Frustran en Italia un plan de nuevas brigadas rojas

Una serie de operativos en el norte del país llevaron al arresto de quince activistas. Entre ellos, dirigentes sindicales y de ambos extremos. Su jefe era un brigadista rojo “antiguo”, Alfredo Davanzo.

13 febrero, 2007

La policía realizó allanamientos en Lombardía, Piamonte, Véneto y Trentino. Irónicamente, baluartes de dos movimientos fascistas, los separatismos padano y tirolés. Pero ahora se trata del “partido comunista político-militar” (Pcpm), un anacronismo de corte trotskista.

Sus ideólogos rescatan “la segunda posición de las viejas brigadas rojas”. Divididos en tres células, acumulaban depósitos de armas en cada “centro” y hacían ejercicios de tiro en los alrededores de Rovigo, Milán, etc. Entre los detenidos figuran sindicalistas de la Cgil (una de ambas centrales italianas).

En general, las “reuniones de estrategia” se hacían en restaurantes chinos, para no ser detectadas. Por su parte, Davanzo estaba prófugo desde los años 80 y volvió a Italia recién en noviembre. Se ocultaba en Raveo (Treviso) y hoy se declara “preso político”. El juez Guido Salvini califica a los arrestados como “núcleo de una banda armada con intenciones de cometer atentados”, entre ellos contra una de las tantas residencias de Silvio Berlusconi.

Los nexos con la extrema derecha son bastante claros. Uno de los detenidos es Claudio Latino (49 años), es militante por la autonomía véneta. Fue apresado junto con su “alumno”, Davide Bortolato, delegado de la Cgil en Turín y ex separatista piamontés. Entre las armas secuestradas había fusiles Uzi y Kalashnikov. Resulta por lo menos llamativo que Scotland Yard, fuente de repetidas denuncias sobre terrorismo islámico en Inglaterra, no haya encontrado todavía nada como esta conspiración italiana.

La policía realizó allanamientos en Lombardía, Piamonte, Véneto y Trentino. Irónicamente, baluartes de dos movimientos fascistas, los separatismos padano y tirolés. Pero ahora se trata del “partido comunista político-militar” (Pcpm), un anacronismo de corte trotskista.

Sus ideólogos rescatan “la segunda posición de las viejas brigadas rojas”. Divididos en tres células, acumulaban depósitos de armas en cada “centro” y hacían ejercicios de tiro en los alrededores de Rovigo, Milán, etc. Entre los detenidos figuran sindicalistas de la Cgil (una de ambas centrales italianas).

En general, las “reuniones de estrategia” se hacían en restaurantes chinos, para no ser detectadas. Por su parte, Davanzo estaba prófugo desde los años 80 y volvió a Italia recién en noviembre. Se ocultaba en Raveo (Treviso) y hoy se declara “preso político”. El juez Guido Salvini califica a los arrestados como “núcleo de una banda armada con intenciones de cometer atentados”, entre ellos contra una de las tantas residencias de Silvio Berlusconi.

Los nexos con la extrema derecha son bastante claros. Uno de los detenidos es Claudio Latino (49 años), es militante por la autonomía véneta. Fue apresado junto con su “alumno”, Davide Bortolato, delegado de la Cgil en Turín y ex separatista piamontés. Entre las armas secuestradas había fusiles Uzi y Kalashnikov. Resulta por lo menos llamativo que Scotland Yard, fuente de repetidas denuncias sobre terrorismo islámico en Inglaterra, no haya encontrado todavía nada como esta conspiración italiana.

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