El artículo “Presupuesto 2026: el margen oculto detrás de los números”, elaborado por la Fundación Mediterránea, presidida por María Pía Astori, examina los desafíos y supuestos del proyecto presupuestario para el próximo año. El informe sostiene que el Presupuesto 2026 parte de un escenario optimista, en el cual la evolución fiscal dependerá de variables macroeconómicas y del manejo del gasto estatal.
La entidad advierte que una inflación superior a la estimada podría generar mayores ingresos nominales para el Estado, pero también incrementaría el gasto automático, es decir, aquellos egresos sujetos a actualizaciones por inflación o normativas. Por el contrario, en caso de que la actividad económica se debilite, se produciría una reducción de ingresos reales y menor impulso fiscal.
El informe subraya que la clave para alcanzar el resultado previsto reside en la contención del gasto discrecional, es decir, aquel que puede ser ajustado por decisión de la administración. “Si la inflación termina más alta o el crecimiento se enfría, la historia fiscal podría cambiar: todo dependerá de cuánto se logre contener el gasto discrecional”, señala el documento.
Asimismo, la Fundación Mediterránea destaca que, si el gasto no automático se mantiene dentro de los límites establecidos, el superávit fiscal proyectado podría incluso mejorar. En ese sentido, el análisis concluye que “el verdadero margen del Presupuesto 2026 no está en los supuestos macro, sino en la capacidad del Estado para ejecutar con disciplina el gasto”.
De acuerdo con lo informado por la Fundación Mediterránea, la evolución fiscal para 2026 estará condicionada por factores como la inflación y la actividad, pero especialmente por el control efectivo del gasto público.
