Estados Unidos dividido por la posguerra

En el Gobierno están los que aseguran que el país debe decidir en forma unilateral la administración interina de Irak y los que creen que esa medida debe respetar el consenso internacional.

11 abril, 2003

De el lado de los duros se encuentran el secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, y el vicepresidente Dick Cheney, quienes defienden que los militares se encarguen de la primera parte de la reconstrucción de Irak.
Del otro lado están los “blandos”, integrados por el secretario de Estado, Colin Powell, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Rumsfeld no pierde oportunidad para dejar en claro que él es el ministro que tiene que decidir el tema. “Fue el departamento de Defensa en Alemania el que realizó todo el proceso, lo mismo ocurrió con el departamento de Defensa en Japón”, aseguró este jueves haciendo clara referencia al rol que deberá ocupar Collin Powell.

Los “duros” proponen al exiliado Ahmed Chalabi, presidente del Congreso Nacional Iraquí (CNI), como el encargado de hacerse cargo de la administración transitoria. Según ellos este “demócrata responsable” es el elegido. Sin embargo, en la vereda de enfrente se dice que es un charlatán que abandonó Irak en 1958 y que nadie lo conoce.

Otra punto de divergencia es el deseo del Pentágono de que los militares entreguen la conducción a los iraquíes en un plazo no superior a los seis meses. En contraposición, Collin Powell asegura que eso es muy poco tiempo para establecer una democracia donde ésta nunca ha existido.

Además, señalan que apurar la celebración de elecciones podría dar la victoria a un religioso extremista que EEUU tendría que rechazar en un acto que no sería muy democrático.

Lo único que la administración norteamericana tiene en claro respecto de la posguerra es que se encuentra dividida. Y que las consecuencias de esta división pueden llegar a costarle el cargo a más de un ministro.

De el lado de los duros se encuentran el secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, y el vicepresidente Dick Cheney, quienes defienden que los militares se encarguen de la primera parte de la reconstrucción de Irak.
Del otro lado están los “blandos”, integrados por el secretario de Estado, Colin Powell, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Rumsfeld no pierde oportunidad para dejar en claro que él es el ministro que tiene que decidir el tema. “Fue el departamento de Defensa en Alemania el que realizó todo el proceso, lo mismo ocurrió con el departamento de Defensa en Japón”, aseguró este jueves haciendo clara referencia al rol que deberá ocupar Collin Powell.

Los “duros” proponen al exiliado Ahmed Chalabi, presidente del Congreso Nacional Iraquí (CNI), como el encargado de hacerse cargo de la administración transitoria. Según ellos este “demócrata responsable” es el elegido. Sin embargo, en la vereda de enfrente se dice que es un charlatán que abandonó Irak en 1958 y que nadie lo conoce.

Otra punto de divergencia es el deseo del Pentágono de que los militares entreguen la conducción a los iraquíes en un plazo no superior a los seis meses. En contraposición, Collin Powell asegura que eso es muy poco tiempo para establecer una democracia donde ésta nunca ha existido.

Además, señalan que apurar la celebración de elecciones podría dar la victoria a un religioso extremista que EEUU tendría que rechazar en un acto que no sería muy democrático.

Lo único que la administración norteamericana tiene en claro respecto de la posguerra es que se encuentra dividida. Y que las consecuencias de esta división pueden llegar a costarle el cargo a más de un ministro.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades