Francia tras la ilusión de un crecimiento real

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El socialismo vuelve a conducir la república francesa. Por margen ajustado (52 % a 48%) se impuso François Hollande, el candidato que basó su campaña en vender la esperanza de una economía que crecerá. Hablar en contra de la austeridad trae ventajas electorales, pero no es garantía de éxito en la gestión.

<p>El mismo esp&iacute;ritu hostil a los paquetes de austeridad y reducci&oacute;n de gastos que prima en toda Europa, decret&oacute; la derrota de Nicol&aacute;s Sarkozy quien debi&oacute; enfrentar las urnas en momento inoportuno.<br />
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Mientras sus seguidores celebraban en torno al hist&oacute;rico predio de La Bastilla, Hollande, desde su refugio rural, daba el que tal vez era su &uacute;ltimo discurso sobre su misi&oacute;n en pos del crecimiento y la prosperidad. La austeridad no es inevitable, era la consigna del momento.<br />
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Pero cuando el veterano dirigente de 57 a&ntilde;os se instale en el palacio del Eliseo, otra ser&aacute; la m&uacute;sica. Es cierto que Hollande ha prometido no ratificar el tratado europeo de disciplina fiscal impulsado por Alemania (los dem&aacute;s socios aguardan expectantes). Angela Merkel escuchar&aacute; algunas propuestas para promover el crecimiento, pero no es f&aacute;cil que transija. Es probable que haya algunos cambios cosm&eacute;ticos en lo inmediato como para dejar intacta, en apariencia, la alianza entre las dos grandes econom&iacute;as de la regi&oacute;n. <br />
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El derrotado Sarkozy es el segundo presidente en tiempos modernos en ser derrotado buscando la reelecci&oacute;n. Por otra parte, es el octavo l&iacute;der europeo en ser removido de su cargo en poco m&aacute;s de un a&ntilde;o.<br />
Las promesas de Hollande que le dieron la mayor&iacute;a de votos en las dos rondas electorales, pasan por elevar impuestos a los sectores m&aacute;s pudientes y a las empresas, m&aacute;s subsidios para empresas que den trabajo a j&oacute;venes y a viejos, revertir el proyecto oficial de elevar la edad jubilatoria a los 62 a&ntilde;os, y de equilibrar el presupuesto nacional para 2017.<br />
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Alemania no ser&aacute; la &uacute;nica inquietud del nuevo presidente. Primero debe garantizar mayor&iacute;a parlamentaria en los comicios del 10 y 17 de junio pr&oacute;ximo. Luego, no irritar a sus aliados de la OTAN en la cumbre que habr&aacute; en Chicago, mientras designa a un primer ministro y a todo su gabinete.<br />
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Lo que est&aacute; claro para los observadores del continente es que no ha llegado al poder un presidente revolucionario. El rumbo general no ser&aacute; modificado. Puede haber matices m&aacute;s a la izquierda, modificaciones cosm&eacute;ticas, pero la l&iacute;nea general de prudencia fiscal y recorte de gastos no variar&aacute;.<br />
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Como lo demostr&oacute; la primera ronda electoral, con el buen desempe&ntilde;o del Frente Nacional de Marina Le Pen y el Frente de Izquierda de M&eacute;lenchon, hay una frustraci&oacute;n nacional, y la xenofobia y propuestas irracionales surgen en tiempos de depresi&oacute;n.<br />
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Pero las atrevidas propuestas electorales se tornan prudentes cuando toca gobernar. En algunos pa&iacute;ses de Europa &ndash; en este caso, Francia- el p&eacute;ndulo se inclina hacia la izquierda. En otros, como en Hungr&iacute;a o Finlandia, hacia la derecha. <br />
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Lo que est&aacute; claro es que Hollande empe&ntilde;ar&aacute; todas sus fuerzas en mantener la mayor porci&oacute;n posible del Estado de Bienestar, que caracteriz&oacute; a la Europa de postguerra y que Alemania est&aacute; empe&ntilde;ada en desmantelar.</p>

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