Globalización, capitales volátiles y bancos poco escrupulosos

Dícese que esta globalización es sólo la vuelta al mercantilismo previo a 1914. Pero la amenaza moscovita al proyecto British Petroleum-TNK o los deslices de Citigroup marcan una diferencia: no hay una Pax Britannica que respalde al capital.

20 septiembre, 2004

Así sostiene John Plender, en reciente columna del “Financial Times”. Según apunta, “en países donde la democracia es débil o no existe, los retornos de inversiones suelen ser dictados tanto por Realpolitik como por razones económicas. Hace cinco años, en Rusia los riesgos para inversores se cifraban mayormente en la deficiente gestión y la escasa transparencia de las empresas. Muchos emprendimientos conjunto fueron saqueados por socios locales”.

Hoy, en cambio, “el asalto de Vladyímir Putin contra Yukos, las presiones a BP-TNK y la creciente centralización del poder ponen en primer plano el riesgo político”. Pero hay otro punto clave: en materia de hidrocarburos, las economías líderes se tornan cada vez más dependientes de países frágiles o impredictibles”.

Por ende, la globalización gesta extrañas alianzas. “Por ejemplo, los flujos de capital norteamericano permiten a China financiar con sus reservas el déficit fiscal de Washington, que financia la aventura bélica en Irak”. Otro caso: “desde la crisis internacional de 1997/8, originada en Asia oriental y sudoriental, hay flujos netos de capital desde economías en desarrollo hacia Estados Unidos, algo tan absurdo como injusto”.

El Fondo Monetario ha estado promoviendo este dislate con sus recetas de ajuste, como lo ilustra la crisis argentina de 2001/2. En lo atinente a inversión externa directa (IED) no asociada a hidrocarburos, “una alta proporción va a países como China, donde los retornos del capital están sujetos, como en Rusia, a criterios políticos o burocráticos”.

Por tanto, “la creciente interdependencia económica no será un proceso fluido ni constante. Tampoco regresará el tipo de proteccionismo anterior a 1929, salvo caso como los subsidios agrícolas y otros impuestos por la Unión Europea o EE.UU. Pero, eso sí, habrá brotes esporádicos y resultantes pérdidas de confianza entre los inversores. Además, amplias zonas del mundo en desarrollo serán excluidas de flujos IED y se convertirán en guetos dentro de la globalización”.

El asunto Citigroup

Días atrás, “en un memorando interno –recuerda Plender-, Thomas Maheras, director de mercados globales de Citigroup, lamentaba que una maniobra por € 11.000 millones en eurobonos públicos no hubiera cumplido con las normas del grupo. No obstante, calificó de ‘innovadora’ una transacción que había desestabilizado el mercado”.

Casi al mismo tiempo, las autoridades locales cerraron la banca mayorista del grupo en Japón, tras verificar transgresiones a las leyes de valores, lavado de dinero inclusive. ¿Qué conclusiones extrae Plender? Primera, que “ese memo no dice nada sobre sanciones internas o si las ganancias de la maniobra europea contarán para las bonificaciones anuales de los implicados”. Mientras el banco no responda esos interrogantes, el columnista repetirá una pregunta formulada en agosto: “¿Será Citigroup un supervillano de las finanzas globales?”.

En segundo lugar, “el desastre japonés pone en tela de juicio la capacidad del este errático conglomerado para poner en caja a sus ejecutivos e imbuirlos de transparencia. A veces, estos gigantes del capitalismo se comportan como Rusia o China y, a su modo, desvirtúan la misma globalización de la cual sacan provecho.

Así sostiene John Plender, en reciente columna del “Financial Times”. Según apunta, “en países donde la democracia es débil o no existe, los retornos de inversiones suelen ser dictados tanto por Realpolitik como por razones económicas. Hace cinco años, en Rusia los riesgos para inversores se cifraban mayormente en la deficiente gestión y la escasa transparencia de las empresas. Muchos emprendimientos conjunto fueron saqueados por socios locales”.

Hoy, en cambio, “el asalto de Vladyímir Putin contra Yukos, las presiones a BP-TNK y la creciente centralización del poder ponen en primer plano el riesgo político”. Pero hay otro punto clave: en materia de hidrocarburos, las economías líderes se tornan cada vez más dependientes de países frágiles o impredictibles”.

Por ende, la globalización gesta extrañas alianzas. “Por ejemplo, los flujos de capital norteamericano permiten a China financiar con sus reservas el déficit fiscal de Washington, que financia la aventura bélica en Irak”. Otro caso: “desde la crisis internacional de 1997/8, originada en Asia oriental y sudoriental, hay flujos netos de capital desde economías en desarrollo hacia Estados Unidos, algo tan absurdo como injusto”.

El Fondo Monetario ha estado promoviendo este dislate con sus recetas de ajuste, como lo ilustra la crisis argentina de 2001/2. En lo atinente a inversión externa directa (IED) no asociada a hidrocarburos, “una alta proporción va a países como China, donde los retornos del capital están sujetos, como en Rusia, a criterios políticos o burocráticos”.

Por tanto, “la creciente interdependencia económica no será un proceso fluido ni constante. Tampoco regresará el tipo de proteccionismo anterior a 1929, salvo caso como los subsidios agrícolas y otros impuestos por la Unión Europea o EE.UU. Pero, eso sí, habrá brotes esporádicos y resultantes pérdidas de confianza entre los inversores. Además, amplias zonas del mundo en desarrollo serán excluidas de flujos IED y se convertirán en guetos dentro de la globalización”.

El asunto Citigroup

Días atrás, “en un memorando interno –recuerda Plender-, Thomas Maheras, director de mercados globales de Citigroup, lamentaba que una maniobra por € 11.000 millones en eurobonos públicos no hubiera cumplido con las normas del grupo. No obstante, calificó de ‘innovadora’ una transacción que había desestabilizado el mercado”.

Casi al mismo tiempo, las autoridades locales cerraron la banca mayorista del grupo en Japón, tras verificar transgresiones a las leyes de valores, lavado de dinero inclusive. ¿Qué conclusiones extrae Plender? Primera, que “ese memo no dice nada sobre sanciones internas o si las ganancias de la maniobra europea contarán para las bonificaciones anuales de los implicados”. Mientras el banco no responda esos interrogantes, el columnista repetirá una pregunta formulada en agosto: “¿Será Citigroup un supervillano de las finanzas globales?”.

En segundo lugar, “el desastre japonés pone en tela de juicio la capacidad del este errático conglomerado para poner en caja a sus ejecutivos e imbuirlos de transparencia. A veces, estos gigantes del capitalismo se comportan como Rusia o China y, a su modo, desvirtúan la misma globalización de la cual sacan provecho.

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