G-7: otro plan o parche- para una crisis que ya supera la de 1929/32

Japón prepara un rescate propio. Silvio Berlusconi, en un rapto de sensatez, sugiere un feriado bursátil global, como en septiembre de 2001. Entretanto, la sobredosis de reuniones –G-7, G-8, G-11, G-20, FMI-BIRF- les resta credibilidad.

11 octubre, 2008

En un gesto que tal vez sea tardío, un baqueteado “G-7 menos uno” sacó un plan de acción que coordina a Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia. Japón figura en los papeles, pero prepara su propio salvataje bancario. En un plano muy discreto, allegados al Banco de Ajustes Internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales”) barajan una intervención concertada de los fondos jubilatorios, para cortar la realimentación de derivados tóxicos vía fondos de cobertura.
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<p>A criterio de varios economistas serios &ndash;ninguno trabaja en el Fondo Monetario ni el Banco Mundial-, ahora el problema es resolver si esto en una recesi&oacute;n o se acerca una recesi&oacute;n como la iniciada en 1932/3. El nov&iacute;simo plan del G-7 todav&iacute;a busca &ldquo;estabilizar los mercados, reiniciar el flujo de liquidez y, por fin, eludir una recesi&oacute;n generalizada. Pero &eacute;sta ya se ha desencadenado (lo acepta hasta el FMI). </p>
<p>La en&eacute;sima cumbre, sin embargo, s&oacute;lo ha difundido un comunicado con buenas intenciones pero sin detalles. Curiosa reticencia para cerrar una historia cuyo villano m&aacute;ximo no es el pat&eacute;tico George W. Bush sino su secretario de hacienda, Henry Paulson, que nunca ha dejado de operar para Goldman Sachs, como lo muestran dos &ldquo;errores&rdquo; garrafales: dejar caer a Lehman Brothers &ndash;con ella, la figura &ldquo;banca de inversi&oacute;n&rdquo;- y otorgar US$ 85.000 millones en dineros p&uacute;blicos a la aseguradora American Internacional Group. </p>
<p>Con las consecuencias de ambos pecados a la vista, los gobiernos de EE.UU. y Gran Breta&ntilde;a (atado &eacute;ste inextricablemente al otro) tardaron un mes en reaccionar. Hasta ahora, empero, las respuestas de EE.UU. y la Eurozona se han quedado cortas. Por ejemplo, nadie se anim&oacute; a decretar feriado burs&aacute;til por algunos d&iacute;as o, como Rusia, Ucrania Indonesia y Brasil, suspender operaciones cuando los &iacute;ndices ca&iacute;an m&aacute;s de 10% (lecci&oacute;n que tambi&eacute;n debiera aprender la peque&ntilde;a bolsa porte&ntilde;a). </p>
<p>Cabe consignar que el esquema de Paulson, modificado por el congreso, sigue en pie y puede costar unos US$ 843.000 millones, como adelantaba este sitio el s&aacute;bado 27. Igualmente, el &ldquo;rescate II&rdquo; (canjear papeles comerciales no titulizados por acciones en bancos empresas afectadas) siguen dando vueltas y puede salir m&aacute;s de US$ 1,2 bill&oacute;n. No es casual que Paulson haya desechado una salida tan l&oacute;gica como inyectar liquidez directamente en las entidades financieras para mantenerlas activas. Eso &ndash;se&ntilde;alan Robert Rubin y Paul Krugman, entre otros- habr&iacute;a frenado la crisis. La versi&oacute;n del plan aprobada por el congreso incluye esa posibilidad (Gran Breta&ntilde;a puso en pr&aacute;ctica algo similar). </p>
<p>Probablemente, la adicci&oacute;n a reuniones y cumbres cada vez menos substanciales tenga que ver con esa llamativa ceguera de Washington. </p>

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