Final en Alemania para una coexistencia forzada y efímera
La coalición de centroderecha (CDU-CSU) obtuvo 33,8% del voto contra 23,1% de los socialdemócratas (SPD), 14,6% de los liberales (FDP) y 11,9% de la izquierda (die Linke). Pero no fue una revolución conservadora, como sostiene Silvio Berlusconi.
28 septiembre, 2009
<p>Sin duda, es un triunfo para la canciller Angela Merkel, su eventual aliado “liberal” Guido Westerwelle y la izquierda de Oskar Lafontaine. Estos disidentes de la SPD ganaron tres puntos y, si Franz Müntefering (su jefe) ve la luz, pueden reintegrar un centroizquierda con 35% del nuevo parlamento (contando los verdes).<br />
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En bancas, habrá 237 para CDU-SCU, 147 para SPD, 93 para FDP (240 agregándole SPD), 76 para la izquierda y 67 para otra izquierda, los verdes. Dicho de otro modo, los partidos a la izquierda del centro agrupan nada menos que 190 escaños. No está mal para una derrota sólo atribuible a Müntefering y su fallido candidato, Frank-Walter Steinmeier.<br />
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Por supuesto, el acceso a una nueva coalición CDU-CSU-FDP implica cambios de largo alcance. En esencia, consolida el poder de Merkel pero no conlleva, como dicen medios conservadores, un vuelco a la economía de libre mercado. Días antes, Berlín acusaba a Londres de ser aliada incondicional de la especulación bursátil y financiera, en particular vía derivativos.<br />
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Hasta cierto punto, esos roces denotan otra contradicción: un gobierno en teoría laborista (el de Gordon Brown) es más conservador que la coalición germana, antes o después de estos comicios. Eso lo pone en claro un oportunista como Peter Mandelson, que logró ser lord como ministro laborista de producción y ahora busca pasarse a los “tories” mientras Brown se viene abajo.</p>
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