Grupo de los Siete: el crecimiento sigue comprometido

Eluden dos palabras –estanflación, recesión- para no molestar a Washington. Al menos en público. En realidad, sólo Estados Unidos muestra signos en ese sentido, salvos dos afectadas por la crisis hipotecaria: Gran Bretaña, España.

10 febrero, 2008

No obstante, el grupo integrado por EE.UU, Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá y la inexplicable Holanda se ve cada reunión más débil y agrietado. Al mismo tiempo, el presidente del Banco Central europeo (Jean-Claude Trichet) pierde fuerza. Igual le ocurre a Jean-Claude Junker, jefe del Eurogrupo y representante de Luxemburgo, una plaza extraterritorial enquistada insertada en la Eurozona.

No sin trepidaciones, el comunicado final emitido por el encuentro en Tokio, admite que las economías centrales “están ante un cuadro más complejo y problemático que meses atrás”. Menos lírico, el italiano Tommaso Padoa-Schioppa –ministro interino de economía- cree que “las crisis distan de haberse agotado”.

Pese a ello, Trichet, Junker y Mervyn King (Banco de Inglaterra) insisten en que “los datos fundamentales siguen sólidos”, aunque no se sepa exactamente a qué se refieren. Máxime mientras, por otra parte, los tres banqueros ortodoxos ven –como algunos directores de la Reserva Federal- peligros inflacionarios.

En otro plano, Fukushiro Nukaga (ministro japonés de hacienda) formulò una advertencia significativa: “es difíicil que EE.UU. vuelva a ser una locomotora global. Cada país deberá hacer frente a los obstáculos adoptando sus propias medidas”. Fuera de agenda y en los pasillos, casi nadie daba importancia al paquete de US$ 150.000 millones en desgravaciones impositivas que George W.Bush otorga a los sectores más prósperos de la sociedad norteamericana.

No obstante, el grupo integrado por EE.UU, Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá y la inexplicable Holanda se ve cada reunión más débil y agrietado. Al mismo tiempo, el presidente del Banco Central europeo (Jean-Claude Trichet) pierde fuerza. Igual le ocurre a Jean-Claude Junker, jefe del Eurogrupo y representante de Luxemburgo, una plaza extraterritorial enquistada insertada en la Eurozona.

No sin trepidaciones, el comunicado final emitido por el encuentro en Tokio, admite que las economías centrales “están ante un cuadro más complejo y problemático que meses atrás”. Menos lírico, el italiano Tommaso Padoa-Schioppa –ministro interino de economía- cree que “las crisis distan de haberse agotado”.

Pese a ello, Trichet, Junker y Mervyn King (Banco de Inglaterra) insisten en que “los datos fundamentales siguen sólidos”, aunque no se sepa exactamente a qué se refieren. Máxime mientras, por otra parte, los tres banqueros ortodoxos ven –como algunos directores de la Reserva Federal- peligros inflacionarios.

En otro plano, Fukushiro Nukaga (ministro japonés de hacienda) formulò una advertencia significativa: “es difíicil que EE.UU. vuelva a ser una locomotora global. Cada país deberá hacer frente a los obstáculos adoptando sus propias medidas”. Fuera de agenda y en los pasillos, casi nadie daba importancia al paquete de US$ 150.000 millones en desgravaciones impositivas que George W.Bush otorga a los sectores más prósperos de la sociedad norteamericana.

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