Escocia: un nuevo intento para separarse de Inglaterra

“Estamos hartos de Antony Blair y su absurdo proyecto nuclear en nuestro país”, afirma Alexander Salmond. La restitución de algunas facultades a Escocia y Gales, en 1999, ya no le parece suficiente y cuestiona la propia unión de 1707.

1 mayo, 2007

Resulta irónico que el separatismo escoto reflorezca justo al cumplirse trescientos años de la fusión entre Londres y Edimburgo. Por entonces, los ingleses ya se habían fagocitado a Gales e Irlanda, sin que los escoceses moviesen un dedo mientras masacraban celtas. Según Salmond y su partido nacional escocés, ha sonado la hora de recobrar la soberanía plena, aunque manteniendo a Isabel II (I en el norte) como reina.

La disparidad entre una población de 53 millones y una de siete no arredra a los separatistas, cuya presencia crece en el parlamento local. El desprestigio de Blair (escocés) y las encuestas desfavorables a su delfín, Gordon Brown (otro escocés) explican que las proyecciones den al PNE tenga 38% de bancas contra 30% de los laboristas, quince de los socialdemócratas y doce de los conservadores.

Aunque parezca mentira, mantener el mismo soberano no será difícil, pues ha ocurrido varias veces en el II milenio, por lo común en beneficio inglés. Ya en el siglo XIV, Irlanda estaba bajo control de Londres y, en 1536, la corona de Gales quedó para el heredero del trono inglés.

Desde 1603 y ya sin interrupción, Inglaterra y Escocia tuvieron el mismo soberano, aunque dos parlamentos separados, dos monedas y dos bancos centrales. En 1707, se produce la unión total (bajo una dinastía cuyos primeros dos reyes hablaban alemán del norte, no inglés). Recién en 1801 se establece el reino unido de Gran Bretaña e Irlanda. La pérdida del sur (1922) limitó el nombre a “Gran Bretaña e Irlanda del norte”. Una curiosidad: si el PNE logra la separación, tendrá que reinventar el banco central, pues el “Royal Bank of Scotland” hace mucho que no es real ni emite moneda.La disparidad entre una población de 53 millones y una de siete no arredra a los separatistas, cuya presencia crece en el parlamento local. El desprestigio de Blair (escocés) y las encuestas desfavorables a su delfín, Gordon Brown (otro escocés) explican que las proyecciones den al PNE tenga 38% de bancas contra 30% de los laboristas, quince de los socialdemócratas y doce de los conservadores.

Aunque parezca mentira, mantener el mismo soberano no será difícil, pues ha ocurrido varias veces en el II milenio, por lo común en beneficio inglés. Ya en el siglo XIV, Irlanda estaba bajo control de Londres y, en 1536, la corona de Gales quedó para el heredero del trono inglés.

Desde 1603 y ya sin interrupción, Inglaterra y Escocia tuvieron el mismo soberano, aunque dos parlamentos separados, dos monedas y dos bancos centrales. En 1707, se produce la unión total (bajo una dinastía cuyos primeros dos reyes hablaban alemán del norte, no inglés). Recién en 1801 se establece el reino unido de Gran Bretaña e Irlanda. La pérdida del sur (1922) limitó el nombre a “Gran Bretaña e Irlanda del norte”. Una curiosidad: si el PNE logra la separación, tendrá que reinventar el banco central, pues el “Royal Bank of Scotland” hace mucho que no es real ni emite moneda.

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