Financial Times: Kirchner merece ser escuchado en Estados Unidos

“La visita a Washington de Néstor Kirchner debe limar asperezas. Las deterioradas relaciones mutuas perjudican a ambos países y frenan la cooperación interamericana en general. El presidente argentino merece buena voluntad”.

23 julio, 2003

Así empieza un artículo en el “Financial Times”, firmado
por Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano. A su criterio,
el ex gobernador santacruceño “preside hoy un país muy castigado,
pero con esperanzas. Su economía, en otro tiempo la más fuerte de
Latinoamérica, se ha achicado más de 25% en el quinquenio 1998-2002.
Pero, este año, muestra signos alentadores de recuperación, mejoró
el clima político y Kirchner goza de amplio apoyo público”.

Resulta sugestivo que esta visión, distinta -aunque no opuesta- a la de
medios y espacios vinculados con el negocio financiero local e internacional,
aparezca en el influyente periódico económico. “Los nexos entre
EE.UU. y Argentina se han agriado desde los días de las relaciones carnales
cultivadas por Carlos Menem, en gran medida por la aparente indiferencia norteamericana
ante la crisis económica, política y social”.

No obstante, Hakim, un monetarista ortodoxo, coincide con algunos economistas
sistémicos argentinos, como Marcelo Lascano o Héctor Valle, en un
punto clave: el actual gobierno todavía “carece de un plan económico
integral”. Sea como fuere, empero, “EE.UU. y Argentina tienen que avenirse.
Sin respaldo en Washington, no habrá acuerdo de largo plazo con el Fondo
Monetario Internacional y quedará comprometido el repunte económico”.
Por cierto, “éste ha sido posible por el cese unilateral de pagos
sobre una parte importante de la deuda pública, cuyo total oscila alrededor
de US$ 150.000 millones”. Precisamente, “si el cese afectase a créditos
del FMI, que vencen en septiembre, Argentina sería un paria financiero”.

Sin duda, Washington “tiene en juego intereses críticos. Los problemas
argentinos influyen en Latinoamérica, agravan el estancamiento regional
e impiden desactivar tensiones sociales”. Justamente, los comentarios de
Hakim coinciden con alarmantes señales de recesión en México,
la segunda economía del subcontinente. “En muchos lugares, crece la
resistencia a reformas pro mercado y alianzas comerciales impulsadas por EE.UU.
En este plano, la supuesta indiferencia hacia Argentina realimenta el antinorteamericanismo
latinoamericano”.

En ese contexto, “la invitación de la Casa Blanca es un paso constructivo.
George W. Bush y sus asesores debieran reconocerle a Kirchner el mérito
de haber afrontado problemas tan intratables como la corrupción, la evasión
tributaria, un sistema judicial en ruinas, la torpe investigaciones de atentados
contra la AMIA en 1994 y la embajada israelí en 1992”. Como podía
leerse en otra edición del FT, ambos son comparables con los ataques terroristas
contra Manhattan y el Pentágono en 2001.

“Esas iniciativas no hacen a las severas prioridades económicas, pero
son claves para reconstruir el cuerpo político y social”.

También en lo económico, sostiene el articulista, “el gobierno
de Bush debiera admitir que Argentina ha estado haciendo bien algunas cosas. El
mes pasado, Horst Köhler, director gerente del FMI, elogió el desempeño
actual”. Washington tendría que emular al banquero, “dejando
en claro que habrá apoyo político y financiero si se adoptan las
nuevas medidas que recomiende el Fondo. Pero sin sugerirlas, detallarlas ni enmendarle
la plana a la entidad”. Acto seguido, Hakim se pliega al libreto convencional,
pidiendo “un nuevo programa que afronta la insolvencia de los bancos, los
insostenibles niveles de endeudamiento, el malgasto federal y provincial, la inseguridad
en materia contractual, etc.”

Obviamente, el analista quisiera un aumento de tarifas en los servicios privatizados,
algo que hasta los técnicos de Banco Mundial ven con escepticismo.

Así empieza un artículo en el “Financial Times”, firmado
por Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano. A su criterio,
el ex gobernador santacruceño “preside hoy un país muy castigado,
pero con esperanzas. Su economía, en otro tiempo la más fuerte de
Latinoamérica, se ha achicado más de 25% en el quinquenio 1998-2002.
Pero, este año, muestra signos alentadores de recuperación, mejoró
el clima político y Kirchner goza de amplio apoyo público”.

Resulta sugestivo que esta visión, distinta -aunque no opuesta- a la de
medios y espacios vinculados con el negocio financiero local e internacional,
aparezca en el influyente periódico económico. “Los nexos entre
EE.UU. y Argentina se han agriado desde los días de las relaciones carnales
cultivadas por Carlos Menem, en gran medida por la aparente indiferencia norteamericana
ante la crisis económica, política y social”.

No obstante, Hakim, un monetarista ortodoxo, coincide con algunos economistas
sistémicos argentinos, como Marcelo Lascano o Héctor Valle, en un
punto clave: el actual gobierno todavía “carece de un plan económico
integral”. Sea como fuere, empero, “EE.UU. y Argentina tienen que avenirse.
Sin respaldo en Washington, no habrá acuerdo de largo plazo con el Fondo
Monetario Internacional y quedará comprometido el repunte económico”.
Por cierto, “éste ha sido posible por el cese unilateral de pagos
sobre una parte importante de la deuda pública, cuyo total oscila alrededor
de US$ 150.000 millones”. Precisamente, “si el cese afectase a créditos
del FMI, que vencen en septiembre, Argentina sería un paria financiero”.

Sin duda, Washington “tiene en juego intereses críticos. Los problemas
argentinos influyen en Latinoamérica, agravan el estancamiento regional
e impiden desactivar tensiones sociales”. Justamente, los comentarios de
Hakim coinciden con alarmantes señales de recesión en México,
la segunda economía del subcontinente. “En muchos lugares, crece la
resistencia a reformas pro mercado y alianzas comerciales impulsadas por EE.UU.
En este plano, la supuesta indiferencia hacia Argentina realimenta el antinorteamericanismo
latinoamericano”.

En ese contexto, “la invitación de la Casa Blanca es un paso constructivo.
George W. Bush y sus asesores debieran reconocerle a Kirchner el mérito
de haber afrontado problemas tan intratables como la corrupción, la evasión
tributaria, un sistema judicial en ruinas, la torpe investigaciones de atentados
contra la AMIA en 1994 y la embajada israelí en 1992”. Como podía
leerse en otra edición del FT, ambos son comparables con los ataques terroristas
contra Manhattan y el Pentágono en 2001.

“Esas iniciativas no hacen a las severas prioridades económicas, pero
son claves para reconstruir el cuerpo político y social”.

También en lo económico, sostiene el articulista, “el gobierno
de Bush debiera admitir que Argentina ha estado haciendo bien algunas cosas. El
mes pasado, Horst Köhler, director gerente del FMI, elogió el desempeño
actual”. Washington tendría que emular al banquero, “dejando
en claro que habrá apoyo político y financiero si se adoptan las
nuevas medidas que recomiende el Fondo. Pero sin sugerirlas, detallarlas ni enmendarle
la plana a la entidad”. Acto seguido, Hakim se pliega al libreto convencional,
pidiendo “un nuevo programa que afronta la insolvencia de los bancos, los
insostenibles niveles de endeudamiento, el malgasto federal y provincial, la inseguridad
en materia contractual, etc.”

Obviamente, el analista quisiera un aumento de tarifas en los servicios privatizados,
algo que hasta los técnicos de Banco Mundial ven con escepticismo.

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