Euro: quiebra más récords y afecta tanto a la economía como a las bolsas

Según preveía el mercado, el euro volvió a quebrar sus propias marcas en más de cuatro años. Ahora, a US$ 1,187 de máximo y 1,185 de promedio, empieza a perturbar las bolsas. Especialmente en Eurolandia (los doce adherentes a la moneda común).

26 mayo, 2003

En términos nominales, el pico inicial de la semana en Fráncfort -US$ 1,1871- cede sólo ante el máximo absoluto, US$ 1,1899. Registrado el 4 de enero de 1999, no puede compararse estrictamente con los valores actuales, dado que por entonces el euro no era una moneda física de circulación exclusiva en varios países, ni se lo empleaba para fijar precios y tarifas en escala internacional.

“Muchos inversores individuales e institucionales siguen el consejo de George Soros. O sea, venden dólar para no seguir perdiendo en términos de euro, libra, yen o franco suizo. El efecto se realimenta a sí mismo”, explicaban analistas de Nordea Markets (Copenague). Sólo el feriado en Londres y Nueva York impidió que las cotizaciones llegasen a US$ 1,19. “El euro avanza hacia US$ 1,20, un precio que, hace poco, no esperábamos hasta fin de año. La clave no es la fortaleza económica de Eurolandia –señalaba Johan Kretz, estratega principal en Danske Bank International, Luxemburgo-, sino un dólar sin sustento. Ahora, al parecer, el fenómeno comienza a frenar la inexplicable alza de varias bolsas europeas, a contramano de la realidad subyacente”. Este experto y los holandeses esperan US$ 1,19 ya mismo y 1,20 en junio.

Mientras tanto, los mercados bursátiles europeos pasaban de sostenidos a flojos, en leve descenso. Ahí los analistas han detectado un síntoma inquietante: las acciones más débiles son las de empresas con negocios en Estados Unidos. “Este minidólar es un lastre para la economía europea y debiera estimular a Wall Street, pero no lo hace”, observaba un manager de Deutsche Asset Management, una cartera global de US$ 590.000 millones.

En términos nominales, el pico inicial de la semana en Fráncfort -US$ 1,1871- cede sólo ante el máximo absoluto, US$ 1,1899. Registrado el 4 de enero de 1999, no puede compararse estrictamente con los valores actuales, dado que por entonces el euro no era una moneda física de circulación exclusiva en varios países, ni se lo empleaba para fijar precios y tarifas en escala internacional.

“Muchos inversores individuales e institucionales siguen el consejo de George Soros. O sea, venden dólar para no seguir perdiendo en términos de euro, libra, yen o franco suizo. El efecto se realimenta a sí mismo”, explicaban analistas de Nordea Markets (Copenague). Sólo el feriado en Londres y Nueva York impidió que las cotizaciones llegasen a US$ 1,19. “El euro avanza hacia US$ 1,20, un precio que, hace poco, no esperábamos hasta fin de año. La clave no es la fortaleza económica de Eurolandia –señalaba Johan Kretz, estratega principal en Danske Bank International, Luxemburgo-, sino un dólar sin sustento. Ahora, al parecer, el fenómeno comienza a frenar la inexplicable alza de varias bolsas europeas, a contramano de la realidad subyacente”. Este experto y los holandeses esperan US$ 1,19 ya mismo y 1,20 en junio.

Mientras tanto, los mercados bursátiles europeos pasaban de sostenidos a flojos, en leve descenso. Ahí los analistas han detectado un síntoma inquietante: las acciones más débiles son las de empresas con negocios en Estados Unidos. “Este minidólar es un lastre para la economía europea y debiera estimular a Wall Street, pero no lo hace”, observaba un manager de Deutsche Asset Management, una cartera global de US$ 590.000 millones.

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