Las perspectivas en EE.UU. son moderadamente buenas, según una cantidad de especialistas en aspectos financieros, bursátiles y comerciales que actúan en Wharton y sus filiales. No obstante, a algunos los desvelan temas como el desinfle de la burbuja inmobiliaria –que hace un año no preocupaba a casi nadie-, el dólar débil y el eventual sesgo proteccionistas del próximo congreso.
También ronda, claro, el espectro de reveses económicos en China, lo cual subraya algo que pocos notan: la creciente dependencia de la economía norteamericana respecto de Asia oriental y meridional. No ya sólo de los países petroleros o la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común).
En otro plano, la inclinación a una izquierda populista o moderadas en Latinoamérica parece converger con la creciente influencia económica de Venezuela, China, Rusia e India o de gigantes como Gazprom y Tata.
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En EE.UU. “se prevé menor crecimiento del producto bruto interno”, presume Jeremy Siegel (Wharton). Este indicador subía a razón de 5,6% en el primer trimestre, pero cedió a 2,6% en el segundo, 2,2% en el tercero y, probablemente, lo mismo en el cuarto. “Espero –apunta el analista- 10% de expansión en los indicadores bursátiles. Los tipos de interés se mantendrán estables y el Sistema de Reserva Federal quizá no rebaje tasas cortas hasta la segunda mitad de 2007. El dólar continuará vulnerable, pero sin llegar a cracs”.
Vistas las cosas desde los mercados de riesgo, el mayor estímulo bursátil reside, obvio, en las tasas bajas. Por otra parte, “los mercados en desarrollo marchan bien y la Eurozona muestra un crecimiento razonable, parecido al norteamericano.
Existen factores que pueden empañar un cuadro tan rosado, pero “ninguno es demasiado serio”, sostiene Siegel. Con la oposición controlando la cámara baja (el senado se convirtió en una incógnita, tras el ataque sufrido por el demócrata Timothy Johnson), habrá serias posibilidades de gravámenes aduaneros. No debe olvidarse que, en el senado, hay una mayoría bipartidaria de tendencia proteccionista. Empero, creen los optimistas, el cuadro no es muy severo y, hoy, ni siquiera un aumento de salarios mínimos comprometería el crecimiento general (Detroit no piensa lo mismo).
Por supuesto, observa otro experto -Richard Marston-, “los demócratas no ampliarán la vigencia de los paquete de recortes tributarios a sectores de altos ingresos. Pero eso será problema recién cuando empiecen a vencer, o sea en 2010”. A menos que nuevas e imprudentes decisiones en Irak eleven los gastos militares a tal extremo que obliguen a derogar esas rebajas antes de tiempo.
“La mayor parte de los analistas –indica- ubica en alrededor de 30% los riesgos de recesión. La cifra es alta, aunque no alarmante. Verbigracia, el alza de hidrocarburos hasta mediado de julio demostró que ese sector, solo, no puede afectar la economía como solía hacerlo. Desde entonces, los valores han bajado, aunque en diciembre hayan vuelto a pasar los US$ 60/62 el barril.
Marston se desvela mucho más por el desinfle de la burbuja inmobiliaria, pues estima que puede afectar el gasto de los consumidores y crearle serios problemas a la economía real. “Esta vez, el declive será más prolongado de cuanto muchos imaginan. Tras la caída de bienes raíces en 1989/90 (que castigó también a Japón), recién a mediados de la década aparecieron señales de recuperación (los japoneses debieron esperar hasta 2005)”.
En la presente situación, el sector corre riesgos peculiares, debido al abuso de créditos hipotecarios ajustables por tasas y de préstamos bajo la prima. Muchos créditos a tasa variable empiezan ahora a ajustarse por tipos más altos, que elevan las mensualidades. “Nuestro mercado financiero es muy eficaz en hacer que las familias se hundan en un agujero”, ironiza.
Como se sabe, “las recesiones surgen tras una amplia sobrepreciación de activos”, nota Marston. “La de 2001, por ejemplo, sucedió a la burbuja accionaria puntocom posterior a 1997. En los últimos años, esa sobrepreciación se dio en la vivienda. Por el contrario, la inflación hoy no parece una amenaza y el SRF debiera rebajar tasas cortas a inicios del año entrante, ayudando a neutralizar daños en el sector inmobiliario.
En una de ésas, el gran problema de 2007 resulta ser China, su economía y sus políticas. Dirigentes, parlamentarios y funcionarios quieren que el yüan se reprecie ante la canasta dólar-euro-yen. Eso encarecería las exportaciones y permitiría a otro países competir con los bajos costos industriales chinos. Pero Beijing ha resistido umentos amplios o abruptos de su moneda.
Las perspectivas en EE.UU. son moderadamente buenas, según una cantidad de especialistas en aspectos financieros, bursátiles y comerciales que actúan en Wharton y sus filiales. No obstante, a algunos los desvelan temas como el desinfle de la burbuja inmobiliaria –que hace un año no preocupaba a casi nadie-, el dólar débil y el eventual sesgo proteccionistas del próximo congreso.
También ronda, claro, el espectro de reveses económicos en China, lo cual subraya algo que pocos notan: la creciente dependencia de la economía norteamericana respecto de Asia oriental y meridional. No ya sólo de los países petroleros o la Eurozona (los doce adherentes a la moneda común).
En otro plano, la inclinación a una izquierda populista o moderadas en Latinoamérica parece converger con la creciente influencia económica de Venezuela, China, Rusia e India o de gigantes como Gazprom y Tata.
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En EE.UU. “se prevé menor crecimiento del producto bruto interno”, presume Jeremy Siegel (Wharton). Este indicador subía a razón de 5,6% en el primer trimestre, pero cedió a 2,6% en el segundo, 2,2% en el tercero y, probablemente, lo mismo en el cuarto. “Espero –apunta el analista- 10% de expansión en los indicadores bursátiles. Los tipos de interés se mantendrán estables y el Sistema de Reserva Federal quizá no rebaje tasas cortas hasta la segunda mitad de 2007. El dólar continuará vulnerable, pero sin llegar a cracs”.
Vistas las cosas desde los mercados de riesgo, el mayor estímulo bursátil reside, obvio, en las tasas bajas. Por otra parte, “los mercados en desarrollo marchan bien y la Eurozona muestra un crecimiento razonable, parecido al norteamericano.
Existen factores que pueden empañar un cuadro tan rosado, pero “ninguno es demasiado serio”, sostiene Siegel. Con la oposición controlando la cámara baja (el senado se convirtió en una incógnita, tras el ataque sufrido por el demócrata Timothy Johnson), habrá serias posibilidades de gravámenes aduaneros. No debe olvidarse que, en el senado, hay una mayoría bipartidaria de tendencia proteccionista. Empero, creen los optimistas, el cuadro no es muy severo y, hoy, ni siquiera un aumento de salarios mínimos comprometería el crecimiento general (Detroit no piensa lo mismo).
Por supuesto, observa otro experto -Richard Marston-, “los demócratas no ampliarán la vigencia de los paquete de recortes tributarios a sectores de altos ingresos. Pero eso será problema recién cuando empiecen a vencer, o sea en 2010”. A menos que nuevas e imprudentes decisiones en Irak eleven los gastos militares a tal extremo que obliguen a derogar esas rebajas antes de tiempo.
“La mayor parte de los analistas –indica- ubica en alrededor de 30% los riesgos de recesión. La cifra es alta, aunque no alarmante. Verbigracia, el alza de hidrocarburos hasta mediado de julio demostró que ese sector, solo, no puede afectar la economía como solía hacerlo. Desde entonces, los valores han bajado, aunque en diciembre hayan vuelto a pasar los US$ 60/62 el barril.
Marston se desvela mucho más por el desinfle de la burbuja inmobiliaria, pues estima que puede afectar el gasto de los consumidores y crearle serios problemas a la economía real. “Esta vez, el declive será más prolongado de cuanto muchos imaginan. Tras la caída de bienes raíces en 1989/90 (que castigó también a Japón), recién a mediados de la década aparecieron señales de recuperación (los japoneses debieron esperar hasta 2005)”.
En la presente situación, el sector corre riesgos peculiares, debido al abuso de créditos hipotecarios ajustables por tasas y de préstamos bajo la prima. Muchos créditos a tasa variable empiezan ahora a ajustarse por tipos más altos, que elevan las mensualidades. “Nuestro mercado financiero es muy eficaz en hacer que las familias se hundan en un agujero”, ironiza.
Como se sabe, “las recesiones surgen tras una amplia sobrepreciación de activos”, nota Marston. “La de 2001, por ejemplo, sucedió a la burbuja accionaria puntocom posterior a 1997. En los últimos años, esa sobrepreciación se dio en la vivienda. Por el contrario, la inflación hoy no parece una amenaza y el SRF debiera rebajar tasas cortas a inicios del año entrante, ayudando a neutralizar daños en el sector inmobiliario.
En una de ésas, el gran problema de 2007 resulta ser China, su economía y sus políticas. Dirigentes, parlamentarios y funcionarios quieren que el yüan se reprecie ante la canasta dólar-euro-yen. Eso encarecería las exportaciones y permitiría a otro países competir con los bajos costos industriales chinos. Pero Beijing ha resistido umentos amplios o abruptos de su moneda.