Gran Bretaña se suma ahora a los gobiernos de coalición

Históricamente, Londres se distinguía por un sistema electoral estable. Se lo admiraba por la capacidad de producir resultados claros. Pero este régimen de mayoría y una sola vuelta capotó el 6 de mayo, en aras de una alianza estilo europeo.

10 mayo, 2010

<p>En realidad, variantes parecidas se dieron en varias ocasiones y la &uacute;ltima fue en 1974. Ahora, sin un ganador indiscutible en t&eacute;rminos de mayor&iacute;a simple, la primera minor&iacute;a (conservadores o tories) apela a los terceros en discordia &ndash;demoliberales o whigs-, porque la ex mayor&iacute;a laborista qued&oacute; como segunda minor&iacute;a, lejos de los ganadores.<br />
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A partir de ahora, el reino y su reina deber&aacute;n adaptarse a una novedad que es algo cotidiano en el resto de la Uni&oacute;n Europea: esperar unos d&iacute;as hasta formalizarse un pacto tory-whig. Vale decir, entre David Cameron y Nicholas Clegg.<br />
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Ahora bien &iquest;esto en verdad sepulta el sistema tradicional heredado del siglo XVII? Su problema es obvio: el r&eacute;gimen de mayor&iacute;a simple genera un triunfador claro si el contexto es bipartidario, como en Estados Unidos. Pero hoy el r&eacute;gimen ya no lo es. Los conservadores obtuvieron s&oacute;lo 36% del voto, o sea 306 esca&ntilde;os, contra los 326 que se necesitan. Los laboristas cayeron a 29% del electorado y 258 bancas.<br />
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Entretanto, los &uacute;ltimos sondeos previos a las elecciones fueron un papel&oacute;n para las encuestadoras, que asignaban a Clegg no menos de 28%. S&oacute;lo reuni&oacute; 23%, o sea 57 esca&ntilde;os en el Parlamento. Por ende, su excelente imagen medi&aacute;tica no se reflej&oacute; como deb&iacute;a en las urnas. En realidad y al igual que en Argentina, la grilla electoral fue injusta para los demoliberales: casi un cuarto del voto y menos de un d&eacute;cimo en bancas.<br />
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Hasta ahora, pocos en Gran Breta&ntilde;a se ocupaban de esas distorsiones. Ya no. Una grilla injusta que ha producido una primera minor&iacute;a, no una mayor&iacute;a siquiera simple (la mitad m&aacute;s uno), de pronto desvela a muchos laboristas. Este proceso de fragmentaci&oacute;n fue agrav&aacute;ndose por una pol&iacute;tica laborista a primera vista sensata iniciada en 1997: devolver facultades a los parlamentos regionales (Escocia, Gales, Ulster). <br />
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Junto con concesiones al federalismo fiscal, estas medidas promovieron los partidos locales tambi&eacute;n en el Parlamento brit&aacute;nico.<br />
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No parece dif&iacute;cil un pronto acuerdo entre conservadores y demoliberales o, al menos, un programa m&iacute;nimo para dos a&ntilde;os de gobierno de coalici&oacute;n. Ambos partidos coinciden en reducir el gasto p&uacute;blico, elevar impuestos &ndash;dos tics de derecha-, pero poniendo en caja al sistema bancario y sus excesos especulativos. Otro punto en com&uacute;n acaba de manifestarse el domingo, con Gordon Brown todav&iacute;a al tim&oacute;n: Londres rechaz&oacute; en rescate colectivo por &euro; 700.000 millones aprobado en Bruselas y Fr&aacute;ncfort.<br />
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