Ginebra: ¿Marcha la OMC rumbo a un pacto agrícola?

filo de viernes, cinco miembros clave de la OMC –incluyendo Estados Unidos y Unión Europea- alcanzaron un compromiso informal sobre subsidios agrícolas. Esto permitió proseguir la segunda reunión de la ronda Dohá, no sin dudas.

30 julio, 2004

Supachai Panitchipakdi, director general de la Organización Mundial de Comercio, emitió una declaración apoyando el incipiente acuerdo, que daría nuevo impulso a las negociaciones (debieran cerrarse este fin de semana). Al parecer, el más interesado en salvar Dohá es EE.UU., quizá debido a la campaña electoral, aunque su propuesta informal no sea clara.

Hasta la noche del viernes, no se conocían detalles del pacto. Pero, a juicio de observadores independientes, Washington no estaría dispuesto a discutir su régimen agrícola “in toto” y, a cambio, ofrecía rebajar subsidios en otros rubros. De ser así, no cambiaria el punto central del debate, cuya relevancia ha sido subrayada por el Banco Mundial. Según la entidad, un acuerdo agrícola serio inyectaría US$ 3.000 millones anuales en las corrientes comerciales favorables a países subdesarrollados y en desarrollo.

La verdadera postura norteamericana seguía ambigua. A una oferta de la UE para eliminar subsidios a la exportación, EE.UU. replicó proponiendo reducir –durante un año- subsidios internos que distorsionen el comercio. Eso si se llega a un acuerdo general que satisfaga a las economías africanas de subsistencia que dependen del algodón.

Australia, Brasil e India eran los otros tres países que participaron en las febriles reuniones de madrugada. El subbloque ya se conoce como “los 5”. Naturalmente, contrasta con el número de miembros de la OMC, que llega hoy a 147.

La hipotética proximidad de un arreglo agrícola desplaza el eje hacia cuestiones tales como trabas a productos industriales y las habituales presiones de las economías centrales. Éstas se resumen en la exigencia de que las economías no industriales abran sus mercados, como contrapartida de eventuales concesiones en materia de productos primarios.

Tampoco faltan celos. El jueves, 27 países protestaron porque “los 5” deliberaban a puertas cerradas y parecían buscar una especie de hegemonía. Entre los quejosos estaban China, Chile, Malasia y Japón. Los dos primeros integran el Grupo de los 20 (economías en desarrollo). Pero Japón, que impone derechos de hasta 490% al arroz importado, pesa en el Grupo de los 10 “potentados”, que abarca a países como Suiza, Noruega e Islandia (ajenos a la UE, mas no a sus políticas de subsidios).

Supachai Panitchipakdi, director general de la Organización Mundial de Comercio, emitió una declaración apoyando el incipiente acuerdo, que daría nuevo impulso a las negociaciones (debieran cerrarse este fin de semana). Al parecer, el más interesado en salvar Dohá es EE.UU., quizá debido a la campaña electoral, aunque su propuesta informal no sea clara.

Hasta la noche del viernes, no se conocían detalles del pacto. Pero, a juicio de observadores independientes, Washington no estaría dispuesto a discutir su régimen agrícola “in toto” y, a cambio, ofrecía rebajar subsidios en otros rubros. De ser así, no cambiaria el punto central del debate, cuya relevancia ha sido subrayada por el Banco Mundial. Según la entidad, un acuerdo agrícola serio inyectaría US$ 3.000 millones anuales en las corrientes comerciales favorables a países subdesarrollados y en desarrollo.

La verdadera postura norteamericana seguía ambigua. A una oferta de la UE para eliminar subsidios a la exportación, EE.UU. replicó proponiendo reducir –durante un año- subsidios internos que distorsionen el comercio. Eso si se llega a un acuerdo general que satisfaga a las economías africanas de subsistencia que dependen del algodón.

Australia, Brasil e India eran los otros tres países que participaron en las febriles reuniones de madrugada. El subbloque ya se conoce como “los 5”. Naturalmente, contrasta con el número de miembros de la OMC, que llega hoy a 147.

La hipotética proximidad de un arreglo agrícola desplaza el eje hacia cuestiones tales como trabas a productos industriales y las habituales presiones de las economías centrales. Éstas se resumen en la exigencia de que las economías no industriales abran sus mercados, como contrapartida de eventuales concesiones en materia de productos primarios.

Tampoco faltan celos. El jueves, 27 países protestaron porque “los 5” deliberaban a puertas cerradas y parecían buscar una especie de hegemonía. Entre los quejosos estaban China, Chile, Malasia y Japón. Los dos primeros integran el Grupo de los 20 (economías en desarrollo). Pero Japón, que impone derechos de hasta 490% al arroz importado, pesa en el Grupo de los 10 “potentados”, que abarca a países como Suiza, Noruega e Islandia (ajenos a la UE, mas no a sus políticas de subsidios).

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