G-7: déficit norteamericano, el peor riesgo global

EE.UU. precisa US$ 1.800 millones diarios de inversión externa directa, pues su déficit corriente acumula 6,3 billones. Este ejercicio fiscal tendrá 455/475.000 millones en rojo. El siguiente más de medio billón. Todo eso alarma al mundo.

22 septiembre, 2003

Una campaña psicológica intenta hacer creer que el mundo pierde el sueño por una presunta quita de 70% en parte de la deuda externa argentina. Otra, mejor fundamentada, presiona a Japón y China para dejar revaluar el yen y el yüan. Pero, como lo señala un informe previo a la asamblea anual FMI-Banco Mundial, para el G-7 el problema clave es la “acumulación de déficit que muestran la economía y la gestión fiscal en Estados Unidos”.

Horas antes de empezar las sesiones FMI-BIRF en Dubái, el Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia) advertía sobre “los efectos negativos y los riesgos sistémicos globales que significan los déficit norteamericanos y la subvaluación de algunas monedas en Asia oriental”.

En otro plano, los técnicos del grupo tienen dudas sobre el optimismo de John Snow, secretario de Hacienda estadounidense. A su juicio, “el producto bruto interno puede llegar a crecer 4% durante este semestre”. Por supuesto, la exposición del funcionario sirvió para que, después de enumerar severos riesgos globales, el G-7 dijera –en un comunicado final- que “la economía mundial va en vías de recuperación”.

Menos lírico, Hans Eichel –colega alemán de Snow- señaló que “no es prudente ignorar los riesgos que afronta ese repunte”. Ni Eichel ni el representante francés (Francis Mer, titular de Hacienda, estaba en Bruselas buscando evitar una crisis con la Comisión Europea en torno de Alstom) creen mucho en las reformas pro mercado exigidas a la Eurozona.

Una campaña psicológica intenta hacer creer que el mundo pierde el sueño por una presunta quita de 70% en parte de la deuda externa argentina. Otra, mejor fundamentada, presiona a Japón y China para dejar revaluar el yen y el yüan. Pero, como lo señala un informe previo a la asamblea anual FMI-Banco Mundial, para el G-7 el problema clave es la “acumulación de déficit que muestran la economía y la gestión fiscal en Estados Unidos”.

Horas antes de empezar las sesiones FMI-BIRF en Dubái, el Grupo de los 7 (EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia) advertía sobre “los efectos negativos y los riesgos sistémicos globales que significan los déficit norteamericanos y la subvaluación de algunas monedas en Asia oriental”.

En otro plano, los técnicos del grupo tienen dudas sobre el optimismo de John Snow, secretario de Hacienda estadounidense. A su juicio, “el producto bruto interno puede llegar a crecer 4% durante este semestre”. Por supuesto, la exposición del funcionario sirvió para que, después de enumerar severos riesgos globales, el G-7 dijera –en un comunicado final- que “la economía mundial va en vías de recuperación”.

Menos lírico, Hans Eichel –colega alemán de Snow- señaló que “no es prudente ignorar los riesgos que afronta ese repunte”. Ni Eichel ni el representante francés (Francis Mer, titular de Hacienda, estaba en Bruselas buscando evitar una crisis con la Comisión Europea en torno de Alstom) creen mucho en las reformas pro mercado exigidas a la Eurozona.

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