Tras el claro planteo en Brasil, la Unión Europea –quizá sin Gran Bretaña- pedirá a Estados Unidos “adoptar medidas concretas para reformar el sistema financiero en los tres meses siguientes a la reunión de Washington”. Convocada por George W. Bush antes de las elecciones, hoy no se sabe bien si la presidirá o –si Obama no lo hace- pasará la posta a Nicolas Sarkozy (Francia) o Angela Merkel (Alemania). <br />
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<p>En rigor, otro BW implica cambios fundamentales en las dos entidades forjadas por John Maynard Keynes y George Marshall: Fondo Monetario Internacional, Banco Internacional de Reconstrucción y Fomentento (BIRF o Banco Mundial). La muerte de Keynes abrió paso al copamiento del FMI por equipos orientados desde Chicago, orientados a la banca privada norteamericana y angloholandesa. Volcker y otros presidentes de la Reserva Federal casi nunca se apartaron de la ortodoxia neoclásica ni la defensa del mercado libre. </p>
<p>A su vez, el Banco Mundial fue convirtiéndose en una pesada y opaca burocracia. La última asamblea semestral conjunta, en octubre, evidenció la oquedad de ambas instituciones: el documento final quedó relegado en los medios, señal de decadencia similar a la emitida meses antes por la Organización Mundial de Comercio. </p>
<p>Si bien la UE define al FMI (no el BM) como pivote de la reforma, algunas de sus exigencias se acercan más al Banco de Ajustes Internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales”) y al comité de Basilea. Ahí la ortodoxa se relaciona con Josef Schumpeter, no con Milton Friedman. Por otra parte, Richard M. Nixon mismo se encargó de liquidar BW el 15 de agosto de 1971, derogando desde enero de 1972 la convertibilidad dólar-oro. Por otra parte, como señalaba Raúl J. Prebisch, era una convertibilidad relativa, pues los bancos centrales monopolizaban el mercado áureo. </p>
<p>Pero ahora la ecuación tampoco permite recrear el patrón oro (cayó entre 1914 y hiperinflación alemana de 1921/7). En cuanto al dólar, su condición de divisa de reserva y tarifas ya no es única y la comparte con el euro. Eso sin tener en cuenta las pretensiones “autonomistas” de Rusia y los emiratos petroleros del golfo. </p>
<p>El cuadro incluye los 76 días que tiene Obama para lanzar su primera ola de medidas en auxilio de las clases media y media baja, no de Wall Street. Pero la presencia de Volcker en la conferencia de prensa inicial –donde hubo escasos anuncios concretos- inquietó a muchos legisladores demócratas, que conocen sus posturas ideológicas afines a las de un banquero, no de un político ni un reformador. </p>
G-20 a dos puntas: un Bretton Woods II parece casi inevitable
La reunión ministerial, este fin de semana en Río de Janeiro, directamente pide un acto fundacional como en 1944. La cumbre del mismo grupo, el sábado 15, insistirá. Pero Barack Obama se respalda en Paul Volcker, afín al monetarismo.