Estados Unidos: un país dividido en dos

Los demócratas ganaron Diputados pero no el Senado. La ola azul no se materializó.

7 noviembre, 2018

En lo que se interpreta como un castigo a Donald Trump, los demócratas ganaron la Casa de Representantes en las elecciones de medio término, en gran medida debido a una asistencia abrumadora a las urnas. Los republicanos, por su parte, solidificaron su control en el Senado. Estos resultados preparan el escenario para una larga batalla entre las dos cámaras y dos años más difíciles para el presidente.

 

La asistencia a las urnas fue inusualmente alta comparada con otras votaciones de medio término. Los números crecieron por la abrumadora participación de los jóvenes, un sector normalmente reacio a votar.

 

La Cámara de Representantes tendrá, a partir de ahora y por primera vez, 100 bancas ocupadas por mujeres. Mujeres negras, latinas, nativas y hasta una musulmana. Es también muy probable que la presidencia de la Cámara la ocupe una mujer.

 

Con mayoría en esa cámara, los demócratas estarán en condiciones de bloquear la agenda legislativa de Trump y obligarlo a negociar nuevas leyes. (Eso dicen los optimistas; los más escépticos temen que no les va a ser nada fácil con el Senado y el presidente del otro lado).

 

La rotunda victoria (proyectada, aún no se han contabilizado todos los votos) les dará el control de todas las comisiones de la Casa; tendrán los números para vetar leyes propuestas por Trump y el poder para iniciar una serie de investigaciones peligrosas para la administración: los negocios familiares de Trump, sus relaciones con Rusia, los viajes secretos del Gabinete, los gastos oficiales, etc. etc. etc.

 

En el Senado, sin embargo, la historia fue diferente. Varios republicanos desbancaron a senadores demócratas que se postulaban para la reelección, lo que indica que los partidarios del presidente siguen firmemente con él dos años después.
 

Las proyecciones indican que los republicanos podrían incluso aumentar su mayoría en el Senado, lo que les permitiría avanzar con nombramientos discutibles en el gabinete y en el poder judicial con menos temor a las rebeliones.

Se sabe que el presidente pasó la noche de ayer concentrándose en los resultados relativos al Senado, y que fueron esos resultados los que le permitieron regocijarse con lo que calificó de “tremendo triunfo”. En las primeras horas del miércoles tuiteó diciendo que había recibido una enorme cantidad de llamados de felicitaciones.

La esperanza de la llamada “ola azul” no se materializó.

 

 

 

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