Grupo Fénix: toma de posición ante la segunda vuelta electoral

“En septiembre de 2001, advertíamos sobre las consecuencias del modelo económico-social aplicado en la década del 90, que entrañaba una pésima inserción en el orden mundial contemporáneo. La industria devastada –comienza la declaración-, la propiedad concentrada y transnacionalizada, la especulación financiera y el consumo suntuario se privilegiaban sobre la producción y las necesidades básicas”.

De 1990 a 2000 “sólo el 10% más rico aumentó ingresos reales, mientras se empobrecía en 90% restante. Nunca antes Argentina había alcanzado los niveles de desempleo, pobreza e indigencia que generó ese patrón económico”. Según estos analistas sistémicos –entre quienes se cuentan Aldo Ferrer, Marcelo Ramón Lascano y Adolfo Buscaglia-, la estrategia neoconservadora “produjo veloz concentración de la riqueza, fuerte redistribución regresiva del ingreso, creciente déficit fiscal y endeudamiento del estado. Encubiertos por éxitos pasajeros o aparentes y la venta irracional, corrupta y masiva de activos estratégicos”.

Por entonces, el grupo ya anticipaba el descalabro político, social y económico iniciado en diciembre de 2001. A su juicio, “el actual proceso electoral marca el principio de una normalización indispensable”. Además, la crisis abrió finalmente “un debate sobre modelos económicos. Los resultados del 27 de abril indican que una parte preponderante de la sociedad busca superar las pautas imperantes en los 90, abandonando la apatía manifestada tiempo atrás”. Empero, “se ha puesto de manifiesto una importante fragmentación política, que posiblemente se agudice en los próximos comicios legislativos”.

En ese contexto, el Grupo Fénix –que no fue consultado por ninguno de quienes disputaron la primera vuelta- estima que “se abren perspectivas favorables. La mayoría quiere cambios y no está dispuesta a tolerar la miseria y la exclusión, en un país donde la indigencia sólo puede ser producto de malas prácticas sociales y políticas”.

“En septiembre de 2001, advertíamos sobre las consecuencias del modelo económico-social aplicado en la década del 90, que entrañaba una pésima inserción en el orden mundial contemporáneo. La industria devastada –comienza la declaración-, la propiedad concentrada y transnacionalizada, la especulación financiera y el consumo suntuario se privilegiaban sobre la producción y las necesidades básicas”.

De 1990 a 2000 “sólo el 10% más rico aumentó ingresos reales, mientras se empobrecía en 90% restante. Nunca antes Argentina había alcanzado los niveles de desempleo, pobreza e indigencia que generó ese patrón económico”. Según estos analistas sistémicos –entre quienes se cuentan Aldo Ferrer, Marcelo Ramón Lascano y Adolfo Buscaglia-, la estrategia neoconservadora “produjo veloz concentración de la riqueza, fuerte redistribución regresiva del ingreso, creciente déficit fiscal y endeudamiento del estado. Encubiertos por éxitos pasajeros o aparentes y la venta irracional, corrupta y masiva de activos estratégicos”.

Por entonces, el grupo ya anticipaba el descalabro político, social y económico iniciado en diciembre de 2001. A su juicio, “el actual proceso electoral marca el principio de una normalización indispensable”. Además, la crisis abrió finalmente “un debate sobre modelos económicos. Los resultados del 27 de abril indican que una parte preponderante de la sociedad busca superar las pautas imperantes en los 90, abandonando la apatía manifestada tiempo atrás”. Empero, “se ha puesto de manifiesto una importante fragmentación política, que posiblemente se agudice en los próximos comicios legislativos”.

En ese contexto, el Grupo Fénix –que no fue consultado por ninguno de quienes disputaron la primera vuelta- estima que “se abren perspectivas favorables. La mayoría quiere cambios y no está dispuesta a tolerar la miseria y la exclusión, en un país donde la indigencia sólo puede ser producto de malas prácticas sociales y políticas”.