Gabinete y presupuesto

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Fueron los dos temas centrales para el gobierno. La Alianza deberá demostrar su estrategia en materia económica (al presentar su primer presupuesto) y el nivel de cohesión después de los hechos del Senado.

El regreso del presidente de la Nación, tras su gira de 11 días, se produjo con su aseveración, ya antes de partir de China: “No hay cambios previstos”, frase que -de todas maneras- deja librada la posibilidad de que pudieran producirse en otro momento, considerado políticamente más apto para ello.

Los periodistas que acompañaban al presidente en la gira pudieron enterarse de que firmaría el presupuesto para el 2001 en el aeropuerto de Ezeiza y que volvía a ratificar su confianza en el vicepresidente Carlos Alvarez.

La mayoría de los observadores coincidía en que el estilo de Fernando de la Rúa haría que postergara cualquier eventual decisión sobre cambios ministeriales hasta bajar el nivel de tensiones existente. De alguna manera lo dejó entrever cuando expresó a los enviados de prensa: “Dejé en claro que no hay cambios previstos. Tengo mis propios tiempos, pero más que eso, es a mí a quien corresponde determinar las oportunidades”.

De todas formas fueron varios los nombres que se barajaron a la hora de arriesgar candidatos a ser dados de baja del gabinete. Los más nombrados fueron: Alberto Flamarique –ministro de Trabajo–; Fernando de Santibañes –titular de la Side– (ambos fueron mencionados como involucrados en los sucesos del Senado). A éstos se le sumaron los nombres del jefe de Gabinete Rodolfo Terragno –con varios posibles destinos políticos– y Juan Llach –ministro de Educación–quien ya le presentó al renuncia al presidente en un par de oportunidades.

De todos, Terragno fue el único que –el viernes por la tarde– salió a desmentir se desvinculación del gabinete.

Pero, además de festejar su 63 aniversario, a su llegada el presidente debió estampar la firma en el primer presupuesto de su gestión (ya que este año la Alianza debió gobernar con un presupuesto confeccionado por la administración anterior). Esto le permitió a José Luis Machinea poder enviar al Congreso el proyecto, cumpliendo la norma que establece como plazo máximo el 15 de Septiembre.

Ahora comenzará el tiempo del análisis para los economistas quienes intentarán leer, en la asignación de recursos, las variaciones de la economía delaruista en comparación con la menemista. En relación a ello, el Secretario de Programación Económica -– Miguel Bein–señaló que “se ha terminado la época del ajuste en la Argentina y que ahora es el tiempo de la austeridad en el gasto”. Dijo ,también, que se espera un incremento de la recaudación fiscal de $ 2000 millones aproximadamente y una caída del déficit de $ 1200 millones, con un crecimiento de 4,5% en el Producto Bruto Interno.

Otras previsiones: las exportaciones crecerían 13% y las importaciones 8%; la meta del déficit fiscal es de $ 4500 millones; los intereses de la deuda aumentarían en unos $ 2000 millones; se mantiene el recorte salarial para los empleados públicos y el Plan de Infraestructura, a cargo de empresas privadas, que permitirá reducir partidas destinadas inicialmente a este rubro.

Por otra parte, se afirma que Economía prevé fomentar el consumo de naftas, reduciendo los gravámenes de 48 centavos por litro a 36 centavos; el transporte de pasajeros será autorizado a contabilidad 12 centavos por litro de gasoil a cuenta de impuestos y por un año se retendría 20% a la exportación de petróleo crudo, actualmente liberada por decreto.

El regreso del presidente de la Nación, tras su gira de 11 días, se produjo con su aseveración, ya antes de partir de China: “No hay cambios previstos”, frase que -de todas maneras- deja librada la posibilidad de que pudieran producirse en otro momento, considerado políticamente más apto para ello.

Los periodistas que acompañaban al presidente en la gira pudieron enterarse de que firmaría el presupuesto para el 2001 en el aeropuerto de Ezeiza y que volvía a ratificar su confianza en el vicepresidente Carlos Alvarez.

La mayoría de los observadores coincidía en que el estilo de Fernando de la Rúa haría que postergara cualquier eventual decisión sobre cambios ministeriales hasta bajar el nivel de tensiones existente. De alguna manera lo dejó entrever cuando expresó a los enviados de prensa: “Dejé en claro que no hay cambios previstos. Tengo mis propios tiempos, pero más que eso, es a mí a quien corresponde determinar las oportunidades”.

De todas formas fueron varios los nombres que se barajaron a la hora de arriesgar candidatos a ser dados de baja del gabinete. Los más nombrados fueron: Alberto Flamarique –ministro de Trabajo–; Fernando de Santibañes –titular de la Side– (ambos fueron mencionados como involucrados en los sucesos del Senado). A éstos se le sumaron los nombres del jefe de Gabinete Rodolfo Terragno –con varios posibles destinos políticos– y Juan Llach –ministro de Educación–quien ya le presentó al renuncia al presidente en un par de oportunidades.

De todos, Terragno fue el único que –el viernes por la tarde– salió a desmentir se desvinculación del gabinete.

Pero, además de festejar su 63 aniversario, a su llegada el presidente debió estampar la firma en el primer presupuesto de su gestión (ya que este año la Alianza debió gobernar con un presupuesto confeccionado por la administración anterior). Esto le permitió a José Luis Machinea poder enviar al Congreso el proyecto, cumpliendo la norma que establece como plazo máximo el 15 de Septiembre.

Ahora comenzará el tiempo del análisis para los economistas quienes intentarán leer, en la asignación de recursos, las variaciones de la economía delaruista en comparación con la menemista. En relación a ello, el Secretario de Programación Económica -– Miguel Bein–señaló que “se ha terminado la época del ajuste en la Argentina y que ahora es el tiempo de la austeridad en el gasto”. Dijo ,también, que se espera un incremento de la recaudación fiscal de $ 2000 millones aproximadamente y una caída del déficit de $ 1200 millones, con un crecimiento de 4,5% en el Producto Bruto Interno.

Otras previsiones: las exportaciones crecerían 13% y las importaciones 8%; la meta del déficit fiscal es de $ 4500 millones; los intereses de la deuda aumentarían en unos $ 2000 millones; se mantiene el recorte salarial para los empleados públicos y el Plan de Infraestructura, a cargo de empresas privadas, que permitirá reducir partidas destinadas inicialmente a este rubro.

Por otra parte, se afirma que Economía prevé fomentar el consumo de naftas, reduciendo los gravámenes de 48 centavos por litro a 36 centavos; el transporte de pasajeros será autorizado a contabilidad 12 centavos por litro de gasoil a cuenta de impuestos y por un año se retendría 20% a la exportación de petróleo crudo, actualmente liberada por decreto.

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