Grecia reclama respuesta por escrito a su contraoferta

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Tras varios días de parálisis, interminables rumores y una creciente incertidumbre, el gobierno griego presentó una contraoferta a sus acreedores internacionales y reclamó “una respuesta clara y por escrito”.

La contraoferta griega presentada hoy no incluye una reducción de las jubilaciones ni un aumento del IVA para los alimentos básicos, medicamentos y energía, ni una eliminación del sistema colectivo de negociación laboral, como reclaman las instituciones acreedoras. 

En cambio, propone “admitir el fracaso de la austeridad” y reorientar los esfuerzos para combatir “la evasión fiscal, el contrabando y el trabajo en negro”, según adelantó el primer ministro griego Alexis Tsipras, en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera.

 

A sólo tres semanas del próximo gran vencimiento de su deuda externa, Tsipras informó a la dirigencia y a la bancada de su coalición, Syriza, de la propuesta presentada y paralelamente, uno de los principales negociadores de su gobierno y ministro de Estado, Nikos Pappas, salió a presionar públicamente a los acreedores del país.

“Queremos una respuesta clara y por escrito”, escribió el hombre de confianza de Tsipras en las redes sociales, apenas una semana después que los acreedores internacionales respondieran a su propuesta original de 47 páginas con una escueta contraoferta, a la que el premier griego calificó de “absurda”. 

La contraoferta griega, integrada por apenas tres páginas, también reitera el reclamo de Atenas de que los bonos griegos en poder del Banco Central Europea (BCE) sean transferidos al fondo de estabilidad europea, lo que daría un respiro importante al debilitado país.

El nuevo gobierno en Atenas asumió en enero pasado tras prometer poner fin a las medidas de ajuste que las administraciones anteriores debieron aplicar a cambio de los dos llamados rescates financieros de los tres grandes acreedores del país, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el BCE, recibidos en 2010 y 2011.

Tsipras y los acreedores internacionales negocian desde hace cuatro meses un acuerdo que le permitiría a Atenas obtener 7.200 millones de euros de asistencia financiera para hacer frente a sus compromisos de deuda y evitar la cesación de pagos.

Al mismo tiempo, le garantizaría una liquidez suficiente para seguir pagando sueldos y cumpliendo con su presupuesto interno.

Un default griego podría dejar al país fuera de la zona euro y asestar un duro golpe a la tibia recuperación económica mundial tras la crisis financiera que de Estados Unidos se extendió al mundo a partir de 2008, según analistas.

Grecia acordó con el FMI retrasar el pago de 305 millones de euros que debía hacer el viernes pasado y acumular los 1.600 millones de euros que debe cancelar en junio para fin de mes.

De esta manera ganó unas semanas más para llegar a un acuerdo con sus tres acreedores.

La vocera de la CE, Margaritis Schinas, informó hoy en conferencia de prensa que recibió la contraoferta griega esta mañana y adelantó que “las tres instituciones (acreedoras) están actualmente analizando las propuestas con diligencia y cuidado”, según la agencia de noticias EFE.

Schinas también anunció que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el ex ministro de Finanzas francés Pierre Moscovici, se reunió con una delegación griega ayer “para intercambiar puntos de vista sobre la situación” y el estado de las negociaciones. 

No hay fecha aún para la próxima reunión entre Tsipras o alguno de sus ministros con los principales representantes de las tres instituciones acreedoras, otrora conocidas como la troika.
 

Sin embargo, Tsipras y sus pares de Alemania y Francia, la canciller Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande, podrían cruzarse mañana miércoles en la cumbre de la UE y América Latina que se realizará en Bruselas. El presidente de la CE, Jean Claude Juncker, también estará allí. 

En la entrevista de hoy con la prensa italiana, Tsipras adelantó con qué discurso irá su gobierno mañana a Bruselas. 

“Si los líderes europeos no pueden manejar un problema como el de Grecia, que representa el 2% de su economía, ¿cómo reaccionarán los mercados ante países que enfrentan problemas mucho más grandes, como España o Italia con deudas públicas de 2.000 millones de euros?”, advirtió el premier.

Además, el líder que se definió como el “campeón de la nueva izquierda europea” agregó, casi a modo de pronóstico, que si Grecia cae en default, los mercados “irán de inmediato por otro país”, por lo que “no le conviene a nadie” que las negociaciones por la deuda externa de Atenas fracasen.

Las palabras del premier griego y los silencios de los líderes de las instituciones acreedores internacional hacen sospechar que un acuerdo final aún está lejos. 

Los dirigentes del FMI, del CE y del BCE evitaron hoy hacer declaraciones. Sin embargo, el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro y Diálogo Social, Vladis Dombrovskis, intentó mantener viva la llama de esperanza en la eurozona al afirmar que es posible pensar en un acuerdo inicial “en los próximos días o dentro de un día”, aunque advirtió que primero Atenas debe mostrar “voluntad política” para hacerlo.

“Es importante que no sólo digan qué medidas no quieren, sino qué medidas están dispuestas a aplicar en su lugar”, destacó el dirigente comunitario, oriundo de Letonia, en una conferencia de prensa.

Más allá de las interpretaciones, lo cierto es que hoy el gobierno de Tsipras volvió a enviar a Bruselas una oferta concreta para continuar pagando su deuda externa, cumpliendo al mismo tiempo, con su principal promesa de campaña: poner fin a una política de austeridad que no hizo más que aumentar el desempleo, desfinanciar al Estado y dejar desprotegidos a millones de griegos.

 

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