<p>Las abriga el luxemburgués que preside el Eurogrupo, o sea los ministros de hacienda de la Eurozona. A su juicio, “quedan aspectos poco claros. Si no se dirimen ahora, será en la semana próxima”.<br />
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En otras palabras, el Parlamento aprobó a regañadientes la propuesta de la coalición, pero los sindicatos aún la resisten. Como si fuera poco, las huestes de Juncker no la creen suficiente. Entretanto, el desempleo había cerrado el años en más de 21% de la población activa, nivel que podría haberse elevado un punto en enero, siempre según la oficina estadística griega. La misma fuente revela que, en diciembre, la industria cedió 11,3%.<br />
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Por otra parte, resta –según el Eurogrupo- poner los compromisos por escrito. Vale decir, el pacto para recortar gastos públicos en € 3.000 millones, reducir 22% el salario mínimo y las jubilaciones. Todo ello para dejar la deuda soberana en “apenas” 120% del producto bruto interno… hacia 2020.<br />
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Reunidos en Bruselas, los ministros de Hacienda tienen escaso tiempo para revisar el acuerdo y los detalles de una restructuración que, en efecto, disminuirá en € 100.000 millones la deuda nominal con acreedores privados. También el Fondo Monetario Internacional debe examinar los números y compatibilizarlos con el “premio mayor”, el segundo paquete de rescate (€ 130.000 millones).<br />
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Un duro, el holandés Jan Kees de Jager, quiere ver “la instrumentación concreta de las medidas estipuladas por parte del gobierno griego”. También exige “un pleno compromiso de las dirigencias políticas y sociales con el programa”. El esquema incluye un canje de bonos entre Atenas y sus acreedores privados que, recuerda Jager, debe ponerse pronto en marcha. Obviamente, el Gobierno de los Países Bajos atiende a los intereses de los bonistas, esto es el Instituto de Finanzas Internacionales (IFI) que maneja Charles Dallara desde París.<br />
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En realidad, sin la inyección de fondos frescos –el segundo salvataje-, Grecia podría entrar el 20 de marzo en cese de pagos por una suma relativamente exigua, € 14.500 millones. Según el libreto del IFI, eso acarreará efectos catastróficos en los mercados de bonos. Tal vez sea una exageración.<br />
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Si bien el jueves por la noche los parámetros fundamentales del convenio se habían establecido, el viernes la pelota volvió al Eurogrupo. Entre los aspectos claves figura el papel del Banco Central Europeo, que posee alrededor de € 45.000 millones o más en títulos soberanos griegos. Esta masa fue adquirida a precios substancialmente inferior al valor nominal. Funcionarios de Fráncfort (BCE) y Bruselas indican que el emisor había aceptado en principio revenderlos por debajo de la paridad.<br />
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Mario Draghi, el director gerente, reiteró que el banco tiene vedado dar asistencia financiera a los Gobiernos. No obstante, si renuncia a las utilidades obtenibles pagando los bonos a valor nominal, no quebraría esa norma. “Si el BCE distribuye parte de sus ganancias –apuntaba el italiano- entre los países miembros, como aportes de capital, no constituirá financiamiento monetario”.<br />
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¿Grecia se rinde? Pero el Eurogrupo se divide
Hay principio de arreglo, aunque subsistan incógnitas hasta el domingo en cuanto a nuevas exigencias. Por ejemplo, despedir 150.000 empleados públicos en tres años. No habrá desembolsos si no se aclaran las dudas, señalaba Jean-Claude Juncker.