, casi igual piensa Siria.

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