FAO: ahogada por una voraz e inútil burocracia

“Escasos fondos, demasiado personal y viáticos caros”. Como sus colegas Unesco o la Organización Mundial de Salud y como el FMI o el Banco Mundial, nutridos elencos técnicos ganan encima de US$ 15.000 mensuales, pero no sirven de gran cosa.

26 octubre, 2007

La agencia para alimentos y agricultura (AAA sería las sigla correcta en castellano), con sede en Roma, “no logra superar una crisis de años ni se anima a lanzar reformas tan drásticas como urgentes”. Así sostiene un informe del senegalés Jacques Diouf.

“Un escandaloso exceso de burocracia torna inútiles los esfuerzos para hacer frente al hambre en el mundo”, agrega el trabajo. En este sentido, compara FO con Unesco, denunciada ya en los años 80 porque “con un solo sueldo mensual podrían mantenerse un año 4.000 familias indias o africanas” (así afirmaba “Newsweek” hace unos veinte años.

Según describe Diouf, “esta maquinaria de 3.600 profesionales y ejecutivos no ha hecho casi nada por los pobres y carecientes”. El duro dictamen responde a un encargo de los propios países miembros de la agencia, pero ha sido silenciado en gran parte del planeta, justamente por el “lobby” de esa poderosa burocracia.

El senegalés no está exento de culpas. Pariente cercano del ex presidente Abdou Diouf, su influencia política le obtuvo la presidencia en 1994 y, desde entonces, está atornillado en un sillón que le depara US$ 25.000 mensuales. Claro, nadie mejor que él para revelar –con trece años de gestión- que “la FAO sigue el principio de altos costos y baja eficacia. Nuestros técnicos en campo tienen demasiada autonomía pero escasas responsabilidades concretas”. O sea, no hay cómo sumariarlos o sancionarlos,

Por supuesto, los elencos estables se aferran a otro principio, el de subsidiaridad. Esto les permite privar a la cúpula de la AAA de facultades decisorias y retenerlas en nivel local. Exactamente, el mismo problema que ha puesto en crisis a Siemens…

Obviamente, tampoco el perfil financiero es aceptable. Para el bienio 2007-8, el presupuesto de gastos asciende a US$ 765.700.000 para atender 189 países (varios, apenas manchitas en el mapa) Pero, justamente por la pésima imagen de la agencia, entre 1993-4 y hoy ese monto ha bajado 30%. Además, es en dólares depreciados 35% en euros desde 2001.

La agencia para alimentos y agricultura (AAA sería las sigla correcta en castellano), con sede en Roma, “no logra superar una crisis de años ni se anima a lanzar reformas tan drásticas como urgentes”. Así sostiene un informe del senegalés Jacques Diouf.

“Un escandaloso exceso de burocracia torna inútiles los esfuerzos para hacer frente al hambre en el mundo”, agrega el trabajo. En este sentido, compara FO con Unesco, denunciada ya en los años 80 porque “con un solo sueldo mensual podrían mantenerse un año 4.000 familias indias o africanas” (así afirmaba “Newsweek” hace unos veinte años.

Según describe Diouf, “esta maquinaria de 3.600 profesionales y ejecutivos no ha hecho casi nada por los pobres y carecientes”. El duro dictamen responde a un encargo de los propios países miembros de la agencia, pero ha sido silenciado en gran parte del planeta, justamente por el “lobby” de esa poderosa burocracia.

El senegalés no está exento de culpas. Pariente cercano del ex presidente Abdou Diouf, su influencia política le obtuvo la presidencia en 1994 y, desde entonces, está atornillado en un sillón que le depara US$ 25.000 mensuales. Claro, nadie mejor que él para revelar –con trece años de gestión- que “la FAO sigue el principio de altos costos y baja eficacia. Nuestros técnicos en campo tienen demasiada autonomía pero escasas responsabilidades concretas”. O sea, no hay cómo sumariarlos o sancionarlos,

Por supuesto, los elencos estables se aferran a otro principio, el de subsidiaridad. Esto les permite privar a la cúpula de la AAA de facultades decisorias y retenerlas en nivel local. Exactamente, el mismo problema que ha puesto en crisis a Siemens…

Obviamente, tampoco el perfil financiero es aceptable. Para el bienio 2007-8, el presupuesto de gastos asciende a US$ 765.700.000 para atender 189 países (varios, apenas manchitas en el mapa) Pero, justamente por la pésima imagen de la agencia, entre 1993-4 y hoy ese monto ha bajado 30%. Además, es en dólares depreciados 35% en euros desde 2001.

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