¿Generará el huracán una crisis petrolera como en los 70?

La veloz reactivación de refinerías y la no tan rápida de plataformas marinas no disipan temores a más largo plazo. Para empezar, el precio de la nafta no cede al ritmo esperado. Para seguir, el agotamiento de hidrocarburos es imparable.

8 septiembre, 2005

Mientras las plantas iban reabriéndose, la industria y la Casa Blanca trataban de esconder datos incómodos sobre significativos daños en gasoductos, centros de concentración de combustibles (no “energía”, como suele decirse ahora) y plataformas costa fuera. Varios analistas independientes recuerdan que, en 2004, un huracán menos fuerte (Iván) afectó la extracción –crudos, gas- y la refinación más que Catalina hoy. Al menos, en apariencia.

No mediaban en aquel momento las crecientes dudas sobre el futuro de las reservas mundiales de hidrocarburos ni el deterioro político de George W.Bush. Este segundo factor pesa en la política informativa de un sector tan vinculado al actual gobierno (vía Richard Cheney) y con la familia presidencial. Por ejemplo, tres compañías líderes donaron a la última campaña electoral republicana cinco veces lo entregado para las víctimas de Nueva Orleans.

Volviendo a Iván, en su momento perjudicó la producción y mantuvo precios altos durante meses, en todo el mundo. En su caso, dañó `plataformas, ductos y refinerías por un lapso mucho más largo que Katrina. Si la “milagrosa” reactivación actual no es ficticia. En 2004, ademásn, también quedaron afectadas usinas y redes eléctrìcas, o sea energía en propiamente dicha.

“Estamos en una crisis, sin la menor duda”, le decía al “Wall Street Journal” Jay Fakes, ex jefe de información en la secretaría de Energía y combustibles (1993-2000). “En escala y alcances, esto llegará a compararse con la crisis causada por los embargos petroleros de 1973/5 y 1979/81. Si los verdaderos problemas actuales se disimulan o no se afrontan con firmeza, se desacelerarán las economías nacional y global”.

A horas de conocerse estas opiniones por Internet, Cheney logró algunos medios las sacasen de pantalla. Sucede que el gobierno Bush tiende a ignorar o silencias malas noticias o problemas que no puede afrontar”. Señalana Thomas O’Malley, presidente de la refinadora Premcor hasta que la compró una rival, Valero Energy.

Mientras las plantas iban reabriéndose, la industria y la Casa Blanca trataban de esconder datos incómodos sobre significativos daños en gasoductos, centros de concentración de combustibles (no “energía”, como suele decirse ahora) y plataformas costa fuera. Varios analistas independientes recuerdan que, en 2004, un huracán menos fuerte (Iván) afectó la extracción –crudos, gas- y la refinación más que Catalina hoy. Al menos, en apariencia.

No mediaban en aquel momento las crecientes dudas sobre el futuro de las reservas mundiales de hidrocarburos ni el deterioro político de George W.Bush. Este segundo factor pesa en la política informativa de un sector tan vinculado al actual gobierno (vía Richard Cheney) y con la familia presidencial. Por ejemplo, tres compañías líderes donaron a la última campaña electoral republicana cinco veces lo entregado para las víctimas de Nueva Orleans.

Volviendo a Iván, en su momento perjudicó la producción y mantuvo precios altos durante meses, en todo el mundo. En su caso, dañó `plataformas, ductos y refinerías por un lapso mucho más largo que Katrina. Si la “milagrosa” reactivación actual no es ficticia. En 2004, ademásn, también quedaron afectadas usinas y redes eléctrìcas, o sea energía en propiamente dicha.

“Estamos en una crisis, sin la menor duda”, le decía al “Wall Street Journal” Jay Fakes, ex jefe de información en la secretaría de Energía y combustibles (1993-2000). “En escala y alcances, esto llegará a compararse con la crisis causada por los embargos petroleros de 1973/5 y 1979/81. Si los verdaderos problemas actuales se disimulan o no se afrontan con firmeza, se desacelerarán las economías nacional y global”.

A horas de conocerse estas opiniones por Internet, Cheney logró algunos medios las sacasen de pantalla. Sucede que el gobierno Bush tiende a ignorar o silencias malas noticias o problemas que no puede afrontar”. Señalana Thomas O’Malley, presidente de la refinadora Premcor hasta que la compró una rival, Valero Energy.

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