<p>La última muerte sucedió a fin de agosto, en la planta de Lannion, oeste del país, pero los medios locales no prestaron mucha atención, dada la influencia de FT y el apoyo que tiene en París. En realidad, la causa reside en la privatización del grupo –para sumarse a una tendencia entonces dominante-, que incluía 22.000 retiros en apariencia “voluntarios” (2006-8).<br />
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En cada caso, suicidios e intentos fueron denunciados por los sindicatos, con quienes Nicolas Sarkozy mantiene pésimas relaciones, traducidas en actos y huelgas poco favorables a la imagen del presidente. Varios de los suicidas no se quedaron en la calle, pero se los degradó y se les redujeron salarios.<br />
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El último intento, pues, figura en una lista que empieza hace dieciocho meses. Pero, desde marzo, el fenómeno provoca paros y movilizaciones en varias ciudades. Ahora, por fin, la cúpula de FT detuvo despidos y degradaciones, informaba Olivier Barberot, director de recursos humanos. Vale decir, ejecutor del achique laboral. Sus superiores no han abierto la boca.<br />
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Sin inmutarse, Barberot afirmó que “la tasa de suicidios no aumenta desde 2000 y se mantiene en 2,15 por cada diez mil empleados”. Pero nada dijo sobre una serie de cartas de trabajadores denunciando exceso de tareas, intimidación gerencial, degradaciones y translados arbitrarios. Dos sindicatos, de paso, acusan a la cartera laboral de indiferencia. <br />
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Francia y una nueva ola de suicidios por temas laborales
Como ocurriera hace tres años en una automotriz, una serie de despidos llevó a veintidós suicidios y diez intentos. Esta vez, tocó a France Télécom. La firma acaba de frenar un proceso que implicó eliminar 40.000 puestos laborales desde 2004.