Fondos, NYSE, fiscales y operadores en otro escándalo

La Bolsa de Nueva York multa a las cinco mayores creadoras de mercado. Fidelity Investments exige suprimirlas. Pero dos fiscales involucran al megafondo en maniobras que afectan a los fondos mutuales, un sector que mueve siete billones.

18 octubre, 2003

El New York Stock Exchange (NYSE) ha resuelto multar en US$ 150 millones a los cinco principales “hacemercado”. La autoridad bursátil comprobó que esos especialistas habían maniobrado para impedir que los inversores obtuvieran el mejor precio posible en varias subastas a viva voz. Entre los perjudicados, figuran fondos mutuales y jubilatorios.

Los sancionados son LaBranche & Co., Spear, Leeds & Kellogg, Fleet Specialists, Van der Moolen y Bear Hunter. Ninguno acepta la decisión de la Bolsa de Nueva York y, por tanto, los cinco irán a los tribunales.

Pero esto quizá sea la punta del témpano. Ocurre que también ha tomado cartas en el asunto dos fiscales y la Securities & Exchange Commission (Comisión Federal de Valores). La entidad quiere ampliar las investigaciones del NYSE a un lapso más largo y, además, estima que las multas son insuficientes.

En realidad, la SEC busca promover reformas en el régimen de subastas, que permitan a los operadores electrónicos competir en la formación de mercados. Por su parte, John Reed –interventor en el NYSE- elevará antes de fin de mes varias propuestas, entre ellas una que afecta al segmento en discusión.

Mientras tanto y en un gesto sin precedentes, Fidelity Investments –poderoso grupo de fondos inversores-, exigía a la Bolsa de Nueva York “el fin del sistema de subastas y las transacciones a viva voz”. O sea, planteó un mercado totalmente electrónico.

En realidad, Fidelity se alinea con los grandes fondos jubilatorios (irónicamente, perjudicados por las maniobras que han salido a luz). Muchos expertos, a la sazón, consideran anacrónico un sistema que data de hace 211 años en Manhattan. La clave del ataque son los especialistas que crean mercado para un papel y, por lo visto, no siempre son diáfanos.

“Preferimos una mecánica electrónica, como la del Nasdaq”, declaró Scott DeSano, director de operaciones globales en Fidelity. “Inevitablemente, a eso se llegará. Le guste o no a la cúpula del NYSE”.

La escandalosa caída de Richard Grasso –que no ha devuelto un centavo de los US$ 139.500.000 otorgaros por sus amigos del comité remuneratorio- y sus vínculos con maniobras poco claras contra un formador de mercado fueron esgrimidas como argumentos por DeSano. Curiosamente, Fidelity está controlado por los Johnson, un clan de Boston proclive a actuar entre bambalinas.

“Algo está cambiado dentro del propio grupo”, presume un ex jefe de la SEC. Ocurre que, hace casi un año, DeSanto presentó una propuesta idéntica, pero sin respaldo de Fidelity. Reed está dispuesto a analizar la idea, aunque no la comparta. “Wall Street es hoy la única plaza relevante que mantiene el sistema de subastas a viva voz, con especialistas que arbitran entre vendedores y compradores”, admitió William Donaldson (SEC).

El problema no sería tanto el mecanismo como una de sus opciones. Cuando las partes no se ponen de acuerdo, los especialistas (“hacemercado”) intervienen comprando o vendiendo con fondos propios. Éste es el aspecto menos transparente, pues suele abusarse del recurso en perjuicio de ahorristas e inversores.

Por el contrario, los sistemas electrónicos –Nasdaq, futuros en Singapur, etc.- permiten que diversos creadores de mercado faciliten operaciones con un papel dado. El mecanismo de compra o venta es múltiple y no lo maneja un solo árbitro.

La borrascosa polémica actual incluye un aspecto que hace a las reformas en el propio NYSE: el futuro de su división reguladora. Al parecer, tarda demasiado en descubrir ciertos abusos. Así sostiene el panel de la cámara baja que, esta misma semana, está interrogando a Reed, Donaldson y dos fiscales (Nueva York, Massachusetts).

Las cosas no paran ahí. William Galvin –precisamente el procurador general de Massachusetts- incluyó a Fidelity entre grandes operadores acusados de hacer negocios incorrectos a costa de fondos mutuales. Además de FI, están en la mira ejecutivos o ex ejecutivos de Morgan Stanley, Franklin Resources, Prudencial Securities y Putnam Investments.

Todos son investigados por transacciones irregulares a corto plazo. Galvin había empezado centrándose en agentes de PS, PI y MS en Boston. En la fase siguiente intervino Eliot Spitzer, su colega neoyorquino. Justamente, ante los legisladores el fiscal fue terminante: “estas acciones judiciales ponen en tela de juicio a los propios fondos mutuales, un sector que mueve US$ 7 billones”.

El New York Stock Exchange (NYSE) ha resuelto multar en US$ 150 millones a los cinco principales “hacemercado”. La autoridad bursátil comprobó que esos especialistas habían maniobrado para impedir que los inversores obtuvieran el mejor precio posible en varias subastas a viva voz. Entre los perjudicados, figuran fondos mutuales y jubilatorios.

Los sancionados son LaBranche & Co., Spear, Leeds & Kellogg, Fleet Specialists, Van der Moolen y Bear Hunter. Ninguno acepta la decisión de la Bolsa de Nueva York y, por tanto, los cinco irán a los tribunales.

Pero esto quizá sea la punta del témpano. Ocurre que también ha tomado cartas en el asunto dos fiscales y la Securities & Exchange Commission (Comisión Federal de Valores). La entidad quiere ampliar las investigaciones del NYSE a un lapso más largo y, además, estima que las multas son insuficientes.

En realidad, la SEC busca promover reformas en el régimen de subastas, que permitan a los operadores electrónicos competir en la formación de mercados. Por su parte, John Reed –interventor en el NYSE- elevará antes de fin de mes varias propuestas, entre ellas una que afecta al segmento en discusión.

Mientras tanto y en un gesto sin precedentes, Fidelity Investments –poderoso grupo de fondos inversores-, exigía a la Bolsa de Nueva York “el fin del sistema de subastas y las transacciones a viva voz”. O sea, planteó un mercado totalmente electrónico.

En realidad, Fidelity se alinea con los grandes fondos jubilatorios (irónicamente, perjudicados por las maniobras que han salido a luz). Muchos expertos, a la sazón, consideran anacrónico un sistema que data de hace 211 años en Manhattan. La clave del ataque son los especialistas que crean mercado para un papel y, por lo visto, no siempre son diáfanos.

“Preferimos una mecánica electrónica, como la del Nasdaq”, declaró Scott DeSano, director de operaciones globales en Fidelity. “Inevitablemente, a eso se llegará. Le guste o no a la cúpula del NYSE”.

La escandalosa caída de Richard Grasso –que no ha devuelto un centavo de los US$ 139.500.000 otorgaros por sus amigos del comité remuneratorio- y sus vínculos con maniobras poco claras contra un formador de mercado fueron esgrimidas como argumentos por DeSano. Curiosamente, Fidelity está controlado por los Johnson, un clan de Boston proclive a actuar entre bambalinas.

“Algo está cambiado dentro del propio grupo”, presume un ex jefe de la SEC. Ocurre que, hace casi un año, DeSanto presentó una propuesta idéntica, pero sin respaldo de Fidelity. Reed está dispuesto a analizar la idea, aunque no la comparta. “Wall Street es hoy la única plaza relevante que mantiene el sistema de subastas a viva voz, con especialistas que arbitran entre vendedores y compradores”, admitió William Donaldson (SEC).

El problema no sería tanto el mecanismo como una de sus opciones. Cuando las partes no se ponen de acuerdo, los especialistas (“hacemercado”) intervienen comprando o vendiendo con fondos propios. Éste es el aspecto menos transparente, pues suele abusarse del recurso en perjuicio de ahorristas e inversores.

Por el contrario, los sistemas electrónicos –Nasdaq, futuros en Singapur, etc.- permiten que diversos creadores de mercado faciliten operaciones con un papel dado. El mecanismo de compra o venta es múltiple y no lo maneja un solo árbitro.

La borrascosa polémica actual incluye un aspecto que hace a las reformas en el propio NYSE: el futuro de su división reguladora. Al parecer, tarda demasiado en descubrir ciertos abusos. Así sostiene el panel de la cámara baja que, esta misma semana, está interrogando a Reed, Donaldson y dos fiscales (Nueva York, Massachusetts).

Las cosas no paran ahí. William Galvin –precisamente el procurador general de Massachusetts- incluyó a Fidelity entre grandes operadores acusados de hacer negocios incorrectos a costa de fondos mutuales. Además de FI, están en la mira ejecutivos o ex ejecutivos de Morgan Stanley, Franklin Resources, Prudencial Securities y Putnam Investments.

Todos son investigados por transacciones irregulares a corto plazo. Galvin había empezado centrándose en agentes de PS, PI y MS en Boston. En la fase siguiente intervino Eliot Spitzer, su colega neoyorquino. Justamente, ante los legisladores el fiscal fue terminante: “estas acciones judiciales ponen en tela de juicio a los propios fondos mutuales, un sector que mueve US$ 7 billones”.

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