FMI.¿recaudador o reformador?

La llegada del director general Köhler, plantea ese interrogante. Recorre el mundo para analizar la posición del FMI y sus políticas. La crítica de Fernando Cardoso.Ter Minassian y la movilización de Moyano.

16 mayo, 2000

La designación del alemán Horst Köhler como director gerente del Fondo Monetario Internacional abre a los analistas una incógnita. ¿El nuevo funcionario se revestirá con las características de un reformador de las políticas tradicionales del FMI respecto del Tercer Mundo, o en cambio, mantendrá la posición del organismo como recaudador implacable de deudas?.

La respuesta sólo podrán darla el tiempo y la realidad. Llega a Ezeiza en momentos en que el Fondo está sometido a una avalancha de críticas desde distintos frentes. Se achaca a su imprevisión y lentitud el estallido de las crisis en distintos puntos del planeta que amenazan con hacer explotar la burbuja de la especulación financiera mundial desde hace tres años.

En Brasil tuvo palabras de elogio para la reacción local ante la crisis que generó en el primer trimestre de este año un crecimiento económico del 3%. Deslizó palabras de aprobación para el ministro de Hacienda, Pedro Malán y el presidente del Banco Central, Arminio Fraga, dos técnicos formados en las cátedras de los Estados Unidos.

La fuerte personalidad del Presidente Fernando Henrique Cardoso se manifestó con claridad cuando respondió a una frase de su visitante. Köhler dijo: “La estabilidad económica está asociada al desarrollo”. La respuesta: “No hay magia posible para resolver el problema de la desigualdad social”. Cardoso aludió a los efectos asfixiantes de la amortización de la deuda externa en las economías no desarrolladas.

No hay dudas de que los oídos del visitante internacional percibirán señales similares durante su permanencia en Buenos Aires. Dichas con estilo tal vez más sutil por Fernando De la Rúa y de manera más imperativa por los representantes del empresariado y el sindicalismo.

El funcionario huésped trae grabadas en sus pupilas las escenas de las movilizaciones de sectores del Primer Mundo que se oponen a la política del organismo que dirige y reclaman cambios radicales a la globalización económica y a sus secuelas actuales de desocupación y marginalidad social. Imágenes preocupantes para demócratas y republicanos que dirimirán en Noviembre la conducción de la primera potencia mundial.

Viene, se anticipa, a escuchar no a negociar. Se propone trazar un mapa de la realidad mundial que completará, después de América latina, con una gira por Asia y Africa. De ahí la pregunta inicial : ¿su rol en definitiva, será el de encarar una reforma o, en cambio, terminará por avalar la pertinaz posición recaudadora a
outrance?.

De todas maneras, el rostro adusto del FMI está reservado, entre nosotros, a Teresa Ter Minassian y a sus acompañantes que a fin de mes examinarán las cuentas de la Argentina. Llegará con un anuncio poco propicio: la CGT Rebelde y otros sectores que reprueban la política del organismo financiero internacional intentarán promover una movilización al “estilo Seattle”.

En materia de críticas, resuenan las vertidas desde México por Rodolfo Terragno, un político sutil y poco amigo de las expresiones abruptas. “En la década de los 90 nos dijeron: si achican el Estado, se privatiza y se controla la inflación, América latina crecerá más que el sudeste asiático. No fue así. Nosotros hicimos todo eso, que era necesario, pero no somos los nuevos tigres; seguimos siendo una inofensivas mascotas”, dijo.

Hizo esas declaraciones luego de reunirse con la canciller azteca, Rosario Green, ante quien expuso la potencialidad de la Argentina para ser interlocutor válido entre México y el Mercosur.

El Jefe del Gabinete tras señalar el fracaso de las recetas económicas aplicadas por el FMI a los países latinoamericanos, afirmó que deben convertirse en apoyo concreto a políticas de desarrollo.

La designación del alemán Horst Köhler como director gerente del Fondo Monetario Internacional abre a los analistas una incógnita. ¿El nuevo funcionario se revestirá con las características de un reformador de las políticas tradicionales del FMI respecto del Tercer Mundo, o en cambio, mantendrá la posición del organismo como recaudador implacable de deudas?.

La respuesta sólo podrán darla el tiempo y la realidad. Llega a Ezeiza en momentos en que el Fondo está sometido a una avalancha de críticas desde distintos frentes. Se achaca a su imprevisión y lentitud el estallido de las crisis en distintos puntos del planeta que amenazan con hacer explotar la burbuja de la especulación financiera mundial desde hace tres años.

En Brasil tuvo palabras de elogio para la reacción local ante la crisis que generó en el primer trimestre de este año un crecimiento económico del 3%. Deslizó palabras de aprobación para el ministro de Hacienda, Pedro Malán y el presidente del Banco Central, Arminio Fraga, dos técnicos formados en las cátedras de los Estados Unidos.

La fuerte personalidad del Presidente Fernando Henrique Cardoso se manifestó con claridad cuando respondió a una frase de su visitante. Köhler dijo: “La estabilidad económica está asociada al desarrollo”. La respuesta: “No hay magia posible para resolver el problema de la desigualdad social”. Cardoso aludió a los efectos asfixiantes de la amortización de la deuda externa en las economías no desarrolladas.

No hay dudas de que los oídos del visitante internacional percibirán señales similares durante su permanencia en Buenos Aires. Dichas con estilo tal vez más sutil por Fernando De la Rúa y de manera más imperativa por los representantes del empresariado y el sindicalismo.

El funcionario huésped trae grabadas en sus pupilas las escenas de las movilizaciones de sectores del Primer Mundo que se oponen a la política del organismo que dirige y reclaman cambios radicales a la globalización económica y a sus secuelas actuales de desocupación y marginalidad social. Imágenes preocupantes para demócratas y republicanos que dirimirán en Noviembre la conducción de la primera potencia mundial.

Viene, se anticipa, a escuchar no a negociar. Se propone trazar un mapa de la realidad mundial que completará, después de América latina, con una gira por Asia y Africa. De ahí la pregunta inicial : ¿su rol en definitiva, será el de encarar una reforma o, en cambio, terminará por avalar la pertinaz posición recaudadora a
outrance?.

De todas maneras, el rostro adusto del FMI está reservado, entre nosotros, a Teresa Ter Minassian y a sus acompañantes que a fin de mes examinarán las cuentas de la Argentina. Llegará con un anuncio poco propicio: la CGT Rebelde y otros sectores que reprueban la política del organismo financiero internacional intentarán promover una movilización al “estilo Seattle”.

En materia de críticas, resuenan las vertidas desde México por Rodolfo Terragno, un político sutil y poco amigo de las expresiones abruptas. “En la década de los 90 nos dijeron: si achican el Estado, se privatiza y se controla la inflación, América latina crecerá más que el sudeste asiático. No fue así. Nosotros hicimos todo eso, que era necesario, pero no somos los nuevos tigres; seguimos siendo una inofensivas mascotas”, dijo.

Hizo esas declaraciones luego de reunirse con la canciller azteca, Rosario Green, ante quien expuso la potencialidad de la Argentina para ser interlocutor válido entre México y el Mercosur.

El Jefe del Gabinete tras señalar el fracaso de las recetas económicas aplicadas por el FMI a los países latinoamericanos, afirmó que deben convertirse en apoyo concreto a políticas de desarrollo.

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